Amanecer 2 Bella 2012



Insisto... ODIO, pero odio mucha música en español, y más si se trata de Rock, pero ÉSTA.... esta BANDOTA... es MI SEGUNDA EXCEPCIÓN.

No ma... que rolota !

O, ¿Será que pega fuerte en los sentimientos?

¿En la nostalgia?

¿En la melancolía?... ¿Tristeza?

¿Cuánto valor tiene una lágrima?

Buena rola, composición, música, arreglos y la voz... me encanta.

Saludos, y ¡que role el video!

Accept - Kill the Pain



A great ballad....
Enjoy it

Sadness

http://youtu.be/zuh3WyfVL2M


Sometimes you enjoy being sad.
This composer is just superb!
Albinoni, rules your emotions.

"Loving writings.
Missing your writings.
Missing you.
Loving you."

(Just an example for this awesome musical composition)

El Escritor y Su Musa.



Si Platón viviera en la actualidad, cambiaría sus definiciones.
Carlos Zaldívar

Seis de la mañana y el despertador no había sonado. A Mauricio se le había olvidado ponerlo la noche anterior. Trabajaba como capturista en una oficina de gobierno, de esas en las que antes de atenderte, primero desayunaba su tamal, el atole y leía “el financiero”.
A las ocho de la mañana debía estar ya sentado en su lugar, capturando las fichas de pago de los contribuyentes, pero eso sí, llegaba unos quince minutos antes para ver su perfil en la “red social”, y a veces era mucho tiempo; apenas tenía 11 amistades y no tenía mucho que leer.
Otras veces se tardaba, porque a Mau, le encantaba escribir, aunque fueran puras “pendejadas”… pero le fascinaba, e igualmente, casi no lo leían.

Empezaba el invierno, y el sol se iba a dormir más temprano. El nacimiento de la noche comenzaba.
Vivía solo por el sur de la ciudad y su trabajo quedaba al otro extremo de la misma. Invertía el tiempo en el transporte para leer, leer y releer a los clásicos.
Sabía que al llegar a su rutina, guardaría los libros, ingresaba a su red social, leía incoherencias, se embutía su desayuno y a las ocho de la mañana estaba atendiendo a los contribuyentes.

La tecnología alcanzó a Mau y finalmente, con su primer aguinaldo, logró comprarse un teléfono móvil con acceso a la Internet, y más feliz… porque tenía acceso a su red social.
Parte de la rutina era leer, escribir, leer y escribir y leer…

Pasaba el tiempo como si la rutina fuera parte de su reloj. Tic – tac y todo seguía igual.
Y llegaba la primavera y nada cambiaba la rutina de Mau, exceptuando las decenas de post que escribía en su perfil de la red social y que apenas a una o a dos personas “les gustaba”. Ni más, ni menos.
Cierto día, por la mañana al encender la computadora, leyó el mensaje “hola”.
Curioso, porque todo el día se la pasó pensando en ese saludo, porque el remitente era “anónimo”, o por lo menos eso era lo que leía.
¿Se podrá dar de alta alguien como “anónimo”?
Al día siguiente, animado y con un sentimiento de asombro, llegó mucho antes al trabajo, el reloj apenas marcaría las siete con treinta minutos.
Encendió la computadora.
Segundos más tarde leía: “Me gustó tu comentario. Anónimo”.
- ¡Caray! – expresó. ¿Y si no fuera anónimo y fuera anónima? Así que ¡presto! Y a escribir más. Esta ocasión plasmó sus ideas de una manera interrogativa: ¿Quién eres? ¿En dónde estás? ¿Cómo sabes de mí?
Al final del día, apagó la computadora, y no hubo respuesta.
Esta sensación de querer saber quién es anónimo o anónima lo estaba desequilibrando mentalmente, pero al mismo tiempo sentía ganas de escribir más.

El siguiente mensaje fue a los dos días, con una pequeña historia de anónimo, sobre Mau. El fondo de la misma era sobre la búsqueda de algo perdido, en una jungla y la metáfora era sobre el amor ¿platónico de Mau.
¿Había sido coincidencia? ¿Cómo carajos sabría anónimo del amor platónico de él?
Fue como una puñalada directa al alma.
Pasó una semana. El buen Mau seguía metido en su rutina, bueno, iniciándola media hora antes de lo normal, para escribir y volver a escribir.
El destinatario ahora era ese perfil bajo el nombre de anónimo.
Seguía estupefacto, pero, ¿Acaso no sería una casualidad? Y seguramente, lo estaba tomando como una causalidad. ¡Era imposible saberlo!
Durante más de una semana seguía pensando, y el meollo de la situación es que quedó enganchado con ese perfil en la Internet. Pensaba exactamente como en su época en la secundaria.

En aquella época, si hoy lo era, antes era mucho más tímido e introvertido; de hecho cuando su mejor amigo supo que tenía un amor platónico en ese grado… fue hasta la universidad.
Fue reservado con todos, tanto que difícilmente mostraba sus emociones. Es más, de hecho en esa etapa académica en que “todos los alumnos son ñoños”, no había tecnología como en la actualidad; caso contrario, se le hubiera quitado lo tímido.
Todas las mañanas llegaba temprano al salón de clases, no para tomarlas, sino para ver llegar a su personaje favorito, a su dama amada y a su musa para estudiar.
Así la consideraba. No había tareas o exámenes en que inconscientemente se viera inmiscuida en la vida de Mau, y que fuera su inspiración durante dos años y obtuviera excelentes calificaciones.
De hecho, ese amor platónico no estaba en la lista de su grupo, era un poco menor que él, pero la había visto muy seguido, y es que a raíz de ese sentimiento propio y oculto supo que la casa de ella era aledaña a la suya.
Todas las mañanas después de levantarse se asomaba por la ventana, y a unas pocas cuadras, muy a lo lejos se podía observar su casa, de tres niveles, con la luz de una recámara pequeña encendida. Él sabía que se estaba levantando.
Llegando a la escuela, rodeaba la entrada principal por el lado derecho para poder pasar por los salones del grado anterior al de él, y volver a verla.
Sabía que algún día tenía que saludarla o por lo menos lograr que ella lo viera.
Pero ese día no llegaba.
Por las tardes, Mauricio salía en la bicicleta a pasear, no sin antes pasar por esa casa y de regreso… la misma ruta.
Soñaba, y soñaba mucho, pero más que nada, soñaba con ser escritor y poder dedicar su vida a ese amor platónico mediante miles y miles de palabras halagadoras.
Ese día tampoco llegaba.
Era como una rutina diferente cada día, escuela, casa, escuela y muchos sueños.
Había quedado enganchado con esa niña de cabello largo, hermosa o no, pero para él SÍ, delgada y un rostro de tanta ternura que hasta se imaginaba tocándola con exagerado cuidado.
Pantalón largo escolar y blusa holgada. La mirada salía de unos ojos bellísimos y profundos donde se veía la claridad del mar durante el día y el bosque caluroso y verde durante antes del anochecer. Todas esas descripciones las traía en mente cada día de esa etapa, junto a su mochila y el balón de fútbol.
Escuchaba mucho al grupo Foreigner y sus baladas románticas, de las cuales hoy rara vez las escuchaba en esos LP’s.
Todos los días de los dos últimos grados de secundaria se fueron así, y al final, logró graduarse con honores e ingresar a la preparatoria… con el mismo recuerdo.
No volvió a verla, ni en la universidad. Pero en ésta logró tomar un curso de “Análisis Literarios”, el cual abortó a los seis meses, pues de hecho las reglas y la teoría nunca se llevaron con Mau. Él quería escribir sin ton ni son, y escribirle a ella… a ese recuerdo.
Deseaba hacerlo constantemente y sin parar… siempre escribir diferente, contando viejas anécdotas y nuevos episodios de su vida, como si ella fuera su mejor amiga, su confidente.
Cada vez que la recordaba, de la misma manera, cerraba los ojos por unos cinco segundos y lentamente sentía que una lágrima resbalaba por su mejilla derecha…
Ni una palabra salía de su boca, tan sólo un suspiro.

¡Ring! Seis de la mañana en punto y el despertador levantó a Mauricio de un sueño delicioso y exquisito y maldiciendo al aparato porque un pudo ver el final. Pero se propuso escribirlo en cuanto llegara al trabajo.
Así que se apuró un poco más de lo normal y en la oficina estaba registrándose en punto de las siete horas con diez minutos.
Apresuró el paso, llegó a su computadora, la encendió y ¡Madres! Ahí estaba un “post” de “anónima”. De hecho ya había deducido que era femenino el personaje de ese perfil y por la manera de escribir.
Estaba totalmente enganchado, que no podía parar de leer y de escribir.
La rutina era diferente cada día, no porque leyera ni escribiera todos los días, pero hacerlo y leer y escribir cosas diferentes, hacía que no existiera rutina.
Mau estaba absorto en la computadora por mucho tiempo, y en la hora del almuerzo, la comida y la merienda, estaba de igual manera inmerso en el móvil.
¿Cómo pudo engancharse con alguien a quien no conoce? Raro, extraño pero esta es la historia de Mauricio.
Ha pasado mucho tiempo, y aquella experiencia nunca la olvida, porque en ocasiones seguidas sigue pensando en ella, en la misma mirada y al mismo tiempo lo plasma en lo que escribe.
¿Qué habrá sido de ella? ¿En qué lugar vive? Sólo los recuerdos son bellos y ahí, en el corazón… perdurarán.
Al anochecer se despedía de “anónima” con un simple post: “hasta mañana.”
Este tipo de “conversaciones” hacía que se enganchara más con la computadora, no era una persona real, es más… posiblemente ni ficticia; a veces pensaba que era el inconsciente y que el mismo sistema operativo de la computadora se auto programaba con algún tipo de algoritmo para interactuar con el usuario.
Mau no sabía mucho de tecnología, de lo contrario hubiera ya dejado el puesto de capturista y tendría a su cargo todo el departamento de sistemas.
Pero, si lo fuera, ¿Tendría el tiempo para estar inmerso en la computadora para leer y escribir?

Ya vivía todos los días emocionados, sentía el ímpetu ansioso para llegar a la computadora y “leerla” y al mismo tiempo el deseo de “escribirle”.
Pero, ¿A quién? ¿A la computadora?
Sólo con este hecho, siempre se figuraba una tele transportación a su época de escolapio de secundaria. Fingía en que la computadora era “ella”… esa belleza que aún conservaba en su corazón y que hoy por los hechos de la lectura y escritura seguía viva.

¡Puta Madre! ¡Qué emoción! Poder leer a alguien y escribirle, el mismo sentimiento encontrado en dos polos opuestos.

Al lunes siguiente, encendió la computadora y leyó: “Me gustaría conocerte”.
Mentalmente quedó atrapado en un hoyo negro sin fondo y perdido durante años luz, y apenas volvió a abrir los ojos y el segundero del reloj de su pared casi no se movió.
Pareció una eternidad.
- ¿Qué respondo? – pensó. Y por algunos minutos sintió que muchas miradas estaban sobre él. Sus compañeros casi no convivían entre ellos, pues estaban todos en las computadoras trabajando como ratones de biblioteca, pero “el gran salto” que dio Mau de la silla, llamó la atención de todos.
Al día siguiente, martes, encendió la computadora. Leyó “el próximo fin de semana…”
Ya casi no dormía, vivía con ese sentimiento del placer de llegar, leer y escribir.
¿Es acaso la computadora un amor platónico? Me encantaría poder conversar con el mismo Platón y escuchar su respuesta, o por lo menos… leerla en algún post.

Pasaron muchos días sin leer. Sólo escribía con ansiedad, haciendo preguntas y no obteniendo respuestas. Habían pasado más de 11 días.
Se sentía triste, aunque pensaba que el amor platónico de la computadora fuera real o no… no era importante.
Lo único valioso es que por primera vez supo que aún tenía la cualidad de poder amar y querer a alguien, aunque no la conociera o no existiera, pero ahí estaba: en su corazón.

Aún la pensaba.
Era ya su musa.

Y el lunes de la siguiente semana, llegó a la oficina.
Encendió la computadora.
Y leyó.

WET - FIRE



WET – FIRE
Presentando a sus Wet – Girls. Ah, y su EP también.
Por Carlos Zaldívar

LA BANDA.
Ya una vez dentro de la forma de vivir y religión del ROCK, muy difícilmente se puede abandonar. La única opción es seguir adelante y nunca darse por vencidos.
Hoy en día las banda de Rock tienen que librar muchas adversidades, y las dos principales son: la económica y la otra es el apoyo familiar. Afortunadamente las bandas a las que hoy les doy seguimiento y apoyo total no padecen de la segunda.

Como lo he afirmado siempre, el Rock se lleva en la sangre, es una forma de vida y hay que mostrarle siempre respeto.

Hoy, la banda Wet – Fire es una muestra más de que en este país SÍ hay calidad musical, entusiasmo y se hacen bien las cosas.
En aquella presentación del 27 de mayo del año en curso, alguien comentó que por qué cantaban en inglés, que si acaso eran malinchistas. Pues dejen les digo que todo lo contrario. Cantar en español, GENERALMENTE, te cierra muchas puertas; y en inglés la banda se globaliza, abre puertas a la internacionalización y a la comunicación entre fans de todo el mundo. Wet – Fire va tomando ese rumbo.

Una banda, liderada por Gino D Giorgio y un extraordinario line – up de músicos de alta calidad.
Con temas propios y además alternan con uno que otro cover de grandes bandas. Eso me parece perfecto, para luego degustar los propios.

Wet – Fire va deprisa y con demasiadas ganas, y tan sólo basta verlos en el escenario para dar fe de lo que escribo. ¡Bandota! Y con mucho futuro.
Este fin de semana, presentaron su primera producción oficial, su EP titulado Wet – Girls, junto con algunos souvenirs.
Una compilación de temas propios y que al escucharlos puedo afirmar que tocan un Rock muy propio, con buenas letras y que se escucha una cohesión muy fuerte entre los músicos/instrumentos.

En tan poco tiempo y ya con este EP, es de felicitarse y de merecer una aceptación del público a primera instancia.
Sé que no es fácil lo que han logrado, sacrificios económicos, familiares, de tiempo, dinero y un esfuerzo sobre humano, de afrontar diversas situaciones y muchas veces navegar contra corriente.
Pero este sábado tuvieron el placer de saborear lo cosechado, sentir el éxito y la gran satisfacción que su trabajo salió a conocer la luz del mundo.

Tienen que seguir por este camino, de la persistencia, constancia y religión de Rock.

LA TOCADA.
Así pues, la invitación para la presentación del EP llegó a tiempo y se pudo agendar la visita al Bar “Rock & Road” de la Ciudad de México.
En punto de las 09:30 llegamos al bar, y curiosamente en la entrada había tipos de guardias de seguridad del grupo “Lobo” y muy atentos y amables, como ¡para Ripley!
Un bar mal atendido, sin prever situaciones como la de ese día, y obviamente caro, sin comida, ni botana y bueno…
La música de fondo ambiental, buena, con metal ochentero y a buen nivel auditivo. Todo bien… hasta que llegó el primer grupo denominado “pato machete”. Cada quien sus gustos, pero de esto, al Rock, hay un abismo de diferencia.
Posteriormente de fondo musical, rolas que ni al caso, y no dudo que ya a altas horas de la noche y después de cualquier concierto, programen basura.

Bueno, aguantar todo esto, bien valió la pena, porque pasados los primeros minutos del domingo, se abre el telón (pantalla gigante) y aparece el line – up de WET – FIRE. ¡Puta Madre! Todos brincamos del asiento y no volvimos a la silla, aplaudimos y gozamos de esa presentación y de excelentes rolas.

¡Qué manera de dominar al escenario! Además la actitud de Gino en el micrófono invitó a todos a cohesionarnos con la banda de una manera inigualable.
Constaté que desbordaron pasión, ganas y mucha, pero mucha música de primerísimo nivel.
Músicos de alta calidad, y además para rematar, unos covers muy bien interpretados. Destaco el de Megadeth, “Symphony of Destruction” y la del encore, una rola de 1989 a cargo de Neil Young: “Keep on Rockin’ in a Free World”.

Claro que no podía faltar la única rola (hasta el momento) en español y es que aquí se merece cantar así, la ahora clásica de Wet – Fire, “Mantis Religiosa”.
No tengo el setlist completo, pero lo que vivimos esa noche de este fin de semana ahora pasará a la historia, ésta que se está escribiendo por ellos y nosotros, para que dentro de veinte años recordemos… “… ¿Recuerdan aquel lanzamiento del primer EP?...”

El atractivo visual fue sin lugar a duda las Wet – Girls, quienes prestaron su belleza e imagen para la elaboración del calendario 2012 de la banda.

¡A seguir adelante! Mis amigos de Wet – Fire. Y nos vemos en la siguiente, que por cierto estoy checando en su website que es para el 4 de noviembre, cumpleaños de un servidor y a ver que puedo agendar.

¿A quién dedico estas palabras?
Ni más ni menos que a tu señora madre, estimado Gino. Ojalá lea estas palabras y deje le dijo respetable Señora, que tiene un hijo con el corazón y la nobleza enormes.
Un gusto y placer haberla visto en esta presentación y espero que disfrute tanto como yo le evolución de WET – FIRE.

Nos vemos en la siguiente.

IMMORTAL. Mexico



IMMORTAL.
México. Octubre 7 de 2011.
Los Noruegos conquistaron a estos mexicas con un estruendoso Black… Metal.
Por Carlos Zaldívar

Sin lluvias había acontecido el clima en las últimas semanas en esta ciudad. Sin novedad alguna y todo bajo el mismo sol.
La espera había terminado, y bajo el efecto de algunos kilos de ácido acetilsalicílico, dopado… manejaba rumbo al recinto de calzada La Viga, el ya famoso e incestuoso Circo Volador. El cielo ennegrecía y algunas gotas comenzaban a caer. Al poco rato la lluvia era firme.
Pasaban las siete de la noche, y el cielo de la ciudad estaba muy oscuro y la lluvia aceleraba su caída, esto significaba que IMMORTAL (breve inclinación) había arribado a la ciudad.
Este clima fue la bienvenida para el grupo noruego de Black Metal.
Ya en el recinto nos juntamos los fieles para esperar el inicio del concierto.
Ansiosos y casi desesperados, escuchamos a los juarenses de Evil Basher tocar un metal muy pesado y posiblemente hasta aturdidor. – “Parece un muy buen grupo de Black Metal” – pensé.
Un trío con mucho poder…. Pero, apenas pasadas las nueve de la noche, se oscurece por completo el Circo Volador y la euforia en nosotros hace presencia: Abbath, Horgh y Apollyon estaban subiendo al escenario. Y en ese momento hice la comparación del grupo anterior con esta mega bandota noruega, ¡nada que ver! Los primeros se convirtieron en una micro banda y los olvidé en ipso facto.

¡Estruendoso! Desde el primer decibel emitido por este trío, la euforia jamás cesó. Abbath con su voz gutural pero sin gritar comenzó a deleitarnos con “All Shall Fall”, la primera rola de este sacro concierto.
Horgh por su parte, tranquilo y con un estilo bastante peculiar de hacer retumbar a la batería y percusiones, una personalidad muy suave de vista y devastadora al oído.
El Black Metal estaba a su máxima expresión, los Marshall estaban completamente aturdidos y explotaban en cada acorde que emitían los escandinavos.

Parecía que el Circo Voladora estaba siendo demolido por un terremoto de 12 grados en la escala de Richter… altísimos decibeles y ¡por supuesto! Para eso es el Black Metal, para escucharse hasta que los oídos sangren, las venas exploten y el alma se escape hacia el paraíso… y que, finalmente, nuestro cuerpo quede inerte y congelado ante la magna interpretación de IMMORTAL.

Llegó la segunda rola “Sons of Northern Darkness” y el slam al centro del foro no se hizo esperar, se encontraban ya todos los feligreses en pleno disturbio emocional y disfrutando de la presencia tan imponente de la banda. Y es que no es para más, IMMORTAL es una banda muy representativa de este género, además de poseer en su maquillaje una magia tan incisiva en nuestras mentes que permea todo nuestro ser, y pensamos: “Así debería pintarme todos los días”. Además como nórdicos, su simple presencia física se impone en el escenario.
Tres seres enormes de corazón y de fuerza para interpretar uno de los mejores géneros musicales que hoy en día existen.

“The Rise of the Darkness” continuó con este recital tan fino y estruendoso al mismo tiempo.
En lo personal no me agrada mucho el Black Metal donde los vocalistas se dedican a gritan sin ton ni son, y donde el baterista se dedica a matar a su instrumento. No soy fan de Mayhem ni de Marduk ni de otros por el estilo, pero IMMORTAL… es IMMORTAL y lo será por los siglos de los siglos. Éstos, NO gritan, aunque Abbath tenga la voz gutural y tampoco hacen escándalo a lo pendejo, éstos, sin lugar a dudas, son los FINOS del Black Metal… para disfrutarse y volverse a emocionar infinitamente.

“Damned in Black”, “Triumph”, e “In My Kingdom Cold” llegaron. Todos estábamos tan extasiados y desde mi lugar fue impresionante ver y disfrutar a todos los “Horns Up” alabando a los noruegos.
Como dijera algún tipo en una leyenda del viejo mundo: “Hasta no ver, no creer”. Y es que al escuchar los álbumes de esta banda, bien pudiéramos imaginar a dos o tres vocalistas o a uno sólo con una voz tan gruesa que mataría a cualquiera de un susurro; y a unos 20 músicos conectados a cien Marshall donde los batacos y percusionistas le pegaran tan fuerte que a sus instrumentos, que éstos tendrían que ser remplazados a la mitad de cada presentación… ¡Increíbles decibeles!

Es y ha sido de los mejores conciertos que hayamos disfrutado, Ricky y yo en muchísimo tiempo. Todo el poder de la banda nos cubría en el recinto como un manto sagrado originado en el país escandinavo. Fieles a la recomendación de Lord Varg Vikerness, seguíamos haciendo reverencias y alabanzas a Abbath, Horgh, Apollyon y por supuesto al creador de las letras: Demonaz.

Con “Tyrants” creció más la emoción y estaba seguro que iba a ser un extraordinario concierto, de esos de los que se escuchan hit tras hit y que al final sólo que la tristeza de que faltaron un sinnúmero de rolas. Y así fue.

Interpretaron “The Call of Wintermoon”, “Hordes of War” y “Mountains of Might”… y seguíamos alimentando a nuestros oídos de puro, total y absoluto veneno de Black Metal. Sólo sentía escurrir algún líquido y aseguraba que era sangra sagrada, que IMMORTAL ya estaba dentro de mí y sacaba los sobrantes.

Y no podía faltar “Battles in the North”, una de mis grandes favoritas y tocada una y otra vez hasta quebrar las copas que lucen… bueno, lucían en la vitrina de mi casa.
“Battles in the North” es ya un ícono del Black Metal en todo el planeta.
Terminarían con “Blashyrkh”… pero sabía que faltaba.
Así que para el encore, y con el recinto a reventar de feligreses, regresaron para aventarse “Withstand the Fall of Time”, la maravillosa “One by One” y la cereza del pastel con “The Sun no Longer Rises” (que por cierto, un dato curioso: el sol ya se va a apagar, tan sólo le queda de vida cincuenta mil millones de años, según nature.com)

Y entonces, las luces se encendieron. Muy, pero muy satisfechos y simultáneamente tristes, faltaron decenas de rolas.

Casi no escuchaba, ensordecido sólo escuchaba un zumbido interior, como comprobante de tan altísimos decibeles. ¿Habría quedado sordo de por vida? ¡Me lleva! ¿Cuánto me va a costar el dispositivo auricular para volver a oír? – todo esto pasó por mi mente en tan sólo un segundo.
También pensé y deseaba que con tan estruendoso concierto y altísimos decibeles registrados en la escala de Richter, al igual que un mega terremoto, se hubieran derrumbado la basílica y la catedral de la ciudad, pues así también lo hubiera deseado Vikerness.
Al día siguiente los periódicos no registraron el movimiento telúrico y mucho menos la pasmosa presencia del grupo de metal en la ciudad.

Mi eterna gratitud a Jean, la “Chica Concierto”, porque por ella pude presenciar a IMMORTAL.

Judas Priest. Epitaph Tour 2011


Más de 40 años de Pontificado en el Heavy “Fucking” Metal.
Por Carlos Zaldívar


Este papa no está vejete ni babea…
Nos bendijo, nos conmovió y comulgamos hasta liberar nuestra alma.


“La última y nos vamos”. ¿Cuántas veces no hemos repetido esta frase? y seguramente en todas jamás lo cumplimos. Eso es lo que espero de esta mega bandota inglesa: Que no se retiren. El EPITAPH tour tiene por objetivo ese mismo, el despedirse de sus feligreses en todo el mundo. Pero, el METAL no es una corriente música, va más allá de ser eso, ES UNA FORMA DE VIDA y se lleva en la sangre.
La historia completa y mucho más información sobre Judas Priest está en este mismo blog, sus conciertos, reseñas, historia, discografía… así que me enfocaré al legado de esta banda y el significado para nosotros.

La noticia nos sorprendió en primera instancia: Judas Priest realizaría la última gira en su carrera, pero después de digerirla lentamente, puedo asegurar que será muy difícil, pues en algún momento de la vida de cada uno de sus integrantes vuelve a las “andadas”. Casi con esta noticia, K.K. Downing comenta en conferencia de prensa que “tiene desacuerdos” con la banda y que renuncia a ella. ¡Caray! Ahora resulta que estuvo como en el matrimonio y después de más de cuarenta años juntos, resulta que NO es compatible con Judas Priest. Ésta sí fue una triste noticia. Así que la banda se dio a la tarea de buscar guitarrista y contrataron al monaguillo de Richie Faulkner.

Meses antes ya teníamos los boletos y la espera se hacía eterna. Llegó el mes de septiembre y contamos los últimos 30 días de espera recontando los mejores videos de su historia.
EPITAPH es el nombre de la gira del adiós, y llegaría a esta ciudad el último día del mes.

Y parece que fue ayer que vimos al ahora Papa del Metal, Rob Halford con su banda, tocando en el programa inglés “Old Grey Whistle Test”, las de Rocka Rolla y Dreamer Deceiver entre otras.
Hoy, Rob Halford, Ian Hill y Glenn Tipton giran alrededor de los sesenta años… ¡Como ha pasado el tiempo!
Escuchamos, vivimos y crecimos junto a Judas Priest y otras bandas de la época, y hemos gozado estos cuarenta y dos años de Pontificado con puro, total y absoluto HEAVY METAL.
Y basta repetir las palabras del Papa: “… Nu Metal, Thrash Metal, Speed…. It’s just Heavy Fucking Metal…” Amén.

Cada álbum lo hemos disfrutado al máximo, en estudio, en vivo, recopilaciones y hasta los tributos. Una banda legendaria que el planeta vio nacer en 1969 y seguirán hasta sus últimos días; porque éstos… llegarán, lamentablemente.

Por fin, la espera terminó, y el mismo viernes iniciamos la antífona de la comunión con unos buenos tragos del cáliz sagrado de la cebada; gocé de excelente compañía a lo largo de esa tarde: Jeannette, Ricky y Hugo Adriano, con quienes compartí, comparto y espero seguir compartiendo extraordinarios momentos de la vida y del Metal.

Tic… Tac… Tic… Tac… La hora de inicio de la sagrada misa del Metal estaba a punto de iniciar.

Desde nuestra llegada al Domo de Cobre, se sentía ese ambiente de los miles de feligreses que asistíamos a la adoración de esta mega bandota. Procuramos el ritual de la playera, taza y cuanta madre y media con el logo y bendición de J.P. para el recuerdo.

Dentro de centro ceremonial religioso, y como lecturas antecesoras al evangelio salieron David Coverdale y su banda: WHITESNAKE. ¡Qué bandota! Y regresan para esta gira con un súper álbum más denso y mejor elaborado que los anteriores. Su nombre: Forevermore, de donde se descuelga en número uno, homónimo.
Pero a esta banda ya le dedicaré otro espacio especial.

En punto de las 8:30 pm se oscurece el recinto de cobre, muy pocas luces de cámaras en celular y da inicio al Evangelio de Epitaph según Rob Halford.
Y se arrancan con la Intro y “Rapid Fire”… De ese momento jamás nos volvimos a sentar.
Nos paramos, alabamos y gritamos todas las canciones de la banda. Fue exageradamente emocionante. El escenario, tal cual catedral metalera nos brindó a la vista una detallada catarsis al alma.

Y para continuar este sagrado concierto llega la rola que identifica a cada integrante y ex integrante de Judas Priest: "Metal Gods”. ¡A gritar se ha dicho!
Y es cuando piensas: ¡Puta Madre! Más de 40 años… ¡CUARENTA Y DOS AÑOS!.... ¿Desde cuándo? Apenas tenía 10 años cuando ya escuchaba en algún vinil importado, el Sad Wings of Destiny, a: The Ripper.
Inolvidables recuerdos de la primaria… musical.
A “Metal Gods” le siguió “Heading Out The Highway” y la extraordinaria y verídica “Judas is Rising”. ¡Fenomenales Rolas!
Todos los feligreses no parábamos de disfrutar a esta banda. Veía a Rob Halford y es increíble la entereza física y emocional, pero principalmente su voz tan etérea y ruda al mismo tiempo.
Comenzaron “Starbreaker” y la prueba de su extraordinaria voz se plasmó con “Victim of Changes”. Increíble composición de la banda. Luego vino “Never Satisfied” para plasmar nuestro mejor sentimiento y emoción en ese momento y que después aparecería al final del concierto: Aún no estamos satisfechos… queremos más y más Metal.
Faulkner se para al frente con una guitarra acústica y entonces supimos que venía el cover a una hermosa rola de Joan Baez: “Diamonds And Rust”, pero esta vez terminaron con una tremenda vibración en las percusiones que nos obligaron a alargar los aplausos. Esta pieza es una belleza tanto musical como emocionalmente.

Momentos después, y con la luz tenue, aparece el Papa con sus sagrados hábitos. Sotana larga, encapuchado y con el báculo inicia nuestra bendición. De fondo musical está “Dawn of Creaton”... para luego estallar con “Prophecy” y entonces sí, todos al unísono: “…I am Nostradamus!”.
Fue uno de los momentos perfectos en la misa y será uno de los que más recuerde de entre muchos conciertos de Metal.
Su bendición fue bien recibida.

Luego llegaron “Night Crawler”, “Turbo Lover” y una fantástica “Beyond The Realms of Death” donde imagino a mi hermano Armando López sacando sus kleenex que prometió llevar para esta rola tan especial.

Es importante mencionar que en casi todas las rolas cambiaban las mantas alusivas al álbum en cuestión y de las más ovacionadas fue la de “British Steel”, álbum ya de culto y que no puede ni debe faltar en cualquier colección de cualquier persona que se declare melómano.

Vinieron “The Sentinel”, “Blood Red Skies” y un hit más que nos prendió: “The Green Manalishi”. Composición del gran Peter Green y grabada por Fleetwood Mac a inicio de los setenta.
¡Uf! Y las rolas que faltan…

Y para demostrar el poderío de la banda en el escenario llegaron “Breaking the Law” y “Painkiller”. Portentosas rolas de sublimes álbumes. Ese de Painkiller ya es un ícono del Metal, donde demuestran poder tanto en voces, cuerdas y percusiones… denso, fuerte y con letras excelentes.
Luego Travis se avienta un solo de batería para luego dar inicio a la fastuosa “The Hellion”.

De fondo aparece una manta con un ojo al centro, e iluminándose… llega “Electric Eye”. Y a seguir gritando, cantando y ovacionando a Rob.
Remataron con “Hell Bent For Leather” y terminaron con “You’ve Got Another Thing Coming”… Pero sabíamos que faltaba.

Además faltaban algunos minutos para la medianoche. ¿Cuál seguiría?
¿Regresarían para otro encore? Por supuesto que SÍ. Y entonces se despidieron con “Living After Midnight”.

Otro de los más bellos momentos es cuando se escucha la potente máquina de esa Harley y ansiosos esperamos la presencia del Papa… segundos después, aparece lentamente avanzando en esas 2 ruedas, demostrando su carisma y canon de sacerdote. Y la bandera de México cubriendo a la moto fue un momento espectacular.
En esta bandera, Rob salió anteriormente envuelto en ella, y bastó ese momento para que todos los fans asistentes hiciéramos vibrar al Domo de Cobre.

AMÉN.

JUDAS PRIEST Line Up:
Rob “The Pope” Halford: Vocales.
Glen Tipton: Guitarra.
Richie Faulkner: Guitarra.
Ian Hill: Bajo.
Scott Travis: Batería.
Todos Nosotros: Feligreses.

Dedicado a mi hijo y compañero sagrado del Metal: Ricky.

SLAYER. México Junio 2011



EL MEJOR MARTES DE MI VIDA, GRACIAS A SLAYER
Jesús García Favila

Slayer, banda californiana que sacó a la venta su primer disco Show no mercy en 1983, se presentó anoche en el Palacio de los Deportes. Como la mayoría de las bandas de su tiempo, grabó su primer disco con bajo presupuesto. Sin embargo, después de casi 30 años siguen tocando en vivo para el público metalero y ayer en la noche fué el turno de la Ciudad de México.

Puntuales a la cita, comenzaron los primeros guitarrazos con World Painted Blood, Hate Worldwide y War Ensemble. Tom Araya, bajista y vocalista de origen chileno agradecía al público, por su parte Dave Lombardo, baterista, uno de los más reconocidos en el género y Kerry King, guitarrista se alistaban para seguir tocando canciones clásicas como Dittohead, Dead Skin Mask, The Antichrist y Americon.

Mandatory Suicide y Seasons in the Abyss, canciones que vieron la luz al final de los ochenta y principios de los noventa, fueron de las más aplaudidas. Después de no presentarse en México desde 2007 y aún con la ausencia de Jeff Hanneman, principal compositor y guitarrista original, pero perfectamente sustituido por Gary Holt de Exodus, el público presente entre empujones, gritos, slam y aplausos, disfrutó de uno de los conciertos más pesados ofrecidos en esta ciudad.
Para finalizar tocaron South of Heaven, Raining Blood, Black Magic, Angel of Death, temas tanto representativos de Slayer por su lírica y ritmos, como para el género del Thrash Metal. El slam estaba a todo lo que da, la banda gritaba y aplaudía con todas sus fuerzas, estuve en el mosh pit más grande que he visto y amanecí con grandes dolores en cuerpo y cuello.
Ha sido el mejor martes de mi vida.
Slayer lo vale.

Anima Tempo, Junio 2011



México – Finlandia – México… Directo y sin escalas.
Mönster Bar. Junio 11, 2011
Por Carlos Zaldívar

Eran los primeros días escolares del año 2004 cuando mi entonces alumno, Carlos Carbajal, llegó a ser uno de mis estudiantes, brillante, por cierto. Ni tarde ni perezoso, me di cuenta su afición por la música y su pasión por ser baterista.
Pasaron pocos años cuando finalmente me invitó a admirarlo (¡Y vaya que lo hice con gran gusto!) tocar la batería con la banda “Caustica-X”.
Esta presentación se dio en el bar de nombre “Heavy Metal Sports Bar” por la avenida de los Insurgentes, en el D.F. No sé si aún siga ese bar, pero fue muy emotiva y espectacular la tocada en tan pequeño antro metalero. Se aventaron unos 4 ó 5 covers de Metal Progresivo y creo… que 2 composiciones propias. El nombre de ¡Caustica-X! ya había quedado almacenado en mi alma.
Sin más palabras, al terminar, me acerqué a la batería y le dije a Carlos al oído: “Mi estimado, estás muy, pero muy cabrón en la bataca”. Eso sí es tocar la batería y no intentos de…

Les fui siguiendo la pista, hasta conocer al vocalista, Gian Granados, bueno, sólo de nombre y posteriormente lo saludé afuera de otro antro, en su siguiente presentación.
En esta ocasión nos saludamos, pero no le dimos mucha importancia. “Caustica-X” se presentaba en el Chocolat - Bar, de Polanco, junto con otras 9 bandas.
¡Puta Madre! – exclamé.
¡Cómo han mejorado!, además Carlos se veía más reflexivo tras la bataca y su pasión se rebosaba golpe tras golpe con cada baqueta…
Los demás integrantes desbordaron de igual manera la misma pasión. Lo que me pudo fascinar es que las letras reflejaban ese nivel cultural – intelectual del que ya tanto he hablado, y no frases muy superfluas. Reflejaban pasión, poder por la música y gran corazón por compartir lo que tocaban.
¡Qué Bandota! - Y cantando en inglés, van a llegar muy lejos.

A la banda le llegaron cambios en la alineación, de hecho Carlos llegó en uno de esos, que al final de cuentas es una evolución de la banda, claro, para mejorar.
Posteriormente llega un cambio importante, el nombre de la banda se redefine y queda como “ANIMA TEMPO” (breve inclinación, mis queridos dos lectores) y… ¡A despegar!
Antonio Guerrero es quien ahora se encuentra a cargo de la batería y también con muy buen nivel de energía sobre los tambores, platillos y bombo.

Para octubre y noviembre de 2010, Anima Tempo cumplió uno de sus objetivos (¡y los que faltan!): Ganaron “Rockeando en Finlandia” y se fueron a ese país a una pequeña gira. Exacto, ese mismo país, cuna de innumerables bandas de primerísimo nivel y de donde ya muchas de ellas nos han venido a visitar, hospedándose en el Circo Volador para presentar sus composiciones y maravillas musicales. Pero, ahora le tocó a México: Anima Tempo fue de visita y a demostrar que SÍ tenemos bandas que pueden competir con muchas bandas escandinavas, a demostrar que no todo aquí es ruido populachero y música “apta” para “idiotas” y placebos sociales.
En México también tenemos bandas de primer nivel, además de Anima Tempo tenemos a The Arkitecht, War Kabinett, Carphatya, Glass Mind, Wrecker y The Legion of Hetheria entre otras tantas.
Anima Tempo ha tenido el placer de abrir aquí en México para Dragonforce, además de haber ganado su participación, junto con The Arkitecht, para estar en el Wild Metal Fest, en Cancún, México; y tocar en el mismo escenario donde también participaron Rottenness, Divinitus, Dead Trooper, Enslaved, Marduk, Tristania, D.R.I. Keep of Kalessin, Maligno, Blood Red Throne y Sepultura entre otros.

Pues bien, esos mismos tipazos de Anima Tempo, que fueron, regresaron y volverán a ir… se presentaron ahora en Tlalnepantla en el ya muy afamado Mönster Bar de Viveros del Valle.
Presentaron composiciones que vendrán en su próximo álbum “Caged in Memories” con el setlist:
Inner Demons
Victims of the Aftermath
Silent Angel
Confessions (en lo personal una de mis favoritas)
Behind the Gates of a New Come (instrumental pkm)
Faith of Collapsed
Mi fiel acompañante, Ricky, y yo… quedamos inmersos desde el primer decibel de Inner Demons; como anonadados (por no escribir “apendejados”) con tan sublimes voces guturales de Thomas y el juego de cuerdas de los sensacionales Gian y Dante.
Haber disfrutado esa gran “cena musical” con lo mejor del Metal Progresivo Nacional fue como degustación de los mejores vinos, envejecidos y de los más finos. Esta misma finura que se nota al escuchar cada acorde musical, la armonía y el poder de los integrantes de la banda; el de disfrutar como se apasionan por lo que les gusta y gozan tanto como nosotros de tan equivalente calidad auditiva.
¡Queremos Más! – fue lo que gritamos antes de Faith of Collapsed, y así fue. Una más y salimos de ahí, satisfechos y al mismo tiempo con ese sentimiento de vacío espiritual como cuando le falta la cereza al pastel, y no es para menos: Anima Tempo son de esas bandas que quisiéramos que tocaran horas y horas durante una noche larga y oscura sin parar…
Sólo puro, total y absoluto Metal Progresivo para nuestros oídos.

En este momento no me atrevo a calificar a la banda en tan afamada escala del uno al diez. De hecho ellos saben que no llegan al diez, pero estamos seguros todos, que llegarán.
Su alineación es:
Gian Granados- Voz y guitarra
Dante Granados- Guitarra Líder
Thomas Peñaloza- Teclado y voz
Pedro Vera- Bajo
Antonio Guerrero- Batería
No les perderé la pista a mis ahora hermanos/amigos de A.T.
Por cierto aquella vez del Chocolat – Bar conocí a Glass Mind con muy buen material musical y este sábado reciente 11 de junio compartieron escenario con Anima Tempo.
Carphatya fue la banda abridora, también de excelente nivel, pero de estas dos bandas, ya hablaré en otra ocasión.

Con una pequeña y humilde dedicatoria a mi amigo Carlos Carbajal: Suerte en Weakness Wkss, que tu señor padre estaría profundamente orgulloso de ti.

Con gran admiración a Gian.


Anima Tempo, ¡STAY PROG!

ACCEPT en México



De Beethoven a Accept, la historia imposible de creer
Accept: Blood of the Nations Tour 2011.
Circo Volador, 8 de Mayo, Ciudad de México.
Por Alejandro Corral


“So out of a funny little idea we created somewhat of a monster”
Wolf Hoffmann, guitarrista y co-fundador de Accept
Hablando de la canción “Fast as a Shark”


Andy Sneap es el nombre del talentoso personaje detrás de la producción, mezcla y edición del último disco de estudio firmado por la banda teutona Accept. Además de su actividades detrás de decenas de bandas como consolidador final de sonidos (entre las que destacan Kreator, Megadeth, Exodus, Arch Enemy o Cradle of Filth), Andy es fan del metal desde su niñez en Inglaterra y guitarrista de una banda de thrash metal llamada Sabbat, en honor de ya saben quien. Cuenta el susodicho que en sus años de puberto, estaba obligado a presentar un examen final de química y en vez de presentarse a tan obligada tarea, prefirió escabullirse a una tienda discos que anunciaba para ese día la venta del vinilo “Restless & Wild” de Accept; con tan buena suerte que en el camino se encuentra a su padre y éste, en vez de soltarle un sermón moralista, prefirió llevar a su retoño a la tienda y comprarle tan ansiado material. Desde ese día (y tal vez mucho antes) la música sería más importante que la química, física y matemáticas juntas. Dos décadas después el azar, ese maldito entrometido, lo llevó a conocer a Peter Baltes y Wolf Hoffmann (líderes de la agrupación); le pidieron producir su nuevo trabajo, del cual traían algunas grabaciones y demos. Sin pensarlo aceptó, pero recomendó a los interpelados escuchar los discos de la banda de principio a fin, realmente escucharlos, con esa devoción propia de los adolescentes en épocas de escuela. Hoffman refiere ese episodio como fundamental para la concepción del nuevo trabajo. Andy conocía de memoria, corazón y alma las canciones de la agrupación y sabía por donde irse. El resultado es a todas luces extraordinario, pero regresemos a 1976.

Ese año marca la profesionalización del grupo en la pequeña ciudad de Solingen, al oeste de Alemania, aunque su gestación haya sido desde 1968 bajo la batuta del vocalista Udo Dirkschneider. Con Baltes en el bajo, Hoffmann en la guitarra principal y el tremendo Stefan Kaufmann en la batería (además de un segundo guitarrista), se completaba la alineación que en 1979 lanza al mercado una ópera prima homónima que no tiene mucho de rescatable, tal vez la portada que ha sido la mejor en su carrera, porque si de algo han adolecido estos arios es de un buen diseñador gráfico para sus materiales. Ya en 1980, por otro suceso harto afortunado del destino, conocen a Alex Young, hermano mayor de la dinastía Young, mejor conocida por ser la columna vertebral del grupo AC/DC. Ese Alex es responsable de regalarles su primer éxito, “I’m a Rebel”, que utilizaron para nombrar también el álbum. Además conocieron al productor germano Dirk Steffens, músico de conservatorio, quien tocaba el piano y la guitarra, y quien también les presentó a Ludwig Van Beethoven, del cual tomarían muy buenas ideas. Este disco no es tampoco algo fuera de lo normal, es más, salvo el tema principal muy poco tiene de rescatable, pero sentó las bases del sonido característico de la banda; la voz de Udo ya comienza a tener una proximidad con Bon Scott, gracias a Alex Young. Cuando salió al mercado “Breaker” (1981) hablamos, ahora si, de los grandes trabajos, de la época dorada, de la consolidación. Este álbum tiene la enorme peculiaridad de ser mezclado por el talentosísimo Michael Wagener, en cuyo currículum vítae encontramos mezclas y/o producciones como “Master of Puppets” de Metallica o “No More Tears” de Ozzy. Además tuvieron la enorme fortuna de salir de gira de promoción como teloneros de Judas Priest y de los maestros de las guitarras dobles del Heavy Metal, aprendieron como nadie el oficio. “Restless & Wild” (1982) documenta el nivel de perfección que alcanzaban los alemanes en esto del Heavy Metal, aunque sin lograr el éxito comercial despiadado, tal vez para bien de la banda, porque si lograron un enorme respeto dentro del mundo del rock pesado. “Balls to the Wall” (1983), repitiendo la fórmula Wagener/Steffens en la producción, alcanza el punto más alto en el ‘mainstream’ y es en este disco donde puede entenderse la esencia de la banda: guitarras pulidísimas, batería impecable y potente, un bajo por demás grandioso, coros hechos por los propios músicos (un sello característico) y la siempre sorprendente voz de UDO que nos hace pensar en un gigante alemán de dos metros, cuando en realidad es un chaparrito regordete. La gran racha se cierra con “Metal Heart” (1985), un disco muy peculiar, explotando elementos de la música clásica y con toques de rock progresivo, cortesía del productor Dieter Dierks, eterno colaborador de Scorpions (los más famosos del rock pesado de esa patria) y promotor del Krautrock, o rock progresivo alemán. Algunos momentos soberbios son capturados en vivo para el álbum doble “Staying a Life” (1990) de la gira de promoción realizada durante 1985 por tierras niponas.
Todavía en 1986 alcanzan un buen nivel con “Russian Roulette”, retornando a un sonido más cargado a sus primero discos y sin ganas de volver a trabajar con Dierks. ¿Una mala decisión? Quien sabe, pero los discos posteriores hubieran sido otros si el mencionado productor se hubiera quedado con ellos. Comenzó pues la época de los discos auto-producidos.
La única excepción (por la mala acogida del disco de la ruleta rusa) ocurrió cuando trajeron de vuelta a Dierks para lanzar un disco sin Udo, quien había decidido irse por su cuenta y probar en solitario bajo el nombre U.D.O. “Eat the Heat” (1989) fue el nombre de ese raro trabajo y del cual pude rescatarse la totalidad del mismo, sin embargo en lo comercial fue un rotundo fracaso. Se hablaba entonces de la desaparición de la banda, sin embargo tres nuevos esfuerzos auto-producidos y sin una relevancia real nos llegaron en el transcurso de cuatro años: “Objection Overruled” (1993) el mejor de todos, Death Row (1994) y Predator (1996). El primero se manejó como un reencuentro y del mismo se desprendían ciertas nostalgias metaleras de buen nivel, sin embargo cuando entró 1997 el rompimiento fue definitivo.

Debieron pasar 14 años, casi tres lustros para volver a saber de Accept (excepto otra reunión allá por 2005 en unos festivales europeos) y lo hicieron reconstruyendo la banda, bajo la batuta del mentado Andy Sneap. Para ello se trajeron a bordo a un baterista experimentado en el arte del metal en serio, el también alemán Stefan Schwarzmann (quien ya los había acompañado en la gira del 2005) que en su haber tiene participaciones con otras dos bandas emblemáticas del metal germano como Helloween y la misma U.D.O. También tiene su historia con los suizos de Krokus, donde experimentó el lado más agresivo del género para el disco del 2006 “Hellraiser”.
También invitaron al guitarrista Herman Frank, colaborador en el legendario “Balls to the Wall” en la guitarra rítmica y para ya no estar con los dimes y diretes del eterno Udo, sin buscarlo, encontraron en el estadounidense Mark Tornillo la nueva voz e imagen de la agrupación, a raíz de unas sesiones informales que lo juntaron con Hoffman y Baltes. Así, con la columna vertebral intacta, pero con sangre y aliento renovados, el año pasado presentaron su “Blood of the Nations”, catapultándolo de inmediato al “Top 100” en once países del viejo continente y llegando en su natal Alemania a la cuarta posición, lugar nunca antes alcanzado. Y no es para menos, este nuevo Accept viene de manera literal rompiendo madres y tímpanos, con una potencia nunca antes escuchada y haciendo de este nuevo material su mejor y más completo disco a la fecha, y eso ya es mucho decir, porque en los ochenta ellos fueron por mérito propio de lo mejor que el metal nos ofertaba. Ahora por primera vez se presentarán en México y por supuesto que los estaremos esperando.

La Crónica

Un domingo tranquilo, apacible y lleno de realidades que se topan en la cara cuando uno viaja en metro. Un México maravilloso, pintoresco, tan lleno de contrastes parece encontrar en los vagones del tren urbano un refugio impersonal, una morada involuntaria y un lugar de reunión donde todos los personajes posibles tienen cabida. Una parada antes de la estación “La Viga” en honor del legendario y ancestral mercado de pescados y productos del mar, comienzan a notarse aquellos seres emergidos del rock más pesado que pudiese escucharse. Ataviados del obligado negro, con playeras alusivas a agrupaciones del género, decenas de jóvenes (y no tan jóvenes) emergían del subsuelo para dirigirse hacia uno de los pocos espacios a contra corriente con los que cuenta la ciudad: “El Circo Volador”, con su modestísimo escenario (antes cine propiedad de la extinta Compañía Operadora de Teatros SA), pero con todo el entusiasmo de seguir exhibiendo desde cine gótico hasta el más experimental metal que pudiera llegarnos de Europa. Docenas de conciertos, exposiciones, maratones fílmicos, talleres, recitales, actos políticos han encontrado un foro de expresión, un espacio casi natural y lo han abrazado con todas sus fuerzas. En un Lobby improvisado, donde antes se encontraba la dulcería, el expendio de cervezas y algunos dulces, para no desvirtuar el origen; sus paredes, unos semi-murales relatando los horrores del infierno, las novedades del Apocalipsis y cientos de criaturas horripilantes. Ya en la sala, donde antes se alzaba la gran pantalla, ahora se ha levantado una tarima, en el lugar destinado para los asientos de luneta, en teoría los más cómodos, se han dejado los desniveles para recibir al público de pie y en el balcón se han respetado los asientos. Según datos del lugar, la capacidad instalada permite recibir a unos 3,000 asistentes y la entrada estaba programada para las 19:00 horas. Una hora antes estábamos recorriendo los escasos puestos (un gran amigo y su ahora enorme hijo), donde las playeras eran el artículo promocional más socorrido. También había algunos verdaderos artículos de colección, onerosos y fascinantes: álbumes de edición limitada, discos de vinilo importados, DVD’s originales con presentaciones en vivo de varios artistas difíciles de encontrar. No por nada son locatarios del mercado del Chopo los que improvisan este mercado para ofrecer sus productos.
Después de unas exageradas medidas de seguridad para acceder primero al recinto y luego al pie del escenario, en punto de las 20:00 horas y con las respectivas cervezas en mano, recibimos a los mexicanos de War Kabinett con un concepto de Heavy Metal gótico bien elaborado, pero con algunas fallas en el sonido. Muy prendidos, dejaron al público listo para recibir a los teutones.

Cuando el reloj marcó las 9 de la noche, una enorme manta con el nombre de Accept y algunas alusiones al nuevo disco se descubrieron y de manera casi simultánea se apagaron las luces. Se acomodó el baterista del apellido complicado detrás de su instrumento y comenzaron los acordes del primer tema. En total serían 19 piezas, recorriendo sobre todo la época dorada de la banda y por supuesto la última entrega. Una novedad fue la ausencia del guitarrista Herman Frank, por la hospitalización de emergencia en Houston, TX, debido a un accidente durante su show en esa ciudad; varias costillas rotas y un pulmón perforado fue el saldo de tan azaroso incidente. Su contraparte melódico, el extraordinario Wolf Hoffmann se haría cargo de todo el trabajo con la siempre caprichosa guitarra. Teutonic Terror (Blood of the Nations, BOTN de ahora en adelante) fue la primera entrega y del mismo disco nos regalaron Bucket Full of Hate. Cabe mencionar que desde que se apagaron las luces hasta que, dos horas después, se encendieron de nuevo, la energía, el entusiasmo y la entrega de los integrantes del grupo fue de aplaudirse. También vale la pena señalar el buen comportamiento de los mil seguidores que nos dimos cita. Ningún incidente y todo fue una convivencia donde el rock fue el pretexto perfecto para cerrar una semana más.
Starlight fue la primera canción rescatada del baúl de los recuerdos, ésta, del “Breaker” (1981) y la cual compartimos con un ánimo casi suicida al reventarnos la garganta con tanto grito. Del mismo álbum el tema homónimo que cimbró los cimientos del circo volador. Para New World Comin’ (BOTN) todo era una hermandad de playeras negras, cuernos formados con las manos al aire y cientos de gargantas coreando cada estribillo. Hoffmann respondía con unos rifs magistrales y en el bajo el señor Baltes con su abundante y rizada cabellera, a lo afro, daba cátedra de interpretación y el ex-Krokus en la bataca, reventaba a madrazo limpio cada bombo y platillo. El amigo Tornillo aprovechó para leer unas palabras en español y explicar la razón por la cual el otro guitarra Frank estaba ausente esa noche. Y llegó desde 1982 Restless & Wild (R&W), del disco del mismo nombre y la locura podía cortarse con cuchara. “La muchacha quiere ser actriz, el muchacho motociclista (easy rider), ellos quieren vivir……. Restless & Wild”. Toda esa rebeldía de los años mozos, contrastando con los temas del BOTN más cargados a la crítica, al poder destructor de las guerras, a la sangre derramada en las calles, a los políticos corruptos, a las grandes corporaciones despiadadas.
Haciendo honor al país hispano parlante en el que se encontraban, del Objection Overruled (1993), interpretaron Amamos la Vida, así con el título en castellano, como un raro ejemplo de balada metalera para descansar un poco los ánimos y recobrar el aliento. Y si, amamos la vida y si, estamos hasta la madre y sí señor Sicilia, estamos con usted por los mismo, por que esa sangre de las naciones de las que habla Accept se ha derramado cruel e irresponsablemente en la nuestra y por eso estamos hasta la madre, por eso No + Sangre.
Del Russian Roulette (1986) interpretaron Monsterman, como preámbulo a un pequeño milagro: cuando llegó el turno de Metal Heart (del disco homónimo de 1985) Tchaikovsky y Beethoven fueron los invitados de honor. El ruso primero con una breve introducción de su marcha eslava; para la mitad de la interpretación el pequeño milagro del que hablo ocurrió de manera casi tan natural como la respiración de un millar de pulmones: haciendo un coro homogéneo, al compás que marcaba la guitarra de Hoffmann, el tema de “Para Elisa” del genio alemán, se escuchó por un minuto como un grito común, como una exhalación que nos hermanaba de un modo difícil de explicar. Y viene a mi mente un diálogo de la película alemana “La Vida de los Otros”, ganadora del oscar a mejor película extranjera y recordada en México porque le arrebató el galardón al “Laberinto del Fauno” de Guillermo del Toro. En una secuencia el actor principal (un dramaturgo y escritor en los años de la RDA) hablaba con su pareja de que Lenin había dicho una vez que necesitaba dejar de escuchar a Beethoven, de lo contrario nunca terminaría la Revolución. Con el departamento intervenido por una agente de la Stasi (policía secreta en la Alemania Democrática), el susodicho funcionario se conmueve y al escuchar la “sonata para un hombre bueno” (en la película acreditada a un amigo recién suicidado en la historia) interpretada al piano por el escritor, comienza la transformación clave del férreo investigador. Guardando las debidas proporciones, esa misma transfiguración ocurrió a cada uno de los asistentes cuando movidos por una melodía inspirada en una pieza clásica, hicimos un gran coro e hicimos de ese momento, una gran convivencia colectiva; la música lo hacía de nuevo, había conseguido un pequeño milagro.
Siguieron con Neon Nights (R&W) y Bullet Proof (Objection Overruled), donde intercalaron unos solos de bajo/guitarra de Baltes/Hoffmann, con un mano a mano entre ellos, donde muy divertidos sacaban notas y acordes de sus instrumentos de manera casi irresponsable, pero muy aplaudida por el respetable. Después llegó uno de sus mejores temas con Losers and Winers (Balls to the Wall – BTW, 1983) que en lo personal festejé de manera emotiva. Del Russian Roulette rescataron Aiming High, pieza que dejó un buen sabor de boca para recibir Princess of the Dawn (R&W) como tal vez la mejor interpretación, si es que nos aventuramos en escoger algo de lo tan rico y variado de la noche. Historia cargada de dragones, princesas y leyendas teutonas. Para Up to the Limit (Metal Heart), sabíamos que estábamos en los estertores del concierto y el primer final llegó con la fabulosa No Shelter (BOTN), donde otra vez retumbó el coso de La Viga y despertó a todos los fantasmas y monstruos dibujados en la pared. Se despidieron, pero sabíamos de antemano que algo nos debían.
En el sonido ambiental se escuchó el estribillo de una canción alemana infantil del siglo XIX, introducción inocente, contrastando con el poderoso Fast as a Shark (R&W), considerada una de las mejores piezas del Heavy Metal por su composición muy al estilo del speed o thrash metal, cuando estos géneros aún no se definían. Luego el último tema del BOTN con Pandemic, de lo soberbio de su nueva producción, preparándonos para lo que sería el obvio cerrojazo, el tema más esperado de la noche, un himno del metal, toda una tradición y sello característico de la banda: Balls To The Wall (sobra decir de cual álbum). “Son muchos esclavos en este mundo, muertos de tortura y dolor, mucha gente no ve, que se están matando ellos mismos….. ellos piensan que los esclavos siempre pierden y su miedo los mantiene indefensos….. pero van a romper sus cadenas y no los van a poder detener, van a venir por ti y entonces tendrás tus güevos contra la pared…….” Tema que invita a una rebelión de los oprimidos, con unos coros exquisitos que de nuevo sonaron como un colectivo de mil gargantas. “Balls to the wall yeahhhhh, balls to the wall…..” Y con los güevos, no contra la pared, sino en la garganta de tanto gritar con los mismos, se acabó la presentación y de muy buen humor nos retiramos del lugar. Otra vez, una más, la música había logrado sacar de nosotros lo mejor, lo más humano y de vuelta al tren urbano de regreso a casa, uno se topa con la cruel realidad de lo cotidiano; y es imposible no pensar algo: algún día, esos oprimidos, esos esclavos como los llaman en la canción, se van a levantar. Tantos polvorines, tantos muertos, tantas balas, tanta sangre han colmado la paciencia de muchos. La sangre de las naciones ha pintado muchas calles. Por lo pronto, sentado en un vagón del metro, sigo tarareando las canciones y estoy de muy buen humor.

RONNIE JAMES DIO (1942 - 2010)



The Best Musician. The Best Man. The Best Icon of Music. The Best of All Times.
Today is the first year without you. We all miss you and we will still playing your legacy to the end of times.
One year. You changed our lives so many years ago.
And next Friday 20th, Los Cerdos will offer a tribute for this GOD @ Kiss Lounge. 21:00 hrs. Be There and PRAY !

ACCEPT. La Espera Terminó.



Pasaron casi veintinueve años para escuchar en vivo “Restless and Wild”.
Por Carlos Zaldívar


“It was those Classical Composers
who essentially laid the foundation for what we now call Heavy Metal”
Wolf Hoffmann


¡Portentoso! Un megaconcierto que dio este cuarteto teutón en el Circo Volador. Herman Frank no pudo completar en quinteto debido a un accidente en la tocada anterior y al momento se encuentra hospitalizado en Houston.
Aun así, y como en otras ocasiones, ACCEPT pegó durísimo con cuatro elementos.

Fue casi al final del 2° semestre en el CEL, iniciando la preparatoria y estábamos en la clase de diseño. Previamente había grabado en cassette aquel LP de recién adquisición y de importación de una banda alemana, de nombre… ACCEPT. Album de portada roja con dos guitarras incendiándose y que desde la primera rola quedé pasmado de tan descomunal metal.
Llevé una grabadora y junto a mis amigos “El Loco” y “El Camarón”, coloqué el cassette y la reacción de ellos fue la misma que la mía: ¡Qué Bandota!
De ese álbum se desprende “Fast As A Shark” que tiene una introducción simulando un LP rayado para que después de algunos segundos surja la voz de UDO gritando a sus máximos decibeles. Ésta introducción es de una canción tradicional de niños en Alemania titulada “Ein Heller und ein Batzen" (A Farthing and a Penny) con la cual quedamos totalmente inmersos en su música.
Le siguieron “Restless and Wild”, “Ahead of the Pack”, “Shake your Heads”, “Neon Nights”, “Get Ready”, “Demon’s Night”, “Flash Rockin’ Man”, “Don’t Go Stealin’ My Soul Away” y la fabulosa “Princess of the Dawn”. Todas éstas siguen grabadas en aquel cassette de 90 minutos.
Una y otra vez durante semanas disfrutábamos esas magníficas rolas. En el stereo de casa, en la escuela, en el coche y en la grabadora portátil. ¡Qué buen metal teutón!
Pues a partir de este momento comenzó el fanatismo con la banda. Entonces supe que había otros dos álbumes anteriores a “Restless and Wild” que fueron “Accept” de 1979, “I’m a Rebel” de 1980 y “Breaker” de 1981.
En ese line-up figuraban Udo Dirkschneider en las vocales, Wolf Hoffmann en la guitarra principal, Jörg Fischer en la secundaria, Peter Baltes en el bajo y Stefan Kaufmann en la batería. Ésta alineación duró sólo 4 años, y luego Herman Frank llegó a la guitarra secundaria siendo un quinteto extraordinario.
Alineaciones con varios cambios, pero siempre mantenido Udo, Wolf, Peter y con vaivenes, Stefan.
A partir de ese año, ya tenía tatuado (otro más) el logotipo de “Accept” en el pecho, y algunas calcomanías en el portafolios.
Se confirmaban una vez más a Alemania e Inglaterra como los mejores productores de excelente Metal a nivel mundial.

Para el siguiente año llegaría “Balls to the Wall”, cuya rola homónima al LP pegó muy fuerte en la radio. En ese año mi papá viajaría a Dallas, y al regreso me trajo el cassette original.
Hoy ese cassette aún lo conservo, pegado con cinta adhesiva y reconstruido, ya que estuvo dañado de tanto “adelantar” y “regresar” esa rola.
Udo se confirmaba como uno de los mejores vocalistas del género en Europa. Esa voz grave y en ocasiones fina, nos daba a imaginarnos a un vikingo de más de 2 metros de alto y con gran poderío en las cuerdas vocales. De hecho en las pocas fotos que había de él, se veía de altura normal, bueno… no tan bajito.
De este álbum me fascinan las rolas (además de “Balls to the Wall”) “London Leatherboys”, “Fight It Back”, “Head Over Heels”, “Losers and Winners”, “Guardian of the Night” y la mega balada de “Winter Dreams”.
Ahora debía conseguir ese LP.

Los primeros álbumes aún no los tenía, aunque ya había encargado “Accept” y “I’m a Rebel” a Music Plus en Estados Unidos, pero no les había llegado.
Ya anteriormente en un viaje había recogido el homónimo de “Aldo Nova” de un pedido vía teléfono.

Al siguiente año estábamos egresando de preparatoria (1985) y “Metal Heart” nacía. La rola homónima pasaría a formar parte del acervo musical mundial de cualquier metalero / headbanger. ¡Qué rolota Diablo mío!
Los arreglos, las percusiones y la guitarra de Hoffmann nos tienen, desde aquel año, súper intoxicados de adrenalina en el corazón… de metal.

Para 1986 salió “Russian Roulette” pero pasó de noche. En el billboard de los Estados Unidos se quedó en el lugar 114. Estábamos en la universidad y recuerdo haberlo visto, importado, en el bazar de Lomas Verdes. Lo compré, lo grabé y luego sabrá el Diablo donde lo dejé. Buen disco y letras, pero tampoco tuvo el éxito esperado.

UDO decide separarse del grupo para hacer carrera como solista, y para 1987 edita “Animal House” compuesto en su totalidad por ACCEPT y Deaffy. De aquí se desprende la rola homónima, “Lay Down The Law” y “Run For Cover”. Muy buen disco, pero, ¿Regresaría con Accept o seguiría en solitario?

Al llegar a la universidad, no perdí contacto con mis hermanos de la prepa, además ya tenía de pupilos metaleros a jóvenes en la preparatoria donde yo daba clases.
De Accept se hablaba poco, pero cuando se hablaba todos nos emocionábamos al escuchar sus éxitos y pensábamos en los conciertos.
“¿Se imaginan escuchar el Restless and Wild en vivo?” – Era una utopía y además, lejana para nuestro país.

Ya sin Udo, estaba la duda sobre la permanencia de Accept en la escena mundial, pero para ese año universitario, 1989, se incorpora David Reece a las filas de la banda teutona y el guitarrista secundario queda fuera. Con este line-up editan “Eat the Heat”, un disco de extrema rudeza y excelente vocales, composiciones y desde que abren con “X-T-C” y terminan con “D-Train” muestran una rudeza y una permanencia en el ámbito metalero.
Un LP que lo he tocado poco, porque el cassette aún existe. Una obra maestra, para mi gusto, que mucho aún no entienden. Hay que escucharlo muy tranquilos, en unos 3 ó 4 sentidos, depende del grado etílico en el que nos sumerjamos. Excelente disco con una alineación como quinteto ya que se alinea Jim Stacey.

Pasan 4 largos años de no saber de Accept, y finalmente para 1993 aparece “Objection Overruled” el cual ya lo compré en formato de disco compacto en su edición japonesa y con este álbum reafirman su lugar en la escena. Un disco que pareciera que Accept sólo recargó pilas y nuevamente a los grandes escenarios. Como cuarteto es que editan este álbum y la gira es impresionante. Se les califica como “La Reunión” de Accept. A éste le preceden los álbumes “Death Row” de 1994 y “Predator” de 1996.
De este “Objection Overruled” también se desprende una balada de nombre “Amamos la Vida” que cuando la escuché, me llegó profundamente, pues cantaban el coro en español.

Terminando su gira en Asia y para muchos Accept se desintegra y desaparece del escenario metalero por casi 14 años. No creo que haya sido, de hecho en el inter, Accept contó con varios vocalistas y allá por el 2005 participó en conciertos, festivales y otros menesteres, como Udo y sus composiciones como solista.
Para mí, ACCEPT siempre estuvo vivo y sus canciones nunca las dejé de escuchar, siempre presente en las ya aclamadas, “Metal Sessions”, en los discos y compilaciones de los “Sultans of Swing”, pero siempre... siempre se mantuvieron latentes.

Llegó la temporada de conciertos a la ex – catedral del metal mexicano, La Arena López Mateos, en Tlalnepantla, y alguna vez pensamos que Accept podría pisar dicho escenario en algún momento. No pasó a mayores el comentario.
Para finales de la primera década de los dos mil, los conciertos ya se fueron haciendo costumbre y la llegada de grupos de renombre era frecuente a nuestro país.
La era de la información y cantidad de ésta en la Red creció exponencialmente.
“Accept” era ya una palabra que surcaba las olas y navegaba de sitio en sitio por Internet.
Pronto, en el 2009 Udo anuncia su retiro oficial de la banda, y la tristeza duró pocos meses. En primera instancia significaba que la Banda volvería a las “andadas” y a realizar giras frecuentes.
No me imaginaba a Accept sin Udo, como a Supertramp sin Roger Hodgson, a Journey sin Steve Perry o a Sabbath sin Ozzy o sin Dio. Pero la noticia era un hecho.

Así que iniciando el año de 2010, y retomando el trabajo después de las vacaciones de invierno, me encuentro con la noticia que ya era de primera plana en Europa. Se edita “Blood of the Nations” y Accept sale de gira.
Los resultados de esta nueva alineación con Mark, ex vocal de TT Quick, y como quinteto, volviendo Herman Frank a las guitarras secundarias y Stefan Schwarzmann en la batería; es fenomenal.
Fue el disco del año en el ámbito musical, fue el resurgimiento espectacular de Accept, grandiosamente recargado y con la energía más que vasta como si fuera una banda integrada por jóvenes treintañeros, llegando a los primeros lugares de audiencia en varios países y México no fue la excepción.
La recepción del álbum de este gran regreso ha sido calificada por revistas y expertos en el medio, y las calificaciones han sido muy elevadas.

Para enero de 2011 se anuncia el sueño esperado: Accept en México.
¡Puta Madre! Los boletos van a volar. Estarían en el Circo Volador y su presentación estaba programada para el domingo 8 de mayo.
Los días fueron eternos, y en cada uno de ellos algo se comentaba en las redes sociales, los mensajes de Mark, Wolf y Peter en el perfil de Search & Destroy en su facebook, las crónicas de otros conciertos en Eyescream y los videos en YouTube.
Era ya una invasión de ACCEPT en la red y todos los fieles fans estábamos a la espera, contando cada minuto y cada segundo en nuestro reloj.
El “Blood of the Nations” tiene 13 majestuosas rolas, que absolutamente todas… pero absolutamente todas, son Hit Wonders, son de primer nivel y todas han cautivado de inicio a fin a todo metalero fan de los alemanes.
“Blood of the Nations” es el disco más esperado por muchos y el que ha dejado satisfecho a cualquiera que lo haya adquirido, es un álbum que pasará a la posteridad y formará parte de los 20 mejores álbumes editados en el siglo XXI.
Es una maravilla de álbum, y por ende, la espera para el concierto era terrorífica y nerviosa…
Desde “Beat the Bastards” hasta “Bucketful of Hate” nos invade tanta energía metalera que es un disco compacto que merece (y tiene) que repetirse una y otra, y otra, y otra vez…
Y no podía faltar el momento meloso con la balada metalera, en este caso “Kill The Pain” hace honor a este santiamén dejando un excelente sentimiento, provocando retomar aquel “corazón de metal” para convertirlo en uno de “miel”. ACCEPT será una banda inmortal.

Para esto, UDO se presentaría como solista una semana antes, aquí mismo, en el mismo foro de la Cd. De México, el Circo Volador. No dudo que haya sido un concierto espectacular, y obvio, cantaría los éxitos de Accept y algunas de sus propias producciones.

Pero ACCEPT, es la banda por tradición, y siempre será ACCEPT.

Este domingo por la mañana, despertamos con le noticia de que Herman Frank había tenido un accidente en el concierto anterior en San Antonio: 4 costillas rotas y el pulmón perforado.
Aquí comenzó la angustia, desesperación, nerviosismo e incertidumbre sobre lo que pasaría durante el día.
Accept pudiera cancelar el show y posponerlo, pudiera traer a algún sustituto en la guitarra secundaria, o… como sucedió y había sucedido en algunas otras ocasiones: Se presentaría y cumpliría su compromiso con los mexicanos como un cuarteto.
La mañana pasó rapidísima y en punto de las 7 pm ya estábamos en la entrada al Circo, Ricky, mi hijo y otro de mis hermanos del alma, Alex.
Toda la banda metalera y realmente fans de Accept estaban ya listos. Todos estábamos listos…
El rito de la playera, la taza y el llavero se fueron rápido, entramos y en punto de las 8:10 pm salió Stefan a la bataca, luego Wolf y Peter a las cuerdas para iniciar con Teutonic Terror. Al escenario adornaban algunos misiles cortos al fondo y 2 de largo alcanza, uno en cada lado. Mark se enfundó en su chaleco de mezclilla y su gorra para llegar gritando “Teutonic Terror” y todos coreando “We Will Give ‘em the Axe”…
De aquí hasta las 10:30 aproximadamente no paramos de cantar, gritar, movernos, brincar y volver a empuñar los cuernos hacia la banda. Esos cuernos ya tan famosos que el mismo DIO patentara ante el infierno y recibiera el halago de toda la comunidad headbanger.
Ahí estuvimos. Fuimos testigos de este gran concierto, que en lo personal estuve esperando ya por casi 30 años. Ver, admirar y cantar junto a esta gran banda teutona y escribir estas líneas; será ya un legado para futuras generaciones.
Las rolas más emotivas y llenas de una euforia enloquecedora fueron “Restless and Wild”, “Amamos la Vida” que incluyeron para el setlist en este lado del océano, “Metal Heart”, “Losers and Winners”, “Princess of the Dawn” y en el encore fueron “Fast as a Shark” y “Balls to the Wall”.

Al regreso mi hija Regina me preguntó: “¿Y enloquecieron como yo con Queen?”. Hija mía, por supuesto que enloquecimos y con demasiada pasión.
Ver hasta adelante a mi hijo emocionado, brincando y gritando; y Alex y yo de igual manera a tan sólo unos pasos atrás de él, hicieron que mi piel se erizara y el corazón quisiera explotar, y no sé mi alma, pero seguramente salió, botó al escenario y envolvió a Mark, Wolf, Peter y Stefan para luego regresar a mi cuerpo en tan sólo unos nanosegundos.
Fue un concierto bestial, muy metalero y con demasiada convulsión.
“Híper recontra excelentemente buenísimo” estuvo este show de Accept. Y esperemos que vuelvan pronto y como quinteto.
En Eyescream publicaron que si hubiera venido Herman, “sencillamente hubieran aplastado a Udo”. En lo personal SÍ lo aplastaron, y por mucho, pero esto mis queridos dos lectores, es simplemente una opinión y sentimiento personal.

Al final, como dijo mi amiga JeanOwar, fue triste, simplemente porque había terminado. En los alrededores del Circo estábamos deambulando bajo la nostalgia de “Queremos más Accept”, de “¿Por qué tuvo que terminar?”, y el de “¡Esperemos que regresen pronto!”, porque Accept tiene poder para muchos años más…
Enormes saludos también a mis hermanos headbangers que ahí también deambulaban, Gonzo, el Anónimo, Armando, Fer, Edu y Dante.

ACCEPT por los siglos de los siglos….

Gala Sinfónica de la O.S.M. 40 Aniversario de QUEEN.





ORQUESTA SINFÓNICA DE MINERÍA
Gala Sinfónica QUEEN, conmemorando los cuarenta años del grupo británico.
Louis Clark, Director.
Por Carlos Zaldívar

“A concert is not a live rendition of our album. It's a theatrical event."
Freddie Mercury

¡Majestuosa! ¡Emotiva! ¡Sensacional! Y que mejores adjetivos para iniciar esta crónica de lo que vivimos el viernes anterior en el Auditorio Nacional.
Se presentó la Orquesta Sinfónica de Minería en una Gala para presentar los éxitos de la gran banda inglesa Queen conmemorando sus primeros cuarenta años.

Hablar de Queen, es hablar de una banda inigualable. Hablar de Freddie es hablar de un Dios insustituible. Hablar de May es hablar de uno de los mejores guitarristas del planeta. Pero ya se ha escrito demasiado sobre ellos.

Llegamos al auditorio casi a las 7 pm pensando en asistirían pocas personas, pero, ¡Sorpresa! Estuvo casi abarrotada la sala. Todos los instrumentos de la O.S.M. ya estaban en el escenario y la primera llamada se había escuchado por los altavoces.

Minutos después de las 8 pm subieron al escenario los músicos de la O.S.M. y los cuatro coros: “Coro Filarmónico Universitario” a cargo del maestro Oscar Herrera; “Coro ProMúsica” a cargo del maestro Samuel Pascoe; “Coro Convivium Musicum” a cargo del maestro Víctor Luna y a quien extiendo mis saludos y un abrazo, hermano de mi amiga entrañable del CEL, Claudia; y también el “Coro Ars Lovialis” a cargo de igual forma del maestro Oscar Herrera”.
Todos, bien alineados y esperando la autorización para dar inicio a la majestuosa presentación conmemorando los cuarenta años de QUEEN. ¡40 años Señoras y Señores!

Y de entrada, al apagarse las luces, inician con la formidable “Flash” y la piel se resquebraja y el alma vuela, mientras al pensamiento llega Freddie entonando “Flash” a bordo de una nave. Tema compuesto por Brian May en 1980 para el soundtrack de la película homónima.

De entrada, mi hija Regina ya se veía emocionada.
Ver a todos los músicos y la cantidad de coristas al fondo, hizo que luciera espectacular el recinto de Reforma.

Le siguieron “Play de Game”, “Bicycle Race”, “Don’t Stop Me Now” y al llegar “Love of my Life” la nostalgia se apodera de mí.
Fueron grandiosos los arreglos y la producción de esta obra, pues el toque sinfónico a la obra de Queen provocó un viaje emocional, de la melancolía y tristeza a la felicidad y emoción, pasando por despecho, depresión, amor, coraje y cuanta emoción conozca nuestro cuerpo.
Ese toque sinfónico hizo que al unísono de los coros, las canciones de Queen se sintieran por nuestras venas. Aún sin Freddie, se sintió su presencia, al igual que la de May, Deacon y Taylor.

Elena Durán, fue la flautista que acompaño a la O.S.M. en pocas ocasiones.

Después nos ofrecieron “Killer Queen”, “Somebody to Love”, “Save Me” y cerrando la primera parte del repertorio con “We Will Rock You”, una extraordinaria rola con la que según mi hija Regina, “todos nos volvimos locos en el auditorio”. Esta composición hizo que todos los asistentes siguiéramos al compás de Clark y Cía., con dos palmadas en las piernas y un aplauso… “We will, We will… Rock You!”… dos palmadas en las piernas y un aplauso… “We will, We will… Rock You!”…
Aún más emocionante ver a Regina seguir los mismos pasos, mismos acordes y mismo coro cuando todos vitoreaban la letra de Brian May.

Al regreso después de un lapso de diez minutos aproximados, regresaron con “We are the Champions”, “Under Pressure” quien junto con David Bowie compusieron, y que Queen la hiciera casi suya, “Who Wants to Live Forever”, “I Want to Break Free”, “You’re My Best Friend”, “Teo Torrete” de Brian May y que nunca se editó como sencillo, “Crazy Little Thing Called Love”, “Inuendo” y “Bohemian Rhapsody”.

Obras emotivas y sentimentales fueron “Who Wants To Live Forever”, “Inuendo” y obviamente “Bohemian Rhapsody”. Los arreglos de éstas fueron muy emotivos y a los fans asistentes provocaron diferentes sentidos de ánimo.

¡Volver a recordar momentos en el CEL! Muchos bellos momentos porque fue en esta etapa escolar, en los recientes 38 años, que vivimos “casi” al lado de Queen.
Momentos de amigos, muchas felicidades y pocas tristezas.
Al día de hoy, esa emoción creció exponencialmente a ver a mi hija emocionada, enfundada con sus jeans y su “playera oficial del evento” y cantando al unísono… “We Will, We Will… Rock You”.
Así como dijera el filósofo MasterCard: Boleto 500 pesos, playera 100 pesos, taza 70 pesos… Ver a Regina emocionarse cantando la obra de Queen y gritar como “loca” en el Auditorio a “We Will, We Will… Rock You”… NO TUVO precio.
Invaluable esta experiencia, porque la O.S.M. le puso la cereza al pastel, un enorme agasajo bajo la supervisión y dirección de Louis Clark, composiciones de Queen y coros de grandes voces dirigidas por Oscar, Samuel y Víctor, quienes también gozaron la presentación.
¡Y qué decir de los trompetistas! Pues emocionados armaron su propia “fiesta” entre ellos y gozamos al verlos ondearse entre sus instrumentos de viento. Las violinistas igualmente, y de hecho: ¡Que Bellas! Las percusiones de igual manera se presentaron muy “rockeros”. Y de hecho al principio también los coristas sintieron esa misma conmoción, pues la mayoría aplaudía y el resto les seguía el paso, a ritmo de “We Will Rock You” principalmente.

Cerraron con broche de oro. “Bohemian Rhapsody” hizo vibrar nuestros corazones. En este momento fuimos trasladados emocionalmente a “A Night At The Opera”, en aquel 1975 cuando apenas cursábamos el inicio de 4° de primaria y ya se entonaban los acordes de esta melodía, obra de Freddie Mercury. Dividida en tres partes y sin coros, pero en esta ocasión, la O.S.M. y los Coristas le pusieron el paladar sinfónico y el justo placer enternecedor y sensacional, para que todos recordáramos, volviéramos a vivir y sintiéramos con los violines, la tristeza; con las percusiones y los coros, la felicidad y retomáramos esos LP’s al llegar a casa.
Toda una Idea Musical, al estilo Rock STOCK.

¡Caray! y de Louis Clark, pues con una Curricula impresionante, con fastuosa trascendencia musical y extensa. Simplemente estuvo al lado de Jeff Lynne en ELO y también creador de las obras “Hooked on Classics” entre otros. ¿Algo más del señor?

Los aplausos, emotividad y algarabía por tan espectacular presentación hicieron que Sir Clark regresara a tomar posesión de la O.S.M. y de los Coros, y ¡Uff! Repitieron gran parte de “We Will Rock You! Así que la impresión nuevamente invadió a mi hija, quien de ipso facto se levantó de su lugar, corrió al pasillo y de pie rindió tributo a Queen, cantando y con sus pequeñas palmas golpeando el unísono de “We Will, We Will… Rock You”.

¡Qué gran espectáculo musical!

Iron Maiden. The Final Frontier Tour 2011.

La historia de una banda que tenía el extraño don de contar historias de manera estruendosa
Iron Maiden. The Final Frontier Tour 2011.
Foro Sol, 18 de Marzo, Ciudad de México.
Por Alejandro Corral



“La controversia real llegó cuando los grupos y activistas cristianos (todavía
Amedrentados por el episodio del murciélago decapitado por Ozzy y el
Sospechoso título del álbum), catalogaron al grupo como satánico…
…Cierto que la portada del disco y las citas bíblicas no ayudaban a la causa,
Pero al margen de todos los escándalos, ni ellos mismos sabían en ese entonces,
Que habían creado uno de los mejores álbumes de Heavy Metal de todos los tiempos”
Alexander Milas, Colaborador de la revista especializada Kerrang!
Cita tomada del libro: 1001 Albums you must hear before you die
Pag. 500. The number of the beast
Editorial Universe, 2010


Otro escritor especializado, colaborador de las revistas Rolling Stone, Guitar World y Revolver, así como del diario The New York Times, J.D. Considine, afirma de manera categórica: “Parece poco probable que este Maiden clásico llegue a alcanzar la gloria de finales de los 80’s, aún con la reedición reciente de todo su catálogo […], más bien serán una sólida opción de entretenimiento dentro del circuito de la nostalgia” (Tomada de The New Rolling Stone Album Guide, 2008). El señor Considine, tal vez como muchos otros “expertos” dentro del negocio de la música, nunca adelantaron un hecho: The Final Frontier, el nuevo material de la banda británica, llegó a colocarse en el número uno en 30 (si treinta) países de los cinco continentes, incluido México. En otras diez naciones llegó a los primeros seis lugares, incluyendo Estados Unidos donde alcanzó el número cuatro, posición más alta en la historia de cualquier disco de la agrupación (exceptuando las entregas en vivo, que en USA alcanzan el número 1 y 2 en varios casos). Esto lo convierte en su álbum más exitoso, en cuanto a posiciones en las listas de popularidad. ¿Nostalgia? No lo creo, esta banda va mucho más allá de eso. Si bien han hecho giras (como la pasada “Somewhere back in time tour”) donde rescatan temas del pasado para deleite de miles de seguidores, si revisamos con cuidado la última década nos daremos cuenta de la dirección de este nuevo Maiden, reinventado; pero empecemos por el principio.
La historia nos remonta a 1975 cuando Steve Harris bautizó a su grupo como tal, Iron Maiden. El nombre lo tomó de una adaptación cinematográfica a la novela de Alexandre Dumas, El hombre de la máscara de hierro. Durante cinco años la alineación integró a varios intrascendentes personajes, a excepción de Dave Murray, que en 1976 se unió como guitarrista. El despegue definitivo se dio en 1980, cuando se editó su ópera prima, alcanzando el número 4 en Gran Bretaña. El destino quiso que coincidiera con lanzamientos de otras agrupaciones que juntos abanderaron el “New Wave of British Heavy Metal Movement” o NWOBHM, por su siglas en inglés. Comenzó así la primera etapa de la banda, con Paul Di’Anno en la voz y Adrian Smith se unía también como segundo guitarrista. Para la segunda entrega (Killers, 1981) se asociaron con un personaje definitivo en la evolución de la propuesta, Martin Birch, quien produjo y mezcló el álbum, notándose de inmediato su influencia y estilo. No por nada, Birch ya había producido a Deep Purple, Rainbow y Black Sabbath con Dio. Esa asociación sería muy importante en el siguiente álbum, el majestuoso The number of the beast (1982).
Hay discos que marcan épocas, éste de Maiden es uno de los más importantes en el desarrollo del rock pesado. Bruce Dickinson, un joven cantante metalero hacía su debut con el grupo y el perfeccionista Birch le arrancó hasta el último aliento. Las guitarras, por primera vez, se escuchan con una sincronía rayando en la perfección y Steve Harris lleva al límite de la locura la parte rítmica, arrastrando a un inexperto Clive Burr en la batería, sustituido por el harto talentoso Nico McBrain para el disco siguiente. Llegaba así la segunda etapa, la ahora llamada clásica, la de la consolidación. No es raro escuchar decir que grupos actuales citen a Maiden y The number of the beast como una de sus grandes influencias. El quinteto, bajo el ala de Birch, permaneció inmutable para Piece of Mind (1983), Powerslave (1984) y Somewhere in time (1986). Para 1988 con Seventh son of a seventh son, se dio un cambio con la incorporación de un teclista, como miembro no oficial (aunque lleva desde entonces haciendo estas labores para con el grupo), Michael Kenney. Los experimentos llevaron a la banda a explorar sonidos para ellos desconocidos, sin embargo, lograron un balance perfecto entre las habituales guitarras frenéticas y las pausas en la melodía. Ya no todo era potencia y velocidad. Muchos hablan de este disco como su segunda obra maestra, situación en la que concuerdo. Aunque los temas no se hayan popularizado tanto, el material fue tan convincente como para hacerlo número 1 en el chart británico. Con No prayer for the dying (1990) vino un cambio que rompió la armonía: Adrian Smith deja la banda y su lugar lo ocupa un guitarrista bien establecido, Janick Gers, quien había trabajado con Ian Gillan en sus trabajos en solitario. La falta de entendimiento con el nuevo integrante se notó de inmediato y me atrevo a decir que este álbum es el más anodino en el catálogo de la banda, sin embargo solo era cuestión de tiempo para que la magia resurgiera y en 1992 con Fear of the dark, la sincronización alcanzó niveles de maestría. Los que fuimos testigos de la primera incursión en tierras mexicanas el 1 y 2 de Octubre de ese año en El Palacio de los Deportes, como parte de la gira de promoción, estaremos de acuerdo en la majestuosidad del evento. Por desgracia, este fue el fin de una época, la segunda y la marcan dos sucesos: la salida de Dickinson y el retiro de Martin Birch.
The X factor (1995) y Virtual XI (1998) marcan la tercera etapa, la más oscura, la más menospreciada, la menos redituable, a pesar de algunas genialidades. Blaze Bayley, un vocalista con gran presencia y voz potente, trató con todas su fuerzas sustituir a Dickinson y borrarlo de la memoria de los fans, pero nunca lo logró. En esas épocas eran comunes las anécdotas de vasos de cerveza (o algún líquido sospechoso) impactados contra la humanidad del cantante, escupitajos, dedos medios a todo lo alto, abucheos, señas obscenas y todo lo que pudiera molestar al susodicho. El resultado final fue el obvio y con más pena que gloria, Bayley dejó la banda. Recuerdo el concierto que cerró la gira The X Factor en el Palacio de los Deportes en Septiembre de 1996, donde los temas de ese disco sonaban bastante bien, despertando la ira de muchos fanáticos que maldijeron al esforzado cantante y a su progenitora. “Ponte a cantar las de Iron Maiden, vástago de madre de dudosa reputación” le gritaban con todas sus fuerzas y claro en términos más coloquiales.
Dickinson, después de probar en solitario con cinco álbumes (bastante interesantes por cierto), decidió reunirse con sus compañeros. También Adrian Smith lo hizo, pero en vez de sustituir a Gers, decidieron probar suerte con tres guitarristas y se trajeron a bordo a nuevo productor, Kevin Shirley, en cuyo currículo destacan trabajos con bandas como Aerosmith, Rush y Dream Theater. Todos grandes aciertos. Brave New World (2000) nos trajo este nuevo concepto, muy alejado de los años con Martin Birch. La estructura de las melodías, los sonidos de las guitarras y una explotación más incisiva del bajo, engalanadas con una tesitura más suave en la voz de Dickinson, daban muestra del nuevo rumbo que perseguían. Los constantes cambios de ritmo, las pausas mucho más acentuadas y los teclados, aunque muy matizados, con gran relevancia. Todo esto constituye el nuevo enfoque que los Maiden pretenden inyectar a su música. Dance of Death (2003) y A Matter of Life and Death (2006) complementan la trifecta de esta nueva fórmula con Shyrley, que se repite para la producción que da nombre esta nueva gira. En definitiva esta cuarta etapa es muy distante de las otras tres y ha probado ser un gran suceso, no solo en ventas, sino en las presentaciones en vivo, donde Iron Maiden sigue siendo un gran imán de taquilla. Lo interesante será escuchar los “viejos” temas con los “nuevos”. El contraste será a todas luces evidente.

La Crónica de la bestia

Woe to you O earth and sea, for the devil sends the beast
With wrath because he knows the time is short.
Let him who hath understanding reckon the number of the beast
For it is a human number/its number is six hundred and sixty six.

Pero ay de ustedes, tierra y mar porque el diablo ha descendido
hasta ustedes con todo su furor, sabiendo que le queda poco tiempo.
Para esto se precisa sutileza. El que tenga inteligencia calcule
la cifra de la Bestia, porque es una cifra humana: 666

Del libro del Apocalipsis. Capítulo 12, verso 12; capítulo 13 verso 18

En medio de un caótico y desesperante tráfico de viernes por la tarde/noche de fin de semana largo, por el asueto del natalicio de Benito Juárez; el Foro Sol, tan cerca del aeropuerto internacional de la Ciudad de México y tan lejos de miles de histéricos automovilistas, lucía una fascinante vendimia de artículos alusivos al grupo, destacando por supuesto a su famosa mascota Eddie, luciendo todas las caracterizaciones imaginables: desde las clásicas portadas ochenteras, pasando por clásicos del cine como Naranja Mecánica o Terminator, hasta una muy mexicana con tremendos bigotazos a lo Agallón Mafafas. Playeras de todos tamaños, chamarras, tazas, encendedores, paliacates, ceniceros, vasos, posters, conjuntos para bebés, tenis, bufandas, almohadas, todo lo que pudiera llevar el nombre del grupo o la momia en todas sus versiones. Surreal se veía cada puesto, kafkiana era la entrada a la impresionante estructura donde los cientos de policías y personal de seguridad revisaban, indiferentes, a los miles de seres extraños dándonos cita en ese lugar, antes autódromo, hoy estadio de béisbol. Los tiempos son otros, ahora es normal (y un gran negocio) asistir a este tipo de presentaciones sin ser molestados por las ultra conservadoras organizaciones de doble discurso y moral distraída que muchas veces son socios mayoritarios, beneficiarios directos de estas mega presentaciones. Las imágenes siguen impactando, a lo mejor escandalizando a algún distraído transeúnte o padre de familia quisquilloso, pero nada más. En medio de este mercado sacado de un cuento de Poe o de una película de Romero y sus muertos vivientes, el ánimo estaba en su punto para una velada inolvidable. Pero nada de lo anterior podía prepararnos para lo que seríamos testigos una vez que estos veteranos ingleses se adueñaran del espectáculo, en punto de las nueve de la noche.

Creo oportuno hacer un paréntesis. Si observamos la portada del nuevo material (y décimo quinto en la historia de la agrupación), notaremos a un Eddie mutante, una especie de Depredador moderno (refriéndonos a la exitosa saga de películas, por supuesto), queriendo rescatar algunas facciones, muy tenues, del dibujo clásico. Estamos en una escala evolutiva al final de la cadena. Incluso las calaveras humanoides, vistiendo trajes espaciales, muestran una dentadura atípica, inhumana. Del mismo modo la propuesta de Iron Maiden ha cambiado y es casi imposible reconocer al grupo del nuevo siglo, comparándolo con el de dos décadas anteriores. Tres guitarras en perfecta sincronía, una batería formidable y un bajo magistral, engalanan la voz potente y educada de un actor con gran dominio escénico. Este concierto no fue para los seguidores de la vieja guardia, aquellos ávidos de los clásicos éxitos; por el contrario, fue una presentación para atestiguar el nuevo rumbo que desde “Brave New World” han tomado y ha seguido un matiz muy similar a lo largo del nuevo siglo. Esa momia mutante espacial son ellos mismos, reinventados; esos humanoides somos nosotros; apenas nos hemos reconocido, pero con algunas nostalgias hemos llegado al punto de no perdernos en la frontera final. He aquí pues, la historia de esas dos extrañas horas.

Godsmack estuvo anunciado para abrir el evento, no lo hizo; Maligno, agrupación mexicana tuvo ese honor. No pude ver nada de ellos, esperando a mi gran compañero de aventuras y compinches, que al final llegaron para las últimas cinco canciones. “Pinche tráfico”, fue lo que exclamaron. No los esperé. Haciendo caso de una voz, casi como mi conciencia, me enfilé por la marabunta humana enfundada en playeras negras y me encaminé al lugar de honor, a la sección más cercana al escenario y tuve a tiro de piedra los integrantes de la dama de hierro (sobrenombre castellanizado, utilizado por algunos seguidores). Con una recepción pésima para teléfonos celulares y una bellísima luna en el firmamento, el concierto comenzó con un video futurista, algunas apariciones esporádicas, feroces y muy festejadas, del ser mutante; luego el rostro del vocalista interpretando las líneas de “Satellite 15” (The Final Frontier, 2010; FF de ahora en adelante), una nave espacial volando y tratando de entrar en la órbita de un planeta extraño. Cuando por fin lo consiguen, se abre una puerta y la escenografía se ilumina: estamos en la nave y aparecen los tripulantes.
“The Final Frontier” (FF) se escucha con toda su estridencia y un muy bien conservado Bruce Dickinson toma el control del escenario. Piloto certificado de aviones tipo Boeing, esgrimista galardonado, escritor y uno de los pocos tenores metaleros, este polifacético rockero, hace de cada tema una breve obra de teatro, donde da vida a un sin fin de personajes; gesticula, ríe, llora, grita, maldice. Dave Murray se posiciona como el guitarrista principal y a lo largo de 120 minutos monta un duelo a muerte con Adrian Smith y Janick Gers, en una conferencia tripartita de guitarras potentes, alucinantes y maravillosas. Steve Harris es el amo y maestro, dueño de una rítmica exquisita y de un dominio total de su instrumento. McBrain en la batería es lo más desperdiciado de la agrupación, sin embargo cumple de manera cabal su trabajo y cuando arriesga esas baterías a contratiempo, pareciera ponerse al nivel de euforia de sus compañeros. La sofisticación de la composición es fascinante y la historia tipo “Space Oddity” de David Bowie enmarca la pieza en un tono futurista casi imposible. El “Major Tom” de Bowie sabe que no volverá a casa, el personaje de esta fantasía aún guarda la esperanza de hacerlo y hace una introspección que dura unos diez minutos y se conecta de manera natural con “El Dorado” (FF), esa irónica crítica al consumismo brutal de estos días, a esas calles pavimentadas con oro macizo que nos venden cada día, a esos créditos carísimos que pagamos sin el menor reparo. El bajo de Harris es una delicia; en las guitarras, esa guerra sin cuartel llega a terrenos de batalla épica y el performance del vocalista alcanza tintes de tragedia griega. Solo recuerdo al recién fallecido Ronnie James Dio, con cualidades similares y ambos dieron a sus agrupaciones un toque personalísimo fascinante.
Llegó el momento de la pausa, del “good night México City, glad to be here again”. Un lleno hasta las banderillas, aunque seguía llegando gente, atorada en el tráfico y molesta, a decir de su semblante. 55,000 personas se dieron cita, según cifras oficiales, aunque se notaban algunos huecos en las tribunas. “2 Minutes to Midnight” (Powerslave, 1984) llegó como un bálsamo a los miles de seguidores de la vieja guardia, ávidos en deshacerse la garganta interpretando esto temas ya catalogados como clásicos. En contraste con los temas largos, este duró unos seis minutos y hace referencia al “reloj del Apocalipsis o del Juicio Final”, utilizado por el boletín de científicos nucleares en Chicago, desde 1947. La medianoche simboliza la destrucción de la humanidad y los dos minutos es lo más cercano que ha estado ese reloj de la fatal hora: Septiembre de 1953, cuando los Estados Unidos y la Ex-Unión Soviética lanzaban bombas nucleares de prueba, como cruel advertencia de su poderío bélico. En la actualidad ese reloj marca seis minutos antes de las doce y ha evolucionado de amenaza nuclear a advertencia por cambios climáticos y desastres naturales. Habría que ver si se ajusta unos minutos después del tsunami que azotó a Japón hace unos días.
“The Talisman” (FF) nos cuenta un nuevo relato, aunque recurrente en las fábulas “maidenescas”: el viajero intrépido, el navegante, el marino que en primera persona narra la tragedia de cuatro naves atrapadas en una tormenta. Comienza la aventura con una guitarra acústica, algunas nostalgias, de esas por la tierra que se deja, de los recuerdos atesorados; después viene el cambio de ritmo, la narración brutal del desastre, de los momentos de desesperación, de aferrarse a un talismán para mantenerse con vida. Los que no se ahogaron, fueron gravemente heridos, otros murieron a lo largo de 20 días sin alimento, sin agua potable. El final es esperanzador y llegan a tierra firme del otro lado del mundo aunque nunca se sabe si el héroe sobrevive, pues ya no tiene fuerzas para hacerlo. “Que hueva de rola”, exclamó un indiferente seguidor. Rompió con la atmósfera melancólica y con la estructura similar a una breve sinfonía. En lo particular fue lo mejor de la noche, reafirmando eso de que los británicos están ya en otro rollo y los seguidores siguen aferrados en hacerlos tocar una y otra vez los primeros siete álbumes. Para molestia (supongo) del displicente, continuaron con otra rola del nuevo disco, “Coming Home”, precedida de unas palabras, explicando la concepción de la misma: una alegoría a las giras extensas, desgastantes y kilométricas (claro, muy redituable$$$) que los hacen alejarse de casa. . Incluso las letras se han hecho menos subversivas, más complejas y cuentan muchas veces historias personalísimas.
Cuando llegó el turno de “Dance of Death”, del disco homónimo de 2003, una gran manta alusiva hizo su aparición. El título hace referencia a las pinturas medievales donde se veía a la muerte (en su representación occidental) llevando de la mano a una serie de personajes, en una danza siniestra o macabra, como también se le conoce. En este caso, el personaje (al parecer en medio de una pesadilla) recrea esa escena, pero termina huyendo, sano y salvo. Ritmos celtas se combinan con guitarras psicodélicas, incluso Gers recrea algunos pasos de esa danza macabra, mientras el cantante gesticula y se contorsiona ante la mirada perpleja de un público eufórico. Luego otra manta, la caracterización de Eddie que más agrado personal tiene: en traje de militar rasgado por el calor de la batalla y sosteniendo una raída bandera británica en una mano y una espada ensangrentada en la otra; un lágrima de sangre asoma por sus ojos y una mueca de dolor, terror y angustia se combina al ritmo de “The Trooper” (Piece of Mind, 1983). Otra gran ovación, aunque duró escasos cuatro minutos. El vocalista camufló la vestimenta castrense y ondeó un lábaro similar al de la imagen. Llegó el turno de dos temas de Brave New World (2000), “The Wickerman”, lo más flojo de la velada y el emotivo “Blood Brothers” dedicado a los miles de seguidores sufriendo las consecuencias de desastres naturales y humanos. Estos hermanos de sangre fueron específicamente los habitantes nipones abatidos por el tsunami (Iron Maiden tuvo que cancelar dos conciertos en Tokio por este motivo); los australianos, sacudidos por un terremoto y los libios, en medio de otra guerra “justa” para democratizar a punta de pistola a los “atrasados” africanos. A ellos dedicaron voz, garganta e interpretación.
Con “When the Wild Wind Blows” (FF) se resume en una melodía el nuevo concepto de la banda. Si bien siguen siendo recurrentes y hasta obsesivos en sus temas, como el fin del mundo, en este caso, lo hacen desde una perspectiva distinta: una construcción rítmica suave, un bajo incisivo y constante, unos cambios de ritmo muy marcados y más de diez minutos de construcción melódica elaboradísima. Cada guitarra toma su liderazgo en alguna parte de la melodía y parece platicar con las otras dos, mientras Dickinson habla de los pormenores del fin de la humanidad, con una nueva manta de una ciudad devastada de fondo. Otra vez dejan testimonio del nuevo rumbo para descontento de muchos insurrectos. Siguiendo ese orden de ideas, rescataron “The Evil that Men Do” (Seventh Son of a Seventh Son, 1988), que a diferencia de las otras dos ochenteras, si pudo escucharse a tono con las del presente siglo. Para Fear of the Dark, del disco homónimo de 1992, la temperatura había subido, junto con los gritos, las ovaciones. Este tema es de los que me gusta escuchar en vivo, por el enorme coro colectivo, por la participación de las 55,000 gargantas, por la noche escalofriante y los demonios nocturnos, envueltos en un relato tan antiguo como la misma humanidad: el miedo a la oscuridad, a lo desconocido, a los ruidos que escuchamos y nos aterran; a las criaturas que nos acechan en nuestros sueños, en nuestra mentes; a las brujas aterradoras en sus escobas voladoras; el miedo a la oscuridad. Para cerrar llegó un tema que se escuchó tan anacrónico, que pareciera pertenecer a otra banda, “Iron Maiden” (álbum y banda homónima, 1980) y que describe la sutil invitación a conocer este aparato de tortura con todas las consecuencias que conlleva, incluyendo la muerte misma. Un poco más de 90 minutos habían pasado y el rito del falso adiós se repitió una vez más. Apareció una nueva escenografía de fondo, luciendo ahora un tremendo “close up” del ser mutante, justo cuando las palabras en inglés al inicio de esta crónica se escucharon en la voz de quien siempre pensé era el actor Vincent Price, pero en una entrevista reciente pude confirmar que no fue él, sino un locutor de radio inglés, especialista en narrar historias de terror, el responsable de tan aterradora introducción al tema “The Number of the Beast” (también disco del mismo nombre, 1982) o la pesadilla con el mismo chamuco como protagonista. Obvio es decir, que fue el tema más aplaudido de la velada y también el más coreado, para continuar con otra magnífica pieza del mismo álbum, “Hallowed be thy name” donde un preso, a punto de ir al patíbulo hace las últimas reflexiones sobre su existencia. . Ya como cerrojazo y cuando esperábamos la clásica “Run to the Hills”, a los ingleses se les ocurrió mejor rescatar “Running Free” del Iron Maiden, 1980, que de igual manera se escuchó fuera de lugar, fuera de tiempo, fuera de ritmo inclusive. Sirvió para presentar a los integrantes, para dar las gracias y para prometer que volverían; a la fecha, siempre lo han cumplido.
Una apoteosis sería el resumen de esas dos horas, tomando este significado: “Manifestación de gran entusiasmo en algún momento de una celebración o acto colectivo”. Eso fue, de manera exacta, lo experimentado durante 120 minutos. Iron Maiden, la dama de hierro, la banda con el extraño don de contar historias estridentes, sigue más vigente que nunca. La nostalgia cuenta: yo nostalgio, tu nostalgias, ellos nostalgian y cómo me revientan los que no nostalgian, ellos nos entienden. Pero además de esta nostalgia, está el nuevo Eddie mutante, reinventado, reconstruido. Ese nuevo ser también tiene cabida en un futuro inmediato. Veamos que nuevas sorpresas nos tiene.