Observado

Observado, y bien cuidado.



Sobre el amor, o cariño o como quieran llamarle, o simplemente, sobre la “dopamina”. En general muchos le tienen pavor, pánico y miedo en exceso.

Nos refugiamos en un nihilismo comercial, bajo esa armadura de acero que pesa toneladas y no deja salir nuestros sentimientos.

Bueno, pues esos son los mínimos casos, las mínimas situaciones, porque en realidad, y en su mayoría, nos refugiamos atrás de un cristal tan transparente que no nos damos cuenta que todos nos observan, nos ponen atención, reciben el mensaje y, nos agradecen.

Nos ocultamos para evitar decir o escribir ese sentimiento, pero lo demostramos así:

* Me cuidas

* Me observas para saber sentirte satisfecha. 

* Dejas todo, hasta el bolso y el portafolios, por asistir a una cita de tan sólo 5 minutos.

* Me celas, poco, dulcemente, porque sólo me quieres para ti.

* Te preocupas si no te respondo ese mensaje pendiente.

* Te preocupas si no sabes de mi en los siguientes sesenta minutos.

* Me preguntas en dónde ando, porque es importante saber uno del otro.

* Me sugieres lugares, comidas, diversiones.

* Me proteges en la distancia.

* Me preguntas si ya voy a dormir, si ya comí, y qué haré en el trabajo.

* Me extrañas, claro, aunque digas que poquito, pero ese poquito lo demuestras mucho.

* Y el cariño va creciendo, porque apenas vamos en el segundo tercio…

ü     Ah, y me falta decir, que es un desmadre tan placentero, que es mucha felicidad, de esa… para preocuparse.

ü     Y como escribiera y cantara Joan Sebastian:

      En una tarde de primavera, cuándo el alma se encuentra en flor, yo diecisiete y tú quinceañera…

A    Abrazos


 

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