ACCEPT en México



De Beethoven a Accept, la historia imposible de creer
Accept: Blood of the Nations Tour 2011.
Circo Volador, 8 de Mayo, Ciudad de México.
Por Alejandro Corral


“So out of a funny little idea we created somewhat of a monster”
Wolf Hoffmann, guitarrista y co-fundador de Accept
Hablando de la canción “Fast as a Shark”


Andy Sneap es el nombre del talentoso personaje detrás de la producción, mezcla y edición del último disco de estudio firmado por la banda teutona Accept. Además de su actividades detrás de decenas de bandas como consolidador final de sonidos (entre las que destacan Kreator, Megadeth, Exodus, Arch Enemy o Cradle of Filth), Andy es fan del metal desde su niñez en Inglaterra y guitarrista de una banda de thrash metal llamada Sabbat, en honor de ya saben quien. Cuenta el susodicho que en sus años de puberto, estaba obligado a presentar un examen final de química y en vez de presentarse a tan obligada tarea, prefirió escabullirse a una tienda discos que anunciaba para ese día la venta del vinilo “Restless & Wild” de Accept; con tan buena suerte que en el camino se encuentra a su padre y éste, en vez de soltarle un sermón moralista, prefirió llevar a su retoño a la tienda y comprarle tan ansiado material. Desde ese día (y tal vez mucho antes) la música sería más importante que la química, física y matemáticas juntas. Dos décadas después el azar, ese maldito entrometido, lo llevó a conocer a Peter Baltes y Wolf Hoffmann (líderes de la agrupación); le pidieron producir su nuevo trabajo, del cual traían algunas grabaciones y demos. Sin pensarlo aceptó, pero recomendó a los interpelados escuchar los discos de la banda de principio a fin, realmente escucharlos, con esa devoción propia de los adolescentes en épocas de escuela. Hoffman refiere ese episodio como fundamental para la concepción del nuevo trabajo. Andy conocía de memoria, corazón y alma las canciones de la agrupación y sabía por donde irse. El resultado es a todas luces extraordinario, pero regresemos a 1976.

Ese año marca la profesionalización del grupo en la pequeña ciudad de Solingen, al oeste de Alemania, aunque su gestación haya sido desde 1968 bajo la batuta del vocalista Udo Dirkschneider. Con Baltes en el bajo, Hoffmann en la guitarra principal y el tremendo Stefan Kaufmann en la batería (además de un segundo guitarrista), se completaba la alineación que en 1979 lanza al mercado una ópera prima homónima que no tiene mucho de rescatable, tal vez la portada que ha sido la mejor en su carrera, porque si de algo han adolecido estos arios es de un buen diseñador gráfico para sus materiales. Ya en 1980, por otro suceso harto afortunado del destino, conocen a Alex Young, hermano mayor de la dinastía Young, mejor conocida por ser la columna vertebral del grupo AC/DC. Ese Alex es responsable de regalarles su primer éxito, “I’m a Rebel”, que utilizaron para nombrar también el álbum. Además conocieron al productor germano Dirk Steffens, músico de conservatorio, quien tocaba el piano y la guitarra, y quien también les presentó a Ludwig Van Beethoven, del cual tomarían muy buenas ideas. Este disco no es tampoco algo fuera de lo normal, es más, salvo el tema principal muy poco tiene de rescatable, pero sentó las bases del sonido característico de la banda; la voz de Udo ya comienza a tener una proximidad con Bon Scott, gracias a Alex Young. Cuando salió al mercado “Breaker” (1981) hablamos, ahora si, de los grandes trabajos, de la época dorada, de la consolidación. Este álbum tiene la enorme peculiaridad de ser mezclado por el talentosísimo Michael Wagener, en cuyo currículum vítae encontramos mezclas y/o producciones como “Master of Puppets” de Metallica o “No More Tears” de Ozzy. Además tuvieron la enorme fortuna de salir de gira de promoción como teloneros de Judas Priest y de los maestros de las guitarras dobles del Heavy Metal, aprendieron como nadie el oficio. “Restless & Wild” (1982) documenta el nivel de perfección que alcanzaban los alemanes en esto del Heavy Metal, aunque sin lograr el éxito comercial despiadado, tal vez para bien de la banda, porque si lograron un enorme respeto dentro del mundo del rock pesado. “Balls to the Wall” (1983), repitiendo la fórmula Wagener/Steffens en la producción, alcanza el punto más alto en el ‘mainstream’ y es en este disco donde puede entenderse la esencia de la banda: guitarras pulidísimas, batería impecable y potente, un bajo por demás grandioso, coros hechos por los propios músicos (un sello característico) y la siempre sorprendente voz de UDO que nos hace pensar en un gigante alemán de dos metros, cuando en realidad es un chaparrito regordete. La gran racha se cierra con “Metal Heart” (1985), un disco muy peculiar, explotando elementos de la música clásica y con toques de rock progresivo, cortesía del productor Dieter Dierks, eterno colaborador de Scorpions (los más famosos del rock pesado de esa patria) y promotor del Krautrock, o rock progresivo alemán. Algunos momentos soberbios son capturados en vivo para el álbum doble “Staying a Life” (1990) de la gira de promoción realizada durante 1985 por tierras niponas.
Todavía en 1986 alcanzan un buen nivel con “Russian Roulette”, retornando a un sonido más cargado a sus primero discos y sin ganas de volver a trabajar con Dierks. ¿Una mala decisión? Quien sabe, pero los discos posteriores hubieran sido otros si el mencionado productor se hubiera quedado con ellos. Comenzó pues la época de los discos auto-producidos.
La única excepción (por la mala acogida del disco de la ruleta rusa) ocurrió cuando trajeron de vuelta a Dierks para lanzar un disco sin Udo, quien había decidido irse por su cuenta y probar en solitario bajo el nombre U.D.O. “Eat the Heat” (1989) fue el nombre de ese raro trabajo y del cual pude rescatarse la totalidad del mismo, sin embargo en lo comercial fue un rotundo fracaso. Se hablaba entonces de la desaparición de la banda, sin embargo tres nuevos esfuerzos auto-producidos y sin una relevancia real nos llegaron en el transcurso de cuatro años: “Objection Overruled” (1993) el mejor de todos, Death Row (1994) y Predator (1996). El primero se manejó como un reencuentro y del mismo se desprendían ciertas nostalgias metaleras de buen nivel, sin embargo cuando entró 1997 el rompimiento fue definitivo.

Debieron pasar 14 años, casi tres lustros para volver a saber de Accept (excepto otra reunión allá por 2005 en unos festivales europeos) y lo hicieron reconstruyendo la banda, bajo la batuta del mentado Andy Sneap. Para ello se trajeron a bordo a un baterista experimentado en el arte del metal en serio, el también alemán Stefan Schwarzmann (quien ya los había acompañado en la gira del 2005) que en su haber tiene participaciones con otras dos bandas emblemáticas del metal germano como Helloween y la misma U.D.O. También tiene su historia con los suizos de Krokus, donde experimentó el lado más agresivo del género para el disco del 2006 “Hellraiser”.
También invitaron al guitarrista Herman Frank, colaborador en el legendario “Balls to the Wall” en la guitarra rítmica y para ya no estar con los dimes y diretes del eterno Udo, sin buscarlo, encontraron en el estadounidense Mark Tornillo la nueva voz e imagen de la agrupación, a raíz de unas sesiones informales que lo juntaron con Hoffman y Baltes. Así, con la columna vertebral intacta, pero con sangre y aliento renovados, el año pasado presentaron su “Blood of the Nations”, catapultándolo de inmediato al “Top 100” en once países del viejo continente y llegando en su natal Alemania a la cuarta posición, lugar nunca antes alcanzado. Y no es para menos, este nuevo Accept viene de manera literal rompiendo madres y tímpanos, con una potencia nunca antes escuchada y haciendo de este nuevo material su mejor y más completo disco a la fecha, y eso ya es mucho decir, porque en los ochenta ellos fueron por mérito propio de lo mejor que el metal nos ofertaba. Ahora por primera vez se presentarán en México y por supuesto que los estaremos esperando.

La Crónica

Un domingo tranquilo, apacible y lleno de realidades que se topan en la cara cuando uno viaja en metro. Un México maravilloso, pintoresco, tan lleno de contrastes parece encontrar en los vagones del tren urbano un refugio impersonal, una morada involuntaria y un lugar de reunión donde todos los personajes posibles tienen cabida. Una parada antes de la estación “La Viga” en honor del legendario y ancestral mercado de pescados y productos del mar, comienzan a notarse aquellos seres emergidos del rock más pesado que pudiese escucharse. Ataviados del obligado negro, con playeras alusivas a agrupaciones del género, decenas de jóvenes (y no tan jóvenes) emergían del subsuelo para dirigirse hacia uno de los pocos espacios a contra corriente con los que cuenta la ciudad: “El Circo Volador”, con su modestísimo escenario (antes cine propiedad de la extinta Compañía Operadora de Teatros SA), pero con todo el entusiasmo de seguir exhibiendo desde cine gótico hasta el más experimental metal que pudiera llegarnos de Europa. Docenas de conciertos, exposiciones, maratones fílmicos, talleres, recitales, actos políticos han encontrado un foro de expresión, un espacio casi natural y lo han abrazado con todas sus fuerzas. En un Lobby improvisado, donde antes se encontraba la dulcería, el expendio de cervezas y algunos dulces, para no desvirtuar el origen; sus paredes, unos semi-murales relatando los horrores del infierno, las novedades del Apocalipsis y cientos de criaturas horripilantes. Ya en la sala, donde antes se alzaba la gran pantalla, ahora se ha levantado una tarima, en el lugar destinado para los asientos de luneta, en teoría los más cómodos, se han dejado los desniveles para recibir al público de pie y en el balcón se han respetado los asientos. Según datos del lugar, la capacidad instalada permite recibir a unos 3,000 asistentes y la entrada estaba programada para las 19:00 horas. Una hora antes estábamos recorriendo los escasos puestos (un gran amigo y su ahora enorme hijo), donde las playeras eran el artículo promocional más socorrido. También había algunos verdaderos artículos de colección, onerosos y fascinantes: álbumes de edición limitada, discos de vinilo importados, DVD’s originales con presentaciones en vivo de varios artistas difíciles de encontrar. No por nada son locatarios del mercado del Chopo los que improvisan este mercado para ofrecer sus productos.
Después de unas exageradas medidas de seguridad para acceder primero al recinto y luego al pie del escenario, en punto de las 20:00 horas y con las respectivas cervezas en mano, recibimos a los mexicanos de War Kabinett con un concepto de Heavy Metal gótico bien elaborado, pero con algunas fallas en el sonido. Muy prendidos, dejaron al público listo para recibir a los teutones.

Cuando el reloj marcó las 9 de la noche, una enorme manta con el nombre de Accept y algunas alusiones al nuevo disco se descubrieron y de manera casi simultánea se apagaron las luces. Se acomodó el baterista del apellido complicado detrás de su instrumento y comenzaron los acordes del primer tema. En total serían 19 piezas, recorriendo sobre todo la época dorada de la banda y por supuesto la última entrega. Una novedad fue la ausencia del guitarrista Herman Frank, por la hospitalización de emergencia en Houston, TX, debido a un accidente durante su show en esa ciudad; varias costillas rotas y un pulmón perforado fue el saldo de tan azaroso incidente. Su contraparte melódico, el extraordinario Wolf Hoffmann se haría cargo de todo el trabajo con la siempre caprichosa guitarra. Teutonic Terror (Blood of the Nations, BOTN de ahora en adelante) fue la primera entrega y del mismo disco nos regalaron Bucket Full of Hate. Cabe mencionar que desde que se apagaron las luces hasta que, dos horas después, se encendieron de nuevo, la energía, el entusiasmo y la entrega de los integrantes del grupo fue de aplaudirse. También vale la pena señalar el buen comportamiento de los mil seguidores que nos dimos cita. Ningún incidente y todo fue una convivencia donde el rock fue el pretexto perfecto para cerrar una semana más.
Starlight fue la primera canción rescatada del baúl de los recuerdos, ésta, del “Breaker” (1981) y la cual compartimos con un ánimo casi suicida al reventarnos la garganta con tanto grito. Del mismo álbum el tema homónimo que cimbró los cimientos del circo volador. Para New World Comin’ (BOTN) todo era una hermandad de playeras negras, cuernos formados con las manos al aire y cientos de gargantas coreando cada estribillo. Hoffmann respondía con unos rifs magistrales y en el bajo el señor Baltes con su abundante y rizada cabellera, a lo afro, daba cátedra de interpretación y el ex-Krokus en la bataca, reventaba a madrazo limpio cada bombo y platillo. El amigo Tornillo aprovechó para leer unas palabras en español y explicar la razón por la cual el otro guitarra Frank estaba ausente esa noche. Y llegó desde 1982 Restless & Wild (R&W), del disco del mismo nombre y la locura podía cortarse con cuchara. “La muchacha quiere ser actriz, el muchacho motociclista (easy rider), ellos quieren vivir……. Restless & Wild”. Toda esa rebeldía de los años mozos, contrastando con los temas del BOTN más cargados a la crítica, al poder destructor de las guerras, a la sangre derramada en las calles, a los políticos corruptos, a las grandes corporaciones despiadadas.
Haciendo honor al país hispano parlante en el que se encontraban, del Objection Overruled (1993), interpretaron Amamos la Vida, así con el título en castellano, como un raro ejemplo de balada metalera para descansar un poco los ánimos y recobrar el aliento. Y si, amamos la vida y si, estamos hasta la madre y sí señor Sicilia, estamos con usted por los mismo, por que esa sangre de las naciones de las que habla Accept se ha derramado cruel e irresponsablemente en la nuestra y por eso estamos hasta la madre, por eso No + Sangre.
Del Russian Roulette (1986) interpretaron Monsterman, como preámbulo a un pequeño milagro: cuando llegó el turno de Metal Heart (del disco homónimo de 1985) Tchaikovsky y Beethoven fueron los invitados de honor. El ruso primero con una breve introducción de su marcha eslava; para la mitad de la interpretación el pequeño milagro del que hablo ocurrió de manera casi tan natural como la respiración de un millar de pulmones: haciendo un coro homogéneo, al compás que marcaba la guitarra de Hoffmann, el tema de “Para Elisa” del genio alemán, se escuchó por un minuto como un grito común, como una exhalación que nos hermanaba de un modo difícil de explicar. Y viene a mi mente un diálogo de la película alemana “La Vida de los Otros”, ganadora del oscar a mejor película extranjera y recordada en México porque le arrebató el galardón al “Laberinto del Fauno” de Guillermo del Toro. En una secuencia el actor principal (un dramaturgo y escritor en los años de la RDA) hablaba con su pareja de que Lenin había dicho una vez que necesitaba dejar de escuchar a Beethoven, de lo contrario nunca terminaría la Revolución. Con el departamento intervenido por una agente de la Stasi (policía secreta en la Alemania Democrática), el susodicho funcionario se conmueve y al escuchar la “sonata para un hombre bueno” (en la película acreditada a un amigo recién suicidado en la historia) interpretada al piano por el escritor, comienza la transformación clave del férreo investigador. Guardando las debidas proporciones, esa misma transfiguración ocurrió a cada uno de los asistentes cuando movidos por una melodía inspirada en una pieza clásica, hicimos un gran coro e hicimos de ese momento, una gran convivencia colectiva; la música lo hacía de nuevo, había conseguido un pequeño milagro.
Siguieron con Neon Nights (R&W) y Bullet Proof (Objection Overruled), donde intercalaron unos solos de bajo/guitarra de Baltes/Hoffmann, con un mano a mano entre ellos, donde muy divertidos sacaban notas y acordes de sus instrumentos de manera casi irresponsable, pero muy aplaudida por el respetable. Después llegó uno de sus mejores temas con Losers and Winers (Balls to the Wall – BTW, 1983) que en lo personal festejé de manera emotiva. Del Russian Roulette rescataron Aiming High, pieza que dejó un buen sabor de boca para recibir Princess of the Dawn (R&W) como tal vez la mejor interpretación, si es que nos aventuramos en escoger algo de lo tan rico y variado de la noche. Historia cargada de dragones, princesas y leyendas teutonas. Para Up to the Limit (Metal Heart), sabíamos que estábamos en los estertores del concierto y el primer final llegó con la fabulosa No Shelter (BOTN), donde otra vez retumbó el coso de La Viga y despertó a todos los fantasmas y monstruos dibujados en la pared. Se despidieron, pero sabíamos de antemano que algo nos debían.
En el sonido ambiental se escuchó el estribillo de una canción alemana infantil del siglo XIX, introducción inocente, contrastando con el poderoso Fast as a Shark (R&W), considerada una de las mejores piezas del Heavy Metal por su composición muy al estilo del speed o thrash metal, cuando estos géneros aún no se definían. Luego el último tema del BOTN con Pandemic, de lo soberbio de su nueva producción, preparándonos para lo que sería el obvio cerrojazo, el tema más esperado de la noche, un himno del metal, toda una tradición y sello característico de la banda: Balls To The Wall (sobra decir de cual álbum). “Son muchos esclavos en este mundo, muertos de tortura y dolor, mucha gente no ve, que se están matando ellos mismos….. ellos piensan que los esclavos siempre pierden y su miedo los mantiene indefensos….. pero van a romper sus cadenas y no los van a poder detener, van a venir por ti y entonces tendrás tus güevos contra la pared…….” Tema que invita a una rebelión de los oprimidos, con unos coros exquisitos que de nuevo sonaron como un colectivo de mil gargantas. “Balls to the wall yeahhhhh, balls to the wall…..” Y con los güevos, no contra la pared, sino en la garganta de tanto gritar con los mismos, se acabó la presentación y de muy buen humor nos retiramos del lugar. Otra vez, una más, la música había logrado sacar de nosotros lo mejor, lo más humano y de vuelta al tren urbano de regreso a casa, uno se topa con la cruel realidad de lo cotidiano; y es imposible no pensar algo: algún día, esos oprimidos, esos esclavos como los llaman en la canción, se van a levantar. Tantos polvorines, tantos muertos, tantas balas, tanta sangre han colmado la paciencia de muchos. La sangre de las naciones ha pintado muchas calles. Por lo pronto, sentado en un vagón del metro, sigo tarareando las canciones y estoy de muy buen humor.

RONNIE JAMES DIO (1942 - 2010)



The Best Musician. The Best Man. The Best Icon of Music. The Best of All Times.
Today is the first year without you. We all miss you and we will still playing your legacy to the end of times.
One year. You changed our lives so many years ago.
And next Friday 20th, Los Cerdos will offer a tribute for this GOD @ Kiss Lounge. 21:00 hrs. Be There and PRAY !

ACCEPT. La Espera Terminó.



Pasaron casi veintinueve años para escuchar en vivo “Restless and Wild”.
Por Carlos Zaldívar


“It was those Classical Composers
who essentially laid the foundation for what we now call Heavy Metal”
Wolf Hoffmann


¡Portentoso! Un megaconcierto que dio este cuarteto teutón en el Circo Volador. Herman Frank no pudo completar en quinteto debido a un accidente en la tocada anterior y al momento se encuentra hospitalizado en Houston.
Aun así, y como en otras ocasiones, ACCEPT pegó durísimo con cuatro elementos.

Fue casi al final del 2° semestre en el CEL, iniciando la preparatoria y estábamos en la clase de diseño. Previamente había grabado en cassette aquel LP de recién adquisición y de importación de una banda alemana, de nombre… ACCEPT. Album de portada roja con dos guitarras incendiándose y que desde la primera rola quedé pasmado de tan descomunal metal.
Llevé una grabadora y junto a mis amigos “El Loco” y “El Camarón”, coloqué el cassette y la reacción de ellos fue la misma que la mía: ¡Qué Bandota!
De ese álbum se desprende “Fast As A Shark” que tiene una introducción simulando un LP rayado para que después de algunos segundos surja la voz de UDO gritando a sus máximos decibeles. Ésta introducción es de una canción tradicional de niños en Alemania titulada “Ein Heller und ein Batzen" (A Farthing and a Penny) con la cual quedamos totalmente inmersos en su música.
Le siguieron “Restless and Wild”, “Ahead of the Pack”, “Shake your Heads”, “Neon Nights”, “Get Ready”, “Demon’s Night”, “Flash Rockin’ Man”, “Don’t Go Stealin’ My Soul Away” y la fabulosa “Princess of the Dawn”. Todas éstas siguen grabadas en aquel cassette de 90 minutos.
Una y otra vez durante semanas disfrutábamos esas magníficas rolas. En el stereo de casa, en la escuela, en el coche y en la grabadora portátil. ¡Qué buen metal teutón!
Pues a partir de este momento comenzó el fanatismo con la banda. Entonces supe que había otros dos álbumes anteriores a “Restless and Wild” que fueron “Accept” de 1979, “I’m a Rebel” de 1980 y “Breaker” de 1981.
En ese line-up figuraban Udo Dirkschneider en las vocales, Wolf Hoffmann en la guitarra principal, Jörg Fischer en la secundaria, Peter Baltes en el bajo y Stefan Kaufmann en la batería. Ésta alineación duró sólo 4 años, y luego Herman Frank llegó a la guitarra secundaria siendo un quinteto extraordinario.
Alineaciones con varios cambios, pero siempre mantenido Udo, Wolf, Peter y con vaivenes, Stefan.
A partir de ese año, ya tenía tatuado (otro más) el logotipo de “Accept” en el pecho, y algunas calcomanías en el portafolios.
Se confirmaban una vez más a Alemania e Inglaterra como los mejores productores de excelente Metal a nivel mundial.

Para el siguiente año llegaría “Balls to the Wall”, cuya rola homónima al LP pegó muy fuerte en la radio. En ese año mi papá viajaría a Dallas, y al regreso me trajo el cassette original.
Hoy ese cassette aún lo conservo, pegado con cinta adhesiva y reconstruido, ya que estuvo dañado de tanto “adelantar” y “regresar” esa rola.
Udo se confirmaba como uno de los mejores vocalistas del género en Europa. Esa voz grave y en ocasiones fina, nos daba a imaginarnos a un vikingo de más de 2 metros de alto y con gran poderío en las cuerdas vocales. De hecho en las pocas fotos que había de él, se veía de altura normal, bueno… no tan bajito.
De este álbum me fascinan las rolas (además de “Balls to the Wall”) “London Leatherboys”, “Fight It Back”, “Head Over Heels”, “Losers and Winners”, “Guardian of the Night” y la mega balada de “Winter Dreams”.
Ahora debía conseguir ese LP.

Los primeros álbumes aún no los tenía, aunque ya había encargado “Accept” y “I’m a Rebel” a Music Plus en Estados Unidos, pero no les había llegado.
Ya anteriormente en un viaje había recogido el homónimo de “Aldo Nova” de un pedido vía teléfono.

Al siguiente año estábamos egresando de preparatoria (1985) y “Metal Heart” nacía. La rola homónima pasaría a formar parte del acervo musical mundial de cualquier metalero / headbanger. ¡Qué rolota Diablo mío!
Los arreglos, las percusiones y la guitarra de Hoffmann nos tienen, desde aquel año, súper intoxicados de adrenalina en el corazón… de metal.

Para 1986 salió “Russian Roulette” pero pasó de noche. En el billboard de los Estados Unidos se quedó en el lugar 114. Estábamos en la universidad y recuerdo haberlo visto, importado, en el bazar de Lomas Verdes. Lo compré, lo grabé y luego sabrá el Diablo donde lo dejé. Buen disco y letras, pero tampoco tuvo el éxito esperado.

UDO decide separarse del grupo para hacer carrera como solista, y para 1987 edita “Animal House” compuesto en su totalidad por ACCEPT y Deaffy. De aquí se desprende la rola homónima, “Lay Down The Law” y “Run For Cover”. Muy buen disco, pero, ¿Regresaría con Accept o seguiría en solitario?

Al llegar a la universidad, no perdí contacto con mis hermanos de la prepa, además ya tenía de pupilos metaleros a jóvenes en la preparatoria donde yo daba clases.
De Accept se hablaba poco, pero cuando se hablaba todos nos emocionábamos al escuchar sus éxitos y pensábamos en los conciertos.
“¿Se imaginan escuchar el Restless and Wild en vivo?” – Era una utopía y además, lejana para nuestro país.

Ya sin Udo, estaba la duda sobre la permanencia de Accept en la escena mundial, pero para ese año universitario, 1989, se incorpora David Reece a las filas de la banda teutona y el guitarrista secundario queda fuera. Con este line-up editan “Eat the Heat”, un disco de extrema rudeza y excelente vocales, composiciones y desde que abren con “X-T-C” y terminan con “D-Train” muestran una rudeza y una permanencia en el ámbito metalero.
Un LP que lo he tocado poco, porque el cassette aún existe. Una obra maestra, para mi gusto, que mucho aún no entienden. Hay que escucharlo muy tranquilos, en unos 3 ó 4 sentidos, depende del grado etílico en el que nos sumerjamos. Excelente disco con una alineación como quinteto ya que se alinea Jim Stacey.

Pasan 4 largos años de no saber de Accept, y finalmente para 1993 aparece “Objection Overruled” el cual ya lo compré en formato de disco compacto en su edición japonesa y con este álbum reafirman su lugar en la escena. Un disco que pareciera que Accept sólo recargó pilas y nuevamente a los grandes escenarios. Como cuarteto es que editan este álbum y la gira es impresionante. Se les califica como “La Reunión” de Accept. A éste le preceden los álbumes “Death Row” de 1994 y “Predator” de 1996.
De este “Objection Overruled” también se desprende una balada de nombre “Amamos la Vida” que cuando la escuché, me llegó profundamente, pues cantaban el coro en español.

Terminando su gira en Asia y para muchos Accept se desintegra y desaparece del escenario metalero por casi 14 años. No creo que haya sido, de hecho en el inter, Accept contó con varios vocalistas y allá por el 2005 participó en conciertos, festivales y otros menesteres, como Udo y sus composiciones como solista.
Para mí, ACCEPT siempre estuvo vivo y sus canciones nunca las dejé de escuchar, siempre presente en las ya aclamadas, “Metal Sessions”, en los discos y compilaciones de los “Sultans of Swing”, pero siempre... siempre se mantuvieron latentes.

Llegó la temporada de conciertos a la ex – catedral del metal mexicano, La Arena López Mateos, en Tlalnepantla, y alguna vez pensamos que Accept podría pisar dicho escenario en algún momento. No pasó a mayores el comentario.
Para finales de la primera década de los dos mil, los conciertos ya se fueron haciendo costumbre y la llegada de grupos de renombre era frecuente a nuestro país.
La era de la información y cantidad de ésta en la Red creció exponencialmente.
“Accept” era ya una palabra que surcaba las olas y navegaba de sitio en sitio por Internet.
Pronto, en el 2009 Udo anuncia su retiro oficial de la banda, y la tristeza duró pocos meses. En primera instancia significaba que la Banda volvería a las “andadas” y a realizar giras frecuentes.
No me imaginaba a Accept sin Udo, como a Supertramp sin Roger Hodgson, a Journey sin Steve Perry o a Sabbath sin Ozzy o sin Dio. Pero la noticia era un hecho.

Así que iniciando el año de 2010, y retomando el trabajo después de las vacaciones de invierno, me encuentro con la noticia que ya era de primera plana en Europa. Se edita “Blood of the Nations” y Accept sale de gira.
Los resultados de esta nueva alineación con Mark, ex vocal de TT Quick, y como quinteto, volviendo Herman Frank a las guitarras secundarias y Stefan Schwarzmann en la batería; es fenomenal.
Fue el disco del año en el ámbito musical, fue el resurgimiento espectacular de Accept, grandiosamente recargado y con la energía más que vasta como si fuera una banda integrada por jóvenes treintañeros, llegando a los primeros lugares de audiencia en varios países y México no fue la excepción.
La recepción del álbum de este gran regreso ha sido calificada por revistas y expertos en el medio, y las calificaciones han sido muy elevadas.

Para enero de 2011 se anuncia el sueño esperado: Accept en México.
¡Puta Madre! Los boletos van a volar. Estarían en el Circo Volador y su presentación estaba programada para el domingo 8 de mayo.
Los días fueron eternos, y en cada uno de ellos algo se comentaba en las redes sociales, los mensajes de Mark, Wolf y Peter en el perfil de Search & Destroy en su facebook, las crónicas de otros conciertos en Eyescream y los videos en YouTube.
Era ya una invasión de ACCEPT en la red y todos los fieles fans estábamos a la espera, contando cada minuto y cada segundo en nuestro reloj.
El “Blood of the Nations” tiene 13 majestuosas rolas, que absolutamente todas… pero absolutamente todas, son Hit Wonders, son de primer nivel y todas han cautivado de inicio a fin a todo metalero fan de los alemanes.
“Blood of the Nations” es el disco más esperado por muchos y el que ha dejado satisfecho a cualquiera que lo haya adquirido, es un álbum que pasará a la posteridad y formará parte de los 20 mejores álbumes editados en el siglo XXI.
Es una maravilla de álbum, y por ende, la espera para el concierto era terrorífica y nerviosa…
Desde “Beat the Bastards” hasta “Bucketful of Hate” nos invade tanta energía metalera que es un disco compacto que merece (y tiene) que repetirse una y otra, y otra, y otra vez…
Y no podía faltar el momento meloso con la balada metalera, en este caso “Kill The Pain” hace honor a este santiamén dejando un excelente sentimiento, provocando retomar aquel “corazón de metal” para convertirlo en uno de “miel”. ACCEPT será una banda inmortal.

Para esto, UDO se presentaría como solista una semana antes, aquí mismo, en el mismo foro de la Cd. De México, el Circo Volador. No dudo que haya sido un concierto espectacular, y obvio, cantaría los éxitos de Accept y algunas de sus propias producciones.

Pero ACCEPT, es la banda por tradición, y siempre será ACCEPT.

Este domingo por la mañana, despertamos con le noticia de que Herman Frank había tenido un accidente en el concierto anterior en San Antonio: 4 costillas rotas y el pulmón perforado.
Aquí comenzó la angustia, desesperación, nerviosismo e incertidumbre sobre lo que pasaría durante el día.
Accept pudiera cancelar el show y posponerlo, pudiera traer a algún sustituto en la guitarra secundaria, o… como sucedió y había sucedido en algunas otras ocasiones: Se presentaría y cumpliría su compromiso con los mexicanos como un cuarteto.
La mañana pasó rapidísima y en punto de las 7 pm ya estábamos en la entrada al Circo, Ricky, mi hijo y otro de mis hermanos del alma, Alex.
Toda la banda metalera y realmente fans de Accept estaban ya listos. Todos estábamos listos…
El rito de la playera, la taza y el llavero se fueron rápido, entramos y en punto de las 8:10 pm salió Stefan a la bataca, luego Wolf y Peter a las cuerdas para iniciar con Teutonic Terror. Al escenario adornaban algunos misiles cortos al fondo y 2 de largo alcanza, uno en cada lado. Mark se enfundó en su chaleco de mezclilla y su gorra para llegar gritando “Teutonic Terror” y todos coreando “We Will Give ‘em the Axe”…
De aquí hasta las 10:30 aproximadamente no paramos de cantar, gritar, movernos, brincar y volver a empuñar los cuernos hacia la banda. Esos cuernos ya tan famosos que el mismo DIO patentara ante el infierno y recibiera el halago de toda la comunidad headbanger.
Ahí estuvimos. Fuimos testigos de este gran concierto, que en lo personal estuve esperando ya por casi 30 años. Ver, admirar y cantar junto a esta gran banda teutona y escribir estas líneas; será ya un legado para futuras generaciones.
Las rolas más emotivas y llenas de una euforia enloquecedora fueron “Restless and Wild”, “Amamos la Vida” que incluyeron para el setlist en este lado del océano, “Metal Heart”, “Losers and Winners”, “Princess of the Dawn” y en el encore fueron “Fast as a Shark” y “Balls to the Wall”.

Al regreso mi hija Regina me preguntó: “¿Y enloquecieron como yo con Queen?”. Hija mía, por supuesto que enloquecimos y con demasiada pasión.
Ver hasta adelante a mi hijo emocionado, brincando y gritando; y Alex y yo de igual manera a tan sólo unos pasos atrás de él, hicieron que mi piel se erizara y el corazón quisiera explotar, y no sé mi alma, pero seguramente salió, botó al escenario y envolvió a Mark, Wolf, Peter y Stefan para luego regresar a mi cuerpo en tan sólo unos nanosegundos.
Fue un concierto bestial, muy metalero y con demasiada convulsión.
“Híper recontra excelentemente buenísimo” estuvo este show de Accept. Y esperemos que vuelvan pronto y como quinteto.
En Eyescream publicaron que si hubiera venido Herman, “sencillamente hubieran aplastado a Udo”. En lo personal SÍ lo aplastaron, y por mucho, pero esto mis queridos dos lectores, es simplemente una opinión y sentimiento personal.

Al final, como dijo mi amiga JeanOwar, fue triste, simplemente porque había terminado. En los alrededores del Circo estábamos deambulando bajo la nostalgia de “Queremos más Accept”, de “¿Por qué tuvo que terminar?”, y el de “¡Esperemos que regresen pronto!”, porque Accept tiene poder para muchos años más…
Enormes saludos también a mis hermanos headbangers que ahí también deambulaban, Gonzo, el Anónimo, Armando, Fer, Edu y Dante.

ACCEPT por los siglos de los siglos….

Gala Sinfónica de la O.S.M. 40 Aniversario de QUEEN.





ORQUESTA SINFÓNICA DE MINERÍA
Gala Sinfónica QUEEN, conmemorando los cuarenta años del grupo británico.
Louis Clark, Director.
Por Carlos Zaldívar

“A concert is not a live rendition of our album. It's a theatrical event."
Freddie Mercury

¡Majestuosa! ¡Emotiva! ¡Sensacional! Y que mejores adjetivos para iniciar esta crónica de lo que vivimos el viernes anterior en el Auditorio Nacional.
Se presentó la Orquesta Sinfónica de Minería en una Gala para presentar los éxitos de la gran banda inglesa Queen conmemorando sus primeros cuarenta años.

Hablar de Queen, es hablar de una banda inigualable. Hablar de Freddie es hablar de un Dios insustituible. Hablar de May es hablar de uno de los mejores guitarristas del planeta. Pero ya se ha escrito demasiado sobre ellos.

Llegamos al auditorio casi a las 7 pm pensando en asistirían pocas personas, pero, ¡Sorpresa! Estuvo casi abarrotada la sala. Todos los instrumentos de la O.S.M. ya estaban en el escenario y la primera llamada se había escuchado por los altavoces.

Minutos después de las 8 pm subieron al escenario los músicos de la O.S.M. y los cuatro coros: “Coro Filarmónico Universitario” a cargo del maestro Oscar Herrera; “Coro ProMúsica” a cargo del maestro Samuel Pascoe; “Coro Convivium Musicum” a cargo del maestro Víctor Luna y a quien extiendo mis saludos y un abrazo, hermano de mi amiga entrañable del CEL, Claudia; y también el “Coro Ars Lovialis” a cargo de igual forma del maestro Oscar Herrera”.
Todos, bien alineados y esperando la autorización para dar inicio a la majestuosa presentación conmemorando los cuarenta años de QUEEN. ¡40 años Señoras y Señores!

Y de entrada, al apagarse las luces, inician con la formidable “Flash” y la piel se resquebraja y el alma vuela, mientras al pensamiento llega Freddie entonando “Flash” a bordo de una nave. Tema compuesto por Brian May en 1980 para el soundtrack de la película homónima.

De entrada, mi hija Regina ya se veía emocionada.
Ver a todos los músicos y la cantidad de coristas al fondo, hizo que luciera espectacular el recinto de Reforma.

Le siguieron “Play de Game”, “Bicycle Race”, “Don’t Stop Me Now” y al llegar “Love of my Life” la nostalgia se apodera de mí.
Fueron grandiosos los arreglos y la producción de esta obra, pues el toque sinfónico a la obra de Queen provocó un viaje emocional, de la melancolía y tristeza a la felicidad y emoción, pasando por despecho, depresión, amor, coraje y cuanta emoción conozca nuestro cuerpo.
Ese toque sinfónico hizo que al unísono de los coros, las canciones de Queen se sintieran por nuestras venas. Aún sin Freddie, se sintió su presencia, al igual que la de May, Deacon y Taylor.

Elena Durán, fue la flautista que acompaño a la O.S.M. en pocas ocasiones.

Después nos ofrecieron “Killer Queen”, “Somebody to Love”, “Save Me” y cerrando la primera parte del repertorio con “We Will Rock You”, una extraordinaria rola con la que según mi hija Regina, “todos nos volvimos locos en el auditorio”. Esta composición hizo que todos los asistentes siguiéramos al compás de Clark y Cía., con dos palmadas en las piernas y un aplauso… “We will, We will… Rock You!”… dos palmadas en las piernas y un aplauso… “We will, We will… Rock You!”…
Aún más emocionante ver a Regina seguir los mismos pasos, mismos acordes y mismo coro cuando todos vitoreaban la letra de Brian May.

Al regreso después de un lapso de diez minutos aproximados, regresaron con “We are the Champions”, “Under Pressure” quien junto con David Bowie compusieron, y que Queen la hiciera casi suya, “Who Wants to Live Forever”, “I Want to Break Free”, “You’re My Best Friend”, “Teo Torrete” de Brian May y que nunca se editó como sencillo, “Crazy Little Thing Called Love”, “Inuendo” y “Bohemian Rhapsody”.

Obras emotivas y sentimentales fueron “Who Wants To Live Forever”, “Inuendo” y obviamente “Bohemian Rhapsody”. Los arreglos de éstas fueron muy emotivos y a los fans asistentes provocaron diferentes sentidos de ánimo.

¡Volver a recordar momentos en el CEL! Muchos bellos momentos porque fue en esta etapa escolar, en los recientes 38 años, que vivimos “casi” al lado de Queen.
Momentos de amigos, muchas felicidades y pocas tristezas.
Al día de hoy, esa emoción creció exponencialmente a ver a mi hija emocionada, enfundada con sus jeans y su “playera oficial del evento” y cantando al unísono… “We Will, We Will… Rock You”.
Así como dijera el filósofo MasterCard: Boleto 500 pesos, playera 100 pesos, taza 70 pesos… Ver a Regina emocionarse cantando la obra de Queen y gritar como “loca” en el Auditorio a “We Will, We Will… Rock You”… NO TUVO precio.
Invaluable esta experiencia, porque la O.S.M. le puso la cereza al pastel, un enorme agasajo bajo la supervisión y dirección de Louis Clark, composiciones de Queen y coros de grandes voces dirigidas por Oscar, Samuel y Víctor, quienes también gozaron la presentación.
¡Y qué decir de los trompetistas! Pues emocionados armaron su propia “fiesta” entre ellos y gozamos al verlos ondearse entre sus instrumentos de viento. Las violinistas igualmente, y de hecho: ¡Que Bellas! Las percusiones de igual manera se presentaron muy “rockeros”. Y de hecho al principio también los coristas sintieron esa misma conmoción, pues la mayoría aplaudía y el resto les seguía el paso, a ritmo de “We Will Rock You” principalmente.

Cerraron con broche de oro. “Bohemian Rhapsody” hizo vibrar nuestros corazones. En este momento fuimos trasladados emocionalmente a “A Night At The Opera”, en aquel 1975 cuando apenas cursábamos el inicio de 4° de primaria y ya se entonaban los acordes de esta melodía, obra de Freddie Mercury. Dividida en tres partes y sin coros, pero en esta ocasión, la O.S.M. y los Coristas le pusieron el paladar sinfónico y el justo placer enternecedor y sensacional, para que todos recordáramos, volviéramos a vivir y sintiéramos con los violines, la tristeza; con las percusiones y los coros, la felicidad y retomáramos esos LP’s al llegar a casa.
Toda una Idea Musical, al estilo Rock STOCK.

¡Caray! y de Louis Clark, pues con una Curricula impresionante, con fastuosa trascendencia musical y extensa. Simplemente estuvo al lado de Jeff Lynne en ELO y también creador de las obras “Hooked on Classics” entre otros. ¿Algo más del señor?

Los aplausos, emotividad y algarabía por tan espectacular presentación hicieron que Sir Clark regresara a tomar posesión de la O.S.M. y de los Coros, y ¡Uff! Repitieron gran parte de “We Will Rock You! Así que la impresión nuevamente invadió a mi hija, quien de ipso facto se levantó de su lugar, corrió al pasillo y de pie rindió tributo a Queen, cantando y con sus pequeñas palmas golpeando el unísono de “We Will, We Will… Rock You”.

¡Qué gran espectáculo musical!