Wasp (2005)


W.A.S.P.

Blackie y su “Horror Tour 2005”

Por Carlos Zaldívar

Ante una oscuridad profunda y con el recinto abarrotado al cien por ciento, aparecieron al fondo del escenario el baterista Stet Howland, y frente a él, en las esquinas, el bajista Mike Duda y el guitarrista Darrell Roberts. De espaldas y con una larguísima cabellera estaba una leyenda viviente: Blackie Lawless; el mismísimo causante de rivalidades con padres de familia, el inspirador para crear la PMRC (Parental Musical Research Center) en los Estados Unidos, influencia para el Reverendo Manson y otras decenas de músicos… quien llevó al límite todos los conceptos escénicos del horror y el sexo con el Rock.

Blackie, todo un genio del metal ochentero y que la noche del veintiséis de mayo de este año, piso suelo mexicano, antes de asistir al Monterrey Metal Fest Vol. II, en el Hard Rock Live de esta ciudad.

Ahí, en medio de sus cómplices perversos del sexo, se inició toda una retrospectiva de la música de WASP. Murmuran “We Are Sexual Perverts”, ¿Será cierto?

Tras la aclamación de “Blackie… Blackie… Blackie…” iniciaron con “On your knees” y de ahí, sin parar, todos los presentes no descansaríamos durante los siguientes noventa minutos. Al primer retumbe de decibeles y el poder de la batería sentimos vibrar nuestros cuerpos y ahí, olvidamos cansancio, sueño, pendientes, juntas, clases y labores del día siguiente. Estábamos inmersos en la personalidad negra de Blackie.

El micrófono estaba incrustado en un demoníaco pedestal en forma de cráneo con la espina dorsal y esqueléticos brazos para sostener al vocalista. Estaba fijo a una placa de metal con cuatro resortes potentes, donde Blackie se podía balancear de un lado a otro, simulando el control sadista del cráneo y liderar a su banda.

Al efecto de la luz blanca, y después de más de veinte años en escena, se podían notar algunas arrugas en el rostro de este feroz animal de apellido Lawless.

Una vez más, montado en el cráneo con micrófono nos invitó a pedir “Animal” pidiendo que entonáramos: “Fuck like a beast… Fuck like a beast… Fuck like a beast…” y después de alabar al líder de WASP, inició “Animal”. Increíbles momentos para recordar esas sesiones donde disfrutábamos el LP de Blackie a todo volumen… “Fuck like a beast…”

El espectáculo continuó y otra rola pedida y ovacionada fue “I wanna be somebody” quienes al unísono con Blackie gritábamos: “I… wanna… be somebody…”, “I… wanna… be somebody… be somebody…soon”.

El recinto estuvo repleto de metaleros de una generación inolvidable del metal: su época dorada.

Antes de encore, Blackie nos rindió respeto y tras un humilde agradecimiento y reverencia inició el rito del brebaje satánico: tomar sangre de un cráneo que sostenía en su mano derecha. Los aplausos fueron avasalladores y nos ensordecieron por algunos segundos. Seguimos con los cánticos de “Blackie… Blackie… Blackie…”

Finalmente las pocas luces se fueron eliminando una a una, la banda se despidió, no sin antes prometer que regresarían pronto. Roguemos por que así sea, porque notamos que aún tienen mucha batalla por dar. Y más aún con su reciente obra maestra “The Neon God” que cierra toda una saga, creación de mismísimo Lawless.

Terminamos con los decibeles en nuestros oídos durante muchas horas más, un concierto inolvidable y a esperar su regreso.

¡Que el metal los bendiga!

Star Wars: Episode III


STAR WARS: EPISODE III

El nacimiento de un villano… por amor.

Por Carlos Zaldívar

Después de ser mutilado y arrastrarse con la única prótesis que le quedaba, Lord Vader (Anakin Skywalker) pudo salvarse de ser devorado por la lava ardiente que se paseaba a su alrededor.

Segundo a segundo pudimos admirar, disfrutar y emocionarnos al ver bajar lentamente la máscara hacia el rostro casi deshecho y medio desfigurado de Vader, de observar bajar el casco, con un negro brillante y reflejar sombras extraordinarias. Con el traje negro puesto y la capa en la espalda que revoloteaba de coraje e ira, se levantó.

Fondos oscuros, maldad por doquier y esperando más venganza…. Darth Sidious, Darth Vader y a unos pasos el Comandante Tarkin, de pie, en posición militar, dando la espalda a los millones de fieles discípulos de Star Wars tras la pantalla… ahí estaban, observando el panorama por la gigantesca ventana de la estación espacial.

Estas escenas eran las más esperadas por los fans de la religión “Star Wars”. Deseábamos ver en qué momento, cómo y dónde se convertía Anakin Skywalker en Darth Vader, y más aún, cuándo se pondría el traje negro, la máscara y el casco tan mundialmente famosos.

¡Lord Vader, se ha levantado!

Liverpool, Champions 2005


EL REGRESO DEL INFIERNO

Liverpool hace historia. “El Polaco”: el hombre clave.

Por Carlos Zaldívar

Apenas corría el primer minuto del partido por el campeonato de la Champions League cuando Maldini (Milan) anotaba el primer gol contra el Liverpool. Empezábamos tristes. El tiempo transcurría y al final de la primera parte Liverpool perdía tres a cero con otros dos goles de Crespo.

Los comentarios del primer tiempo con Wolff, Maradona, Kempes y los nuestros, coincidían en que ya estaba “casi perdido” el partido para los ingleses. Aún así comenté que los ingleses podían regresar. Con un gol en el segundo periodo podían emerger psicológica y emocionalmente y tener mente y cuerpo para un regreso inesperado. Este sueño se veía muy lejano.

Cuarenta y seis minutos. El segundo tiempo iniciaba e inmersos en la pantalla pedíamos un gol. Si el Milan anotaba, era el hundimiento del Liverpool, pero si el gol era de los ingleses la posibilidad de emerger de una dura tristeza podía suceder y los ánimos lograrían que la adrenalina hiciera su trabajo.

Y así fue. Apenas iniciando el minuto cincuenta y cuatro y en un lapso de seis minutos los ingleses anotaron ¡tres goles! El marcador se igualaba a tres tantos y estábamos muy nerviosos (el sudor de nuestras manos nos delataba) porque aficionados al Milan y al Liverpool compartíamos la sala multimedia. Continuaron los treinta minutos restantes del tiempo reglamentario. Dudek y sus defensas habían salvado al Liverpool de dos posibles anotaciones... y en cada llegada a la meta inglesa mi adrenalina me delataba. Mis compañeros estaban en igual trance emocional.

Jugadores exhaustos, público apasionado y televidentes suspendidos entre la realidad y la fantasía del fútbol (del primer mundo) ansiábamos el gol de la victoria. Nunca llegó, y con el score igualado a tres goles nos fuimos al tiempo extra.

Otros veintiocho minutos de excelente fútbol, de emociones, amonestaciones, cansancio y éxtasis en todos los jugadores y aficionados… y tan sólo faltando dos minutos para finalizar… Shevchenko logró colarse al área de Dudek… tira con potencia y el portero en el suelo logra detenerla, y nuevamente, en el rebote, vuelve a tirar con más potencia, y en esta ocasión… el balón es despejado hacia arriba de la portería. Me levanté del asiento y pensé que un infarto llegaría… pero no. Dudek había salvado nuevamente el orgullo inglés. Nuestro ritmo cardiaco iba en aumento.

Treinta minutos de tiempo extra y ahora íbamos a los penales. Todos de pie.

Liverpool hizo historia, pues ningún equipo había tenido un regreso en una final con desventaja de tres goles. El equipo de Rafael Benítez también registró record como segundo lugar en anotar los goles más rápidos: tres en seis minutos.

Los jugadores del Milan, además de cansados, lucían tristes, con coraje y descontento con ellos mismos. Los penales darían inicio.

Serginho y Pirlo (ambos del Milan) fallaron sus tiros, por lo que Liverpool aventajaba con dos goles, y Riise (Liverpool) fallaba también. Así el marcador estaba tres por dos a favor de los ingleses y el turno era para Shevchenko, desquitar su mega sueldo en un solo penal y darle a los italianos más vida y tiempo. Sólo dos goles más para la victoria del Milan…

El ucraniano se prepara para rematar al fondo de la red… los millones de televidentes y aficionados con los ojos sobre él, miradas fuertes y sudor en las frentes… dispara…. y nuevamente DUDEK es el amo del travesaño ¡Logra detener el disparo de Shevchenko! ¡Increíble que fallara ese disparo! ¡Dudek recibía al balón casi de frente!

Así que el guardameta fue el jugador más valioso del encuentro y de esta manera Liverpool había emergido desde lo más recóndito del infierno, para una victoria deliciosa y excitante. Marcador global: seis goles para Liverpool contra cinco del Milan.

Hasta la próxima.

Mayo 25, 2005.

Entre Arrugas



ENTRE ARRUGAS

Por Carlos Zaldívar

Tenía que regresar temprano a casa y terminar los pendientes de la remodelación de la planta alta. Faltaba acomodar los sillones de la sala de juegos y colocar en orden toda una colección de discos compactos.

Eran las cinco de la tarde y contemplaba el caminar lento de las manecillas doradas de mi reloj. Aún faltaban treinta minutos.

No le quitaba la mirada de encima. Deborah era tan bella que todos los días, absolutamente todos los días, la disfrutaba. Coincidíamos en el elevador, en el comedor, en la sala de juntas y en otros sitios del edificio, pero nunca me atrevía a dirigirle la palabra.

Ese día era viernes y sabía que se iría con sus amigas al restaurante de enfrente. Sin hablarle y sin conocerla me sentía celoso. No quería compartir su mirada con desconocidos.

Llegó la hora de la salida y Alex, mi amigo, me invitaba a tomar una copa a un bar. Fuimos al restaurante de enfrente, porque además contaba con bar y una zona para músicos bohemios. Acepté la invitación, pues quería seguir admirando esa belleza.

Empezamos a tomar copas y a disfrutar de buenas canciones. Los intérpretes eran clientes aficionados a la música y la que más disfruté fue “Quién Te Cantará”… ¡Qué recuerdos aquellos!

La noche avanzaba, y entre copa y copa logré divisar en el otro extremo del bar, a aquella compañera de trabajo de tez blanca, aún más bella a la luz de las velas. La acompañaban otras dos amigas, y sin más ni más, aproveché la despedida de Alex para acercarme a ella e invitarle una copa. Esas bebidas eran totalmente desinhibidoras. El valor se apoderó de mi alma.

Sería medianoche muy pronto y platicaba con ella. Disfrutaba de sus palabras y me deleitaba con sus labios en la copa y su mirada en mi rostro. Una copa más.

Sus amigas se habían ido y quedábamos los dos solos, escuchando las guitarras, ahora al ritmo de “Cielo Rojo”. La líbido estaba en crecimiento y mi deseo por ella aumentaba segundo a segundo.

La música terminó, había gente parada despidiéndose y por un segundo la perdí.

Se me acercó y me pidió que le invitara una copa más. Bebimos y le regalé una rosa acompañada de un beso.

Trataba de controlar mi equilibrio, pues la había invitado a una velada más romántica e íntima, con más música. Accedió sin titubear y caminamos a mi casa.

Me sentía aceptado y reconocido, pues ella accedía rápidamente a todas mis propuestas. Apenas había pasado media hora de estar en casa y ya habíamos bebido media botella de un delicioso vino alemán. De fondo musical estaba “Parisienne Walkways” y ambos estábamos muy a gusto disfrutando uno del otro.

Sólo recuerdo el delicioso arrastre de las sábanas por mi cuerpo, sus manos recorriéndome la piel, sus labios en mi pecho devorándome y sus piernas entrelazadas a las mías. Deliciosa noche.

La sed y el ansia por quitar el dolor de cabeza me despertaron. En mi interior todo me daba vueltas y las entrañas me revoloteaban por doquier.

Abrí los ojos y ahí estaba, respirando tal cual ser vivo conectado a una respiradora artificial. Sus arrugas en todo el cuerpo y sus “patas de gallo” me decían que por lo menos su edad era de más de sesenta años. La desesperación me aniquilaba. Quería regresar el tiempo y no haber probado gota de alcohol, y mucho menos llevarme a esa “viejecilla” a mi nido de amor, siempre reservado para Deborah.

Las arrugas de las sábanas eran mucho más finas que las de ella. ¿Dónde estaba Deborah?

El lunes me levanté temprano. Llegué al trabajo y por un pasillo pude ver que caminaba hacia mí. Simplemente bajé la mirada.