Genesis (Por Alejandro Corral)


DEL GÉNESIS AL YA NO ME ACUERDO GENESIS.

Turn it on again tour, 2007

Por Alejandro Corral

Octubre 7, 2007

This is the time, this is the place

So we look for the future

But there's not much love to go round

Tell me why this is the land of confusion

Del tema “Land of Confusion”, 1986

Introducción

Mucho se había especulado sobre un reencuentro del legendario grupo Genesis; incluso se dijo que Phil Collins se había reunido con Peter Gabriel y Steve Hackett, para proponerles una gira promocionando el álbum “The Lamb Lies Down on Boradway”, a más de 30 años de su lanzamiento. En la página oficial de Genesis, se escirbió que tanto Gabriel como Hackett habían aceptado, con el obvio consentimiento de Rutherford y Banks, para iniciar la gira a principios de 2007, pero el proyecto (por desgracia) no se cristalizó por incompatibilidad de agendas y compromisos. Se decidió entonces otro escenario alterno: hacer una gira con la alineación que había tocado junta por un período de casi 15 años, es decir, Tony Banks como siempre detrás de los teclados y sintetizadores, Mike Rutherford en las guitarras, Phil Collins en la voz (y batería de vez en cuando) y los miembros “no oficiales” Daryl Stuermer en el bajo y el incondicional de Collins, Chester Thompson en la batería. Se anunció pues a principios de Noviembre de 2006 ante los medios de comunicación y en la página oficial del grupo la gira “Turn it on again” que arrancaría en Finlandia el 11 de Junio de 2007 y que tocaría solo las ciudades principales de Europa y Estados Unidos, programando tan solo 40 presentaciones (que a la fecha suman casi 50 debido a la demanda tan importante de boletos en ciudades como Chicago, Philadelphia, Los Angeles o Düsseldorf, donde fue preciso abrir nuevas fechas). También se anunció que la banda tocaría temas de todas las etapas del grupo, pero desde 1973, es decir, que dejaba fuera From Genesis to Revelation y los excelentes discos Trespass, Nursery Crime y Foxtrot (estos dos últimos curiosamente forma parte del logo de promoción de la gira), pero que si incluiría el resto de la discografía, exceptuando el fallido y último disco del grupo (sin Collins) Calling All Stations. Con este antecedente y consultando que Denver sería el punto más cercando a Ciudad Juárez, decidí adquirir boletos para el evento programado el Sábado 6 de Octubre, pero honestamente no sabía que esperar; si estaría lleno de temas que fueron éxitos en los ochentas y noventas, o bien interpretarían temas de su etapa progresiva de la década de los 70’s, que es la que más disfruto. Nunca antes había visto a Genesis en vivo, así que utilicé este pretexto para animarme.

La crónica

10 horas de camino entre la ciudad El Paso, TX y Denver, CO. Originalmente mi cuñada y su esposo irían con nosotros (mi esposa Yadira y un servidor), pero por un problema de salud de mi cuñada, no pudieron acompañarnos y su lugar lo tomaron dos buenas amigas de mis esposa (y a estas alturas también mías). Dejamos El Paso el jueves 4 de octubre a eso de las 5 AM y exactamente 10 horas y más de 1,000 kilómetros después llegamos a la ciudad de Denver, sin contratiempos. La ciudad vivía una inusual efervescencia deportiva, ya que su equipo de béisbol (Los “Rockies” de Colorado) llegaban por primera vez en su historia a la postemporada y el mismo día del concierto, a unos cuantos metros, se celebraría el primer partido en la historia de la ciudad. Adicional a esto, el equipo de Hockey, jugaba el domingo el primer partido de temporada regular y ese fin de semana salían a la venta los paquetes de boletos para los juegos en casa (El Pepsi Center, donde sería el concierto). Por si esto fuera poco, el equipo de Fútbol Americano (los “Broncos”), jugaría el domingo ante su odiado rival divisional, los San Diego “Chargers” y el jueves que llegamos, en los medios locales se anunciaba que su corredor titular sería suspendido por lo menos 6 partidos por consumo de marihuana. En un deporte donde los esteroides y “pain killers” son la dieta diaria de los jugadores, el consumo de esta sustancia es de escándalo. Al parecer el centro de la ciudad tendría una agenda muy apretada.

El Jueves en la tarde, Viernes y Sábado nos dedicamos a conocer Denver y sus alrededores, con la asistencia de un primo hermano que no veía desde que tenía unos 11 años. Una ciudad limpia, típica de los Estados Unidos, caracterizada por su altura (casi 5,000 pies sobre el nivel del mar) y por su gran cantidad de inmigrantes mexicanos (de Chihuahua y Zacatecas, principalmente). A escasos 20 minutos se encuentra la tristemente célebre ciudad de Columbine, escenario de una de las tragedias modernas más lamentables, me refiero a la matanza de estudiantes a manos de dos chamacos (uso el término chamacos para referirme a muchachos menores de edad, no adultos, como Norberto Rivera Carrera alega) de apenas 17 años y que fue un detonador para futuras y continuas tragedias similares. Este hecho tan publicitado, discutido, documentado y hasta llevado a las pantallas por Michael Moore en su excelente documental “Bowling for Columbine” y por Gus Van Sant en su película ganadora de la palma de oro en Cannes, “Elephant”. En fin, muchas historias. Pero volvamos al concierto.

Llegamos al Pepsi Center desde las 5 PM (la presentación estaba anunciada a las 8 PM) para evitar problemas con el estacionamiento y previniendo embotellamientos a causa del juego de los “Rockies”. Recogimos los boletos y nos fuimos a recorrer el centro de la ciudad. Regresamos a eso de las 7:40 a la arena y sin ningún problema entramos al recinto y fuimos a un expendio de “souvenirs” de la gira para darnos cuenta que las playeras, chamarrras y demás aditamentos estaban excesivamente caros (una playera que en México la encuentras en 100 pesos (menos de 10 USD), la adquirías por 35 USD). Compré solamente el programa oficial (por módicos 20 USD), con buenas fotos y una breve explicación de la historia del grupo. Nos instalamos en nuestros asientos que estaban literalmente en la última fila del último nivel, pero con buena visión de frente al escenario. El lugar estaba prácticamente lleno, salvo algunos huecos en las partes laterales altas. A las 8:15 anunciaron que el concierto sería grabado, para un álbum que se planea sacar a finales de año con los mejores momentos de la gira; anuncio que fue recibido con una fuerte ovación. Unos minutos después se apagaron las luces, el recinto se quedó a obscuras y en la pantalla principal se formó una televisión que sintonizó escenas del grupo en sus diferentes etapas, incluyendo imágenes de Gabriel y Hackett. La televisión se multiplicó hasta el punto en que eran cientos de pantallas que volaban a lo largo y ancho hasta formar un mapamundi y en los Estados Unidos se formó la palabra “DENVER” y comenzaron a escucharse los primeros acordes del tema Behind the lines del disco Duke (1980). Curioso es que decidieran abrir con un tema del disco que significó el cambio radical de estilo en la banda; álbum que les redituó su primer disco de diamante en Estados Unidos. Pensé que el concierto estaría entonces cargado hacia esa tendencia, la más comercial. Tan solo un minuto a obscuras y el escenario se iluminó y todos los miembros estaban ya detrás de sus instrumentos. Tony Banks de lado derecho y de perfil (como siempre ha sido su costumbre), Rutherford de lado izquierdo (con su inconfundible altura y barba), Struemer a su lado y al fondo, en una tarima, dos baterías: una dorada con Chester Thompson detrás y la otra plateada donde Phil Collins interpretaba sus acordes. El sonido era excelente, se escuchaban con claridad cada uno de los instrumentos y la acústica del lugar era muy buena. Este primer tema fue totalmente instrumental y concluyó casi diez minutos después con Duke’s end, del mismo disco. Collins se bajó de la tarima para dirigirse por primera vez al micrófono. Los cinco músicos se notaban bastante sonrientes. Sin pausas continuaron con otro tema de Duke, Turn it on again que servía de bandera a la gira. Collins hacía gala de su capacidad de interpretación (con un estilo muy similar al de Gabriel) y elegantemente vestido de negro y exhibiendo un cráneo totalmente desprovisto de pelo, se movía a lo largo y ancho del escenario con una gran sonrisa en el rostro. El juego de luces, la forma de las pantallas y el humo en las tarimas hacían recordar la gira que despidió a Hackett y fue grabada en el álbum Seconds Out. Terminado el tema, Collins presentó a sus compañeros y nos preguntó que si estábamos de humor para una noche larga y llena de recuerdos. Sacó de su bolsillo una cámara digital y explicó que estaba haciendo un álbum fotográfico de la gira. (De hecho en el programa que adquirí venían varias fotos que Collins tomó desde el escenario en sus giras por Europa). La gente le aplaudió y ovacionó fuertemente y siguieron la presentación con un tema del último disco de estudio con Collins, I can´t dance (1992) y que para mi gusto es el mejor logrado de su etapa posterior a la salida de Hackett, el tema fue No son of mine y nos cuenta la historia de los reclamos de un hijo a su progenitor. En la pantalla un gran reloj marcaba el ritmo de la melodía. Continuó el show y llegó el tema Land of Confusion del disco Invisible Touch (1986). No se si recuerden el video de esta canción, muñecos de plastilina con una animación muy simpática que hablaba del terror nuclear de esos días, donde Reagan soñaba que disparaba misiles a Rusia y Margaret Tacher también lo hacía y todo era confusión. En las pantallas aparecieron las figuras de Collins, Rutherford y Banks que cambiaron a tomas de los músicos en sus interpretaciones.

Hasta ahora el concierto había estado bien, pero no era por esos temas por los que había venido. Collins anuncia entonces que interpretarían algunas canciones muy viejas, muchas de ellas con más de treinta años de haberse lanzado al mercado. Pensé para mis adentros: por fin. Un señor a unas filas me quitó las palabras de la boca: “That’s what I’m talking about” comentó (Al final de concierto me di cuenta que ese mismo señor, ya entrado en años, llevaba una camiseta promocional del disco de Yes, Tales from the topographic oceans). Y si, llegaba el mejor momento de la noche. Desde los primeros acordes comencé a disfrutar del momento, In the cage, del extraordinario disco The Lamb Lies down on Broadway (1974), se escuchaba en total armonía con el juego de luces. La voz de Collins evocaba a la de Gabriel y ahora si entró Banks con toda su fuerza interpretativa con un excelente solo de teclado que lo distinguió como uno de los mejores tecladistas del movimiento de rock progresivo, junto con los grandes como Rick Wakeman (de Yes), Keith Emerson (de Emerson, Lake & Palmer), John Evan (de Jethro Tull) o Kerry Minnear (de Gentle Giant). El tema (extensísimo por cierto) fue seguido por otra excelente interpretación del disco Selling England by the Pound (1973), The Cinema Show, que nos cuenta la historia de dos amantes en una cita romántica. Collins se acomodó detrás de su batería nuevamente para el final de la canción y seguir con el mejor tema del disco Duke, el instrumental Duke’s travel, que como fue costumbre en los discos posteriores a este, incluyeron siempre uno o dos temas de corte progresivo, como para no olvidar los orígenes. Este ensamble armonizaba de buena forma las dos baterías con el teclado de Banks y la guitarra de Rutherford. Después concluyeron con el bien logrado tema Afterglow del disco Wind & Wuthering (1977), que fue el último con la participación de Hackett en la guitarra. El ensamble duró cerca de 25 minutos de puro rock progresivo que nos hizo recordar los tiempos cuando este movimiento estaba en su momento cumbre. Al terminar una gran ovación (o por lo menos una muy fuerte de mi parte, ya que muchos jóvenes asistentes no tenían ni idea de lo que acababan de escuchar). Con esto ya había valido la pena el viaje. Pero para bajarnos de la nube en que andábamos muchos, el siguiente tema fue del tipo balada pop romántica: del disco I can’t dance escuchábamos el empalagoso Hold on my Heart. El tema muy melódico terminó y Collins volvió a tomar su cámara digital para hacer nuevas fotos y contarnos sobre historias de fantasmas, aludiendo al tema que estaban por interpretar, el ensamble (bastante bueno, por cierto) de Home by the Sea/ Second Home by the Sea del disco Genesis (1983). El mejor tema de este álbum, compuesto e instrumentado en su totalidad por Banks y que nos cuenta la historia de una mansión embrujada, incluyendo solos de batería de Collins/Thompson, de guitarra de Rutherford y por supuesto un gran solo de Banks en los teclados. En las pantallas, fantasmagóricos espectros con el rostro del famoso cuadro de Edvuard Munch El grito, volaban en todas direcciones. Esta interpretación provocó mi ovación para el grupo. Y al parecer estábamos en el plato fuerte de la noche ya que el ritmo siguió de manera consistente ahora con el tema Follow you, Follow me del disco …And then there were three… (1978) que aunque muy melódico, no cae en lo empalagoso y donde la batería estuvo a cargo de Collins en su totalidad. Con esto se reafirma lo que siempre dijo de su participación con Genesis, que se sentía más a gusto detrás de la batería que del micrófono. Durante la interpretación, en la pantalla se formaron las portadas de varios discos importantes de Genesis: Duke, I can’t dance, Nursery Crime, Selling England by the Pound y A trick of the tail.

Y llegó el éxtasis de la noche, con el ensamble Firth of Fifth/ I Know What I Like (In Your Wardrobe), del disco Selling England by the Pound. La primera parte fue totalmente instrumental con Collins en la batería y con imágenes de los integrantes de todas las épocas del grupo en las pantallas. Más de 10 minutos hasta que se oyeron los primeros acordes de I know… y Collins dejó la batería para cantar la melodía con un gran dominio del escenario. En ese punto la gente estaba entregada totalmente y la música se disfrutaba plenamente. Siguieron con el tema Mama del disco Genesis y el reclamo del hijo a su madre prostituta, con imágenes de una joven y frondosa mujer arreglándose para su labor diaria. Al terminar el vocalista se disculpa por la letra de la canción y nos dice que ahora interpretarán un tema mucho más optimista e incluido en A trick of the tail (1976) que nos cuenta la historia de la tierra prometida y el lugar de las vírgenes. Me refiero a Ripples y sus más de diez minutos de interpretación con imágenes de bosques encantados en las pantallas.

Y llegó la parte final del concierto con un ensamble del álbum Invisible Touch, comenzando con Throwing it all away, una extensísima versión de Domino y sus dos partes (In the Glow of the night y The last domino), pasando por el instrumental Los endos (este tema del A trick of the tail) que sirvió de antesala a un mano a mano de batería entre Collins y Thompson, que comenzaron al centro del escenario tocando en una especia de tabla acústica para poco a poco irse acomodando cada uno en sus respectivas baterías y continuar con Tonight, tonight, tonight y finalmente cerrar con el popular tema Invisible Touch. Collins nos desea bunas noches y los músicos se retiran hacia sus camerinos. Mientras tanto, los miles de seguidores que nos dimos cita en el Pepsi Center, seguimos aplaudiendo y gritando para que a los cinco minutos regresaran con los acordes del tema We can’t dance (del disco casi homónimo I can´t dance). En la pantalla aparecen las siluetas en blanco de los cinco integrantes caminando de manera casi robotizada uno detrás de otro. Collins, Rutherford y Stuermer imitaron este movimiento por todos los rincones del escenario hasta que se oyeron las frases we can’t dance, he can´t dance, you can´t dance. El vocalista toma las últimas fotos y nos dice que están a punto de interpretar la última canción de la noche que de alguna manera cerró una de las etapas más significativas del grupo. Del excelente disco The Lamb Lies down on Broadway, Genesis nos decía adiós con The Carpet Crawlers y su mensaje: “We've got to get in to get out. We've got to get in to get out”. Y así dos horas y cuarenta minutos después nos encontrábamos ante cinco músicos sudorosos pero muy sonrientes haciendo sendas caravanas frente a un público que los ovacionó de pie. A la salida nos enteramos que los “Rockies” habían ganado su partido 2-1 y por lo tanto habían barrido la serie contra Philadelphia y aseguraban por lo menos dos juegos en casa para el partido de campeonato, antesala de la serie mundial.

Haciendo el recuento de la noche, puedo decir que fue un buen concierto lleno de momentos agradables y hasta soberbios. Es obvio que iban a hacer un balance entre los temas de sus discos, pero me agradó mucho el hecho de que más de la mitad del tiempo en escena se dedicaran a desarrollar ensambles de sus épocas de rock progresivo. Genesis es sin lugar a dudas uno de los mejores exponentes de este género y todavía espero que tengamos la oportunidad de presenciar un reencuentro con Gabriel y Hackett, que sería algo así como tocar un pedazo de cielo. Si ya hemos visto el Génesis, necesitamos llegar hasta el Apocalipsis, ojalá.

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