SEPULTURA Reloaded.


MAX & IGGOR CAVALERA.
Uno, dos
Uno dos tres cuatro…
Una semana llena de impactos emocionales,
Y tú, eres parte de ellos.

Por Carlos Zaldívar
Circo Volador. Nov 23 - 2018.

La descolgada de varias bandas internacionales de Heavy Metal Subterráneo se dio a finales de la década de los ochenta. Y  asistí a muchos de ellos. Aquel primer día de diciembre de 1989 se presentaría la mejor banda de Death Brutal Metal de Brasil: “SEPULTURA”. Banda formada en Belo Horizonte por Iggor Cavalera y su hermano Max, a inicios de los ochenta. Pero bueno, para 1987 cayó en mis manos su primer LP, editado un año anterior: “Morbid Visions”. Me llamó la atención la portada formidable con un Cristo crucificado, ensangrentado y bajo las tinieblas y el fuego del cielo, además de que únicamente fue editado en Brasil. Importado y de gran valor, y de inmediato me hice fan. Al poco tiempo cayó en mis manos el Segundo acetato, editado solamente en Alemania, y que lleva por título “Schizophrenia”, del cual destaca la rolota “Inquisition Symphony”. Y bueno, ya eran de colección.

Y para inicios de 1989, SEPULTURA edita su tercer y maravilloso álbum “Beneath The Remains”, con nueve tracks fantásticos. Con esa edición compré el acetato importado de USA y para entonces se habían editado ya, los dos primeros álbumes en el mismo país.
Impresionante sonido con mucho poder, ahora a los hermanos Cavalera los acompañaba Paulo Jr. en el bajo y Andreas Kisser en la otra guitarra. Simplemente un disco que ha dejado huella en mi vida. Fui fan extremo (y aún lo soy) de estos brasileños.

En aquella época dorada de los conciertos subterráneos en México, destaca el principal foro, el otrora “La Catedral del Metal Mexicano”, la arena López Mateos, ubicada en el centro de Tlalnepantla. De hecho es una arena para eventos de lucha libre, pero los headbangers la conocemos como aquel nombre que cito.

Sin mayor preámbulo se anuncia la primera visita de esta bandota a Tlalnepantla y comenzó la histeria emotiva para su arribo. Un día antes, estaba programada la reunión en el Bazar de Lomas Verdes para conocer a los miembros de la banda y obtener algunos autógrafos. Ahí estuve.

Sepultura 1989. Andreas, Max, Iggor, Paulo.

Y de pronto, aquel sábado de diciembre, llegamos aproximadamente a las 3 pm, y los pormenores inesperados, la poca organización y la inexperiencia con una banda de tal magnitud, fueron motivo para que el concierto diera inicio ya muy noche, como a las nueve.  La espera, las cervezas en bolsa, la fila, el cansancio, la caída de la noche y ver las manecillas del reloj caminar lentamente, le fueron dando una increíble sensación al día, porque en cuanto SEPULTURA subió al escenario, fue el desborde total de todos las emociones y sentimientos anteriores.
¡Brutal! Aquel concierto donde sobresalieron las rolas de Inner Self, Troops of Doom, Beneath the Remains y otras, sigue causándome que la piel se erice. Aquella ocasión me acompañó mi cuñado Jorge, con quién comparto un sinnúmero de experiencias de esta índole.
Los detalles de este evento se encuentran en mi libro “Memorias de un Headbanger”, pero bueno, en algún momento pensé en que pronto regresarían a México.
Y así fue, regresaron otras dos veces, y también estuve ahí.

Cuando en el 2000 fui a ver a KISS a Canadá, en su gira de despedida con los miembros originales, pensé en lo emocionante y gratificante que sería que mis hijos estuvieran ahí.
Entonces, esos sentimientos fueron llegando a cuenta gotas.
Vinieron los Rolling Stones, y pude disfrutar ese conciertazo, porque Carlos, Ricky y Regina estuvieron conmigo, rockeando, como debe ser.
Y con otras bandas sucedió lo mismo.

Y SEPULTURA no fue la excepción. Después de la salida de Max & Iggor de la banda, ya no fue lo mismo, hasta que se formó CAVALERA CONSPIRACY y recientemente ambos como Max & Iggor. Hace dos años vinieron a presentar el álbum Roots, el cual no es mucho de mi agrado como los cuatro primeros álbumes. Y entonces, pensé - ¡Qué chingón que vinieran otra vez y fuera con mis hijos!

Y la cereza de este gran pastel, emergió este reciente viernes 23 de noviembre, en el Circo Volador.
Apenas hace unas semanas se anunció que Max & Iggor vendrían a presentar los álbumes grandiosos de Beneath The Remains & Arise, y el corazón me implotó, formando una catarsis cerebral… porque asistiría a tan magno evento con mis hijos Carlos y Ricky.

Cronos apresuró su agraciado poder y cuando menos lo esperaba, ya mis hijos me recibían con cerveza en mano a la entrada del recinto de La Viga. La parafernalia que rodeaba al evento, la playera, la selfie y los fans apresuraron el tiempo para que en pocos minutos ya estuviéramos adentro.

Pasadas las diez de la noche, se apagaron las luces y Max & Iggor subieron al escenario.
Entonces, todo cambió. La tranquilidad y espera se transformaron en un maremoto humano, donde la ovación pasó lista al máximo, la adrenalina aumentó su poder de flujo simplemente al escuchar el conteo de Max, y nosotros al unísono:
“Uno, dos… Uno dos tres cuatro”, y ¡Madres! Ya era la segunda rola, “Inner Self”. ¡Putísima madre! Qué pinche emoción de ver ahí a esos dos Padawans Headbangers frente a mí, emocionándose como yo, y disfrutando de ese excelso setlist.

Desde que iniciaron con Beneath The Remains, la conmoción se incrementó, luego llegó Inner Self, Stronger Than Hate, Mass Hypnosis, Slaves of Pain, Primitive Future y la enorme “Arise”. A este punto ya estábamos sudando, con la garganta quebrada que raspaba toda la piel, de tanto gritar y corear, y hasta con restos de cerveza en la ropa y cabeza (o al menos eso quiero pensar). Le siguieron Dead Embryonic Cells, Desperate Cry, Altered State, Infected Voice y posterior a ésta, comenzaron los riffs de aquella gran rola de Lemmy con Motörhead (breve inclinación), y mis venas las sentía que crecían, pero no, era ese flujo que ardía en las entrañas, porque “Orgasmatron” llegaba a nuestros sentidos. Ah, que pinche rolota tan poca madre.
Un éxtasis que tuvo un receso con el cover de The Ramones, “I Believe In Miracles”, y que sirvió para recargar energía, adrenalina y poder; para recibir a la estupenda “Troops of Doom”, tan amada por mí y seguro que por todos los fieles que asistimos al sacro evento. De hecho ya era el encore, y terminaron con Refuse / Resist, Roots Bloody Roots y un potpurrí con Beneath The Remains / Arise / Dead Embryonic Cells.
Max & Iggor, 2018.

¡Carajo! Que nunca me enferme de Alzheimer, para siempre recordar estos momentos con Sepultura en el Circo Volador, acompañado de mis dos amados Headbangers.

A Jorge, mi cuñado, el gran ausente, quien debió estar aquí en tan memorable evento, le mando un abrazo.
Regina, mi pequeña Headbanger, ya está puesta para el siguiente que ojalá y sea muy pronto.

Hace poco realicé la lista de los mejores álbumes del soundtrack de mi vida, y por supuesto: SEPULTURA forma parte de ella.

Death Brutal Metal desde Brasil, para México.







Headbangers

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