INSOMNIUM
Devastador y aplastante cátedra de metal fino.
Por Carlos Zaldívar
Ya, a una
década que el “Shadows of the Dying Sun” llegara a mis manos, y quedé muy, pero
muy satisfecho. Insomnium es el autor de tan semejante joya, editada en 2014. De
ahí me fui al primer álbum, de 2002, nombrado “In The Halls Of Awaiting”, pero
cometí el error de ya no darle seguimiento a esta enorme banda de Death Metal
Melódico.
Fue hasta la
pandemia de 2020 que volví a retomar la discografía de estos finlandeses, y
sorpresa que me llevé al disfrutar “Winter’s Gate”, de 2016 y “Heart Like A
Grave”, de 2019. Me convertí en un fiel seguidor.
Y fue justo
para inicios de 2023, que editan una verdadera joya, un álbum perfecto, bien
elaborado y que llegó, para finales de ese año al primer lugar de mi Top 10 de
álbumes anuales. Una estupenda obra maestra, carajo. El título de tan tremenda
obra magistral es “Anno 1696”.
Insomnium es
una banda ya de antaño, que da a luz en 1997 y este “Anno 1696” es apenas su
noveno trabajo discográfico. Bien elaborados, conceptuales, trabajados,
pensados y ejecutados; son, todos sus álbumes. El reciente, en cuestión, es una
obra en dónde profundiza en su característico sonido melancólico y atmosférico.
La banda finlandesa, una vez más, nos sumerge en un mundo de oscuridad,
introspección y belleza melódica.
Las voces, limpias, agudas y guturales son perfectas; de hecho, la voz es el instrumento más complejo en la banda, sutil y exuberante. Sublime, insisto. Las guitarras crean atmósferas densas y envolventes, mientras que los teclados añaden capas de melancolía. Los solos de guitarra son emotivos y llenos de sentimiento, encajando perfectamente en el contexto de cada canción. La batería proporciona un ritmo sólido y contundente, creando un contraste interesante con las melodías más lentas y atmosféricas. Los cambios de tempo y dinámica son utilizados de manera efectiva para construir tensiones y liberaciones emocionales; y admirar en vivo a esta banda, ha sido uno de los mayores placeres en vida.
Insomnium,
como buenos finlandeses, llevan la delantera y por una enorme ventaja, en
cuestión educativa, académica, y obviamente, cultural e intelectual; y para
muestra, esta este álbum. Insomnium continúa explorando temas como la muerte,
la pérdida, la soledad y la melancolía. Las letras son poéticas y evocativas,
creando imágenes vívidas que transportan al oyente a un mundo de sombras y
misterios. El título del álbum hace referencia al año 1696, lo que sugiere una
inspiración en eventos históricos. Sin embargo, las letras son más bien universales,
abordando temas atemporales como la condición humana y la búsqueda de
significado, de la vida misma.
Anno 1696, es
la combinación perfecta entre belleza, oscuridad, finura, densidad y placer
auditivo. Voces e instrumentación, excelsos.
Y bueno, desde
2023, soñaría en que algún promotor pudiera traer a esta banda a México. La
banda salió de gira con este disco, y Alex Corral tuvo la fortuna de verlos en
vivo en Hungría, en el famoso “Barba Negra”, en Budapest, Hungría; y obvio, la
envidia se apoderó de mí. ¿Es tan difícil traer al país a una banda de este
calibre?
Y apenas
algunas semanas más tarde, se anuncia… INSOMNIUM en la Ciudad de México.
¡Impacto emocional que recibí! Y en ipso – facto, adquirí mi boleto, y comencé
a contar los días para el último día de noviembre de 2024.
El Foro 28,
sería el recinto sagrado en recibir a los finlandeses. La espera se hizo
eterna.
No daba
crédito a que finalmente vería a esta alineación, presentando el mejor disco de
2023 (para mí) y me autoproclamaba como “afortunado”. Querían que Cronos
apresurara su trabajo, y finalmente, con mis amigos, Brenda, Ricardo y Axel,
llegamos en punto al recinto de San Cosme.
Como siempre,
llegamos con la duda del aforo, la capacidad y sobre todo el sonido y la
ecualización; que han sido los talones de Aquiles en muchos recintos
nacionales.
Las dos bandas
teloneras tuvieron problemas con un amplificador y algunas conexiones, pero
bueno. Todo pintaba para un “más o menos”. La segunda banda, de Monterrey, muy
buena, pero al sonido le faltaba potencia. Me estaba predisponiendo.
Y vaya, que en
punto de las 10 de la noche, se apagan las luces y comienza la introducción
para 1696, una estupenda composición de Niilo Sevänen, quien, de hecho, es el
autor de todas las canciones. En esas maravillosas líricas se refleja el nivel
cultural e intelectual, conceptos que siempre he pregonado para medir el plomo
de perfección de una banda. Simple como eso.
Pero con ese
comienzo, y el poder del sonido, la piel se erizó. Era el sonido perfecto. El
ingeniero responsable hizo su trabajo bastante bien, y la banda sonó
increíblemente perfecta, tanto en los instrumentos como en la voz; fue una
ecualización muy profesional; y obvio, mi mente, alma y cuerpo lo reconocieron
a la primera. Estaba presenciando lo que a finales de diciembre puede ser
catalogado como en mejor concierto de 2024.
Siguió “Valediction”
y luego se aventaron una excelsa rola que me encanta, “White Christ”, para
luego seguir con “Ephemeral”, “Lilian”, “And Bells They Toll2” y “Unsung”. Ya
el ambiente estaba prendidísimo, y los gritos y cánticos de “Insomnium, oh
ehhh, oh ehhh, oh ehhh”… ensordecían a los presentes ahí. Son momentos que ya
están tatuados en mis neuronas y venas.
Continuaron
con “The Witch Hunter”, “Mortal Share” y “Song Of The Dusk”, para despedirse e
irse tras bambalinas, pero… exigíamos más. Tienen material para ofrecer una
gran cátedra de por lo menos cinco horas, pero bueno, el tiempo siempre lo
tienen medido.
Y en encore llegó,
para colocar la cereza del pastel con “The Primeval Dark”, “While We Sleep” y “Heart
Like A Grave”; y fue que el punto final, lo pusieron al aventar algunas
plumillas y la baqueta al público.
¡Maravilloso
sentimiento de placer! Y al mismo tiempo de nostalgia, porque sé que algún día
regresarán y sin saber fecha, puedo ya contar los días. Es una banda que tiene
un gran camino por recorrer y mucha inspiración para compartir en su música.
Insomnium,
simplemente es una puta, brutal y sublime hermosura de Death Metal. Punto.
Por los siglos
de los siglos.
Especiales saludos a mis acompañantes, Brenda, Ricardo & Axel. ¡Gracias!
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