TREN MONTEALTO en Music Fest 08



MUSICFEST 08

Zona Esmeralda

Un festival musical de todos… para todos

Por Carlos Zaldívar

Apenas en la tarde del día 12 (día de la tal Lupe) recibí el flyer del MusicFest 08 a llevarse a cabo ¡al día siguiente!

La invitación me la enviaron mis amigos ferroviarios, integrantes de la banda Tren Montealto. Así que a pesar del maldito tiempo, me di una escapada para estar en el Parque de los Ciervos, en la Zona Esmeralda de Atizapán. El flyer indicaba que tocaban (o iniciaba el festival) a las 2:00 de la tarde.

Sin más contratiempos y con mil excusas me lancé al evento llegando en punto de las 2:00 pm. Y bueno, ahí empecé a pedir información sobre el festival; también había stands de los patrocinadores, juegos y locales que ofrecían de casi todo tipo de comida.

Es el tercer año consecutivo que se organiza el festival y para algunos patrocinadores era el primero, como fue el caso de los colegios Kipling y Thomas Jefferson.

Como buenos organizadores (en México, ¡of course!) el audio se terminó de instalar casi a las 3:30 horas, y supuestamente el festival iniciaría en punto de las 3:00 pm.

El sol, a su máximo esplendor (y yo sin bronceador) irradiaba a los muy pocos asistentes en las gradas del foro.

Localicé y pregunté a las organizadoras del evento sobre el programa y Tren Montealto tocaría aproximadamente a las 6:00 pm, ya con el retraso. En fin, nuevamente el maldito tiempo, pero bueno, ya estaba ahí y con tal de disfrutar de buena música, pensé que sería mucho mejor pedir perdón que pedir permiso. Así que me quedé.

En punto de las 4:15 pm inició un pequeño grupo, de nombre “HIGH SPEED” y menciono pequeño, porque los dos guitarristas no rebasaban creo yo, los 13 años de edad. Una jovencita bajista y un joven en la batería.

Pensé que tocarían algo muy fresa o de niños, pues el festival era musical, y nadie me especificó que tipo de música.

Para mi sorpresa, tan sólo tocaron 2 rolas, covers de Green Day y otro de Simple Plan.

Muy grata sorpresa, que tan jóvenes músicos ya estén bien influenciados y encaminados por el correcto rumbo musical.

Una de las guitarras tuvo fallas, y las voces… pues están madurando apenas.

Buen grupo y ojalá me los encuentre en un futuro próximo con creciente madurez musical. ¡Enhorabuena!

Casi a las 4:40 tomaron los instrumentos 5 jóvenes, al parecer preparatorianos, metaleros, cabello largo y mencionando como influencias a Iron Maiden, DreamTheater y Megadeth entre otros.

Esta banda, de nombre “MALOS HÁBITOS” se aventó unas rolas de su propia inspiración y un cover de DreamTheater “As I Am”.

El vocalista con excelente voz, le auguro un agraciado futuro en ese aspecto y también como guitarrista, además del carisma que tiene tras el micrófono.

Muy buenas rolas, el cover acercándose casi cabalmente al original.

Buena banda con mucho futuro por delante.

Pocas fallas en las percusiones y en las guitarras.

La voz: de primer nivel.

Poco después de las 5:10 pm subieron al escenario tres jóvenes más. El bajista del grupo anterior compartió escenario con estos tres, y el nombre de la banda es “ASHALA EILDER”, que no se si se refiera a la isla o algo similar.

Pero bueno, en esta ocasión la banda también interpretó 2 rolas de su propia inspiración y un cover, no recuerdo cual.

Con un sonido más progresivo y a veces más hard rock.

Buena banda. La única sugerencia es que el vocalista debe “sentir” más la música, pues mientras cantaba permanecía inerte a cualquier acto sobre el escenario, tal cual una estatua en medio de la nada.

Al mismo tiempo que cantaba, en otra rola, tocaba la guitarra, pero creo que ni un paso dio al frente, ni otro hacia otra parte.

¡A moverse chavo!

Buen grupo, con algunas fallas de audio y con faltante en las vocales

Y cuando el reloj marcaba minutos después de las 5:30 pm, subían al escenario Cheyk, Edoardo, Erik y Beto; quienes forman la banda ya de PRIMER NIVEL: TREN MONTEALTO.

Sin más ni más, se tocaron 2 rolas para terminar con una tercera: “NO ME PUEDES VER”.

Asombrosa rola, de buen ritmo, acordes musicales y arreglos; pero de mejor aún la “letra”. Esas líricas que le ponen el alma al cuerpo de cualquier rola.

Una rola con la que me desahogué de la preocupación de estar fuera de tiempo, una rola que me hizo olvidar por minutos al tiempo y esa misma rola, que nos transporta a un estado donde la felicidad y el orgasmo cerebral son fieles acompañantes en el altar.

Esperar poco más de tres horas para disfrutar de algunos minutos de “No Me Puedes Ver”, bien valió la pena. Esta vez noté que Beto y Erik disfrutaron más la tocada, y es que el escenario fue más amplio y esto les permitió tomar parte de él: apoderarse de varios metros cuadrados y plasmar el letrero de su “MySpace” frente a una bocina.

Edoardo por su parte, tocando con el alma y la fuerza de sus extremidades superiores; Cheyk, sin lugar a dudas, con esa excelente voz, quien junto con sus compañeros viajan a la velocidad del Maglev, tantas veces sea necesario para complacer, en esta ocasión, al escaso público.

Es un gusto para mí asistir a este tipo de eventos, pues los puntos de comparación entre las diferentes bandas, a veces muy buenos y otras no tanto, me da ese valor crítico para escribir estas líneas.

A pesar del faltante de una mejor organización, difusión y confirmación de las bandas, fue un buen evento.

Después de TREN, se presentaba otra banda, pero las circunstancias del tiempo y otros eventos en puerta tuve que retirarme.

¡Enhorabuena a los familiares de esta banda! Quienes los han apoyado y espero que así lo sigan haciendo.

Espero que en otra ocasión, y con más tiempo, podamos compartir una charla mayor y una que otra cerveza.

¡Hasta la próxima!

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carlos@zaldivar.org.mx


WRECKER. Their new CD



WRECKER
La presentación de su CD, bajo las sombras del Bull Pool, rodeado de fieles seguidores.
Por Carlos Zaldívar

Finalmente, el objetivo de los integrantes de Wrecker vio sus frutos el pasado 6 de diciembre, cuando en el sublime bar-billar, Bull Pool, presentaron su CD “Suicide Headache”, conteniendo sus más ruidosos y descomunales hits de brutal death thrash metal.

Cabe destacar que para agosto de este año, ya contaban con un vocalista oficial, un fenomenal en las guturales: Mauricio Cerón, quien le ha puesto el “feeling” muy necesario a la banda.
De hecho en la primera reseña que escribí sobre la banda, quien inició su regreso en el Bull Pool, destaqué que a las guturales de Raúl Silva les faltó potencia y que ojalá y no tardara en llegar la persona ideal. Así también Raúl se concentraría más en el bajo, que es su fuerte.
Mauricio, por fin llegó.

Posteriormente hubo otra presentación en el mismo bar de Satélite, en septiembre, con imponderables resultados.
Y en octubre de este año entraron al estudio de grabación: ¡Enhorabuena! El momento había llegado.
Luego de grabar su material, se lanzan a su promoción y como primera parada destaca nuevamente el bar-billar Bull Pool, donde inician un mini tour local y presentan el material plasmado en CD.

Todo listo para arrancar la noche del sábado 6. A las 11:00 pm, como grupo abridor se presentó “TIGRA”, un grupo de voz femenina, y un baterista poco virtuoso (parece que apenas se inician en este pequeño mundo del metal) y que sin ser experto en conocimientos musicales, pareciera que tocaron una sola rola con pocos intermedios; muy repetitiva la batería y las voces poco sobresalientes.
En fin, pero gracias a este punto de comparación, prevaleció con mayor fuerza la potencia musical de WRECKER: los decibeles y la estructura musical del “brutal death metal” se lucieron.
La primera rola para abrir apetito musical fue “Broken Bones”, y partiendo de aquí la emoción por propagar el flujo sanguíneo en nuestros cuerpos a ritmo de thrash, ascendía.

Siguieron con “Fubar” y “Lord of the Flies”, rola inolvidable y causante para que Mauricio y Yureni me entregaran la playera de Wrecker, en el pasado concierto de septiembre. Lord of the Flies, rola instrumental, se distingue por las guitarras de Yureni, con los dos primeros minutos de “batería progresiva”, y posteriormente “thrashera”, para que finalmente en el último minuto y segundos, se explayara totalmente en “brutal death metal”. No cabe la menor duda que el poder de Wrecker provoca estallidos neuronales. Afortunadamente se regeneran (bueno, eso dicen y más vale que sea cierto, de lo contrario me quedan miles de neuronas menos).

Después siguen con la rola que da nombre al CD que presentaron: “Suicide Headache”. ¡Y qué mejor que después de la instrumental! para que el poder de Mauricio en las vocales descuellen mucho mejor y den notación de que el death es lo único con lo que el ser humano debería vivir.
Las composiciones de esta banda son de alta calidad, pues me llama mucho la atención de la excelente coordinación y al mismo tiempo “guerra local” entre las percusiones de Sux y las cuerdas de Yureni y Gonzo: todo bajo un total y absoluto control.
La ecualización y el poder del audio del bar acrecentan nuestros sentidos musicales.

Siguieron “Why” con profuso poder, y luego una rola más lenta de nombre “The Balrog”, para disfrutarse junto con líquidos etílicos y alcanzar a subir nuestros sensores a un nivel de percepción justo para un orgasmo cerebral; y segundos después, se lanzan con Endless War, rola nueva; y para el encore, no podía faltar el gran cover de Kreator: “Phobia”.
Con este cover Mauricio se luce espeluznantemente, pues sus guturales al ritmo de “Phobia… Phobia…” encrudecen nuestra alma y nos sentimos obligados a: ¡queremos más!
Y como siempre, el tiempo, el maldito tiempo (y las reglas de la casa) hacen que termine tan absorto concierto.
Ahora sólo me queda llegar a casa, escribir estas líneas y escuchar las rolas de su MySpace.

Por cierto, el atractivo visual fue una bella fanática en primera fila, con una mirada exageradamente profunda, como si mirara del mismísimo infierno hasta el altísimo y sagrado escenario. No sé quien es, pero próximamente lo investigaré.

Y que el death brutal thrash metal… sea.

WRECKER ES: Raúl (fundador) bajo, Yureni y Gonzo guitarras, Sux batería y Mauricio en las vocales.
Visiten: http://www.myspace.com/wreckerbrutalthrashmetal

TREN MONTEALTO... II



TREN MONTEALTO, II

En excelentes foros y grupos los errores son comprobación de que no hay PLAYBACK.

Por Carlos Zaldívar

“Originalidad no es hacer algo que los demás no hacen,

Sino hacer algo que los demás no puedan hacer”

No me pregunten quien dijo esto.

Ya casi al marcar las doce horas con casi cuarenta minutos, al término de esta tocada, escuché: - “Estos no están tan feos y si tocaron bien” –

Acaso para tocar excelente, los integrantes deben estar “carita”. Bueno, en el caso de muchos artistas, es lo que ha pegado y que además ellos mismos creen “que si tocan bien”; y para muestra tenemos miles de botones.

Pero, en este caso, mis ferroviarios amigos, no se trata de estar o no “carita”, sino de tener carisma y que todos converjan en el mismo canal, mismo sentido de la vida musical.

Aquí, estamos todos.

El pasado viernes siete de noviembre, nos dimos cita para otro concierto de la excelente banda “Tren Montealto”. Pero, por supuesto, que me llevé a algunos discípulos dispuestos a apreciar tan sublimes gustos musicales.

Dio inicio poco después de las once horas con cuarenta minutos, y de entrada les agradezco la “dedicatoria” a un servidor del evento, y por supuesto el saludo personal de cada uno de ellos.

Esta vez nos dedicamos a poner énfasis en las letras y en escuchar con mayor detenimiento a cada uno de los instrumentos, a degustar tan deliciosas rolas como la de “No Me Puedes Ver”. Ya la primera impresión había pasado y esta noche me preparaba a digerir con más lentitud la complaciente tocada.

Beto, sorprendido de la falta de algo, nos pidió disculpas por no haber encontrado ese original letrerito hecho a mano que pedía “aplausos” a los asistentes.

Al fondo se leía “Tren Montealto”, con muy bonita letra (imagino que se escribió con el pie izquierdo) y que rolas después mostraron su reverso: “myspace.com/montetren”.

Una falla que no esperaban, o posiblemente ese letrero ya esté en poder del dueño de lo ajeno y lo esté presumiendo.

Por otra parte, Erik batalló un poco con el audio y distorsión del bajo. ¡Hasta en las mejores bandas pasa!

Lo importante es que esta súper banda sabe lo que hace, toma conciencia de sus faltantes (que ya son menos) y sobre todo, tiene el ímpetu de seguir adelante, navegar contra marea, seguir contra la corriente y finalmente agraciar a cuan rockero se pose frente a ellos. Esto SÍ es importante, es el valor de la vida misma cuando se hace lo que se quiere hacer, lo que se sabe hacer y cuando se tiene PASIÓN por hacerlo.

El ROCK no es una corriente musical ni un tipo de música: es una “forma de vida”, una “religión” y el éxtasis del ser humano.

Pocos son los que visualizan el gran camino que hay que recorrer, siempre largo, y con mesura y constancia alcanzarán esas metas que se propongan. Estos trenes, mis amigos, tienen el objetivo muy claro.

¡Adelante!

Nuevamente gracias, y por cierto: no pidan perdón ni se disculpen. Excúlpense de ser necesario, que quienes sabemos la ardua labor que tienen como misión lo comprendemos perfectamente.

carlos@zaldivar.org.mx

Judas Priest: La Ceremonia



LA CEREMONIA DE JUDAS, EL SACERDOTE

Por Donaciano Fabián

A Carlos Zaldívar,

porque en esto del rock

tiene el espíritu heavy

y el corazón de metal.


Desde que uno transbordaba en la estación del metro centro médico, de la línea 3 a la 9, se podía ver en los andenes a los bizarros feligreses del metal dirigir sus pasos rumbo al domo de cobre, convertido esa noche de aquelarre en el santuario del más genuino metal. Los estampados en las camisetas anunciaban el origen del ritual: Screaming for Vengance, British Steel, Angel of Retribution o Painkiller, eran los señalamientos del sendero que indicaban el rumbo para asistir a la ceremonia sagrada de los Dioses del Metal: Judas Priest.

Al llegar a la estación velódromo, el gigantesco gusano naranja literalmente vomitó auténticas hordas de neófitos e iniciados en eso que los historiadores del rock llaman Heavy Metal. Ninfas pálidas y ojerosas de azabaches cabelleras, efebos de ojos vivaces forrados de estoperoles, chamarras de cuero, pantalones desaliñados, luengas cabelleras y hasta un trajeado, eso sí, de negro, evocando más a los “Blues Brothers” que a un burócrata de la Secretaría de Hacienda. Todos, absolutamente todos, dirigían sus pasos a la entrada principal del Palacio de los Deportes, alborotando los polvos de la urbe y los gritos de los vendedores de la parafernalia del concierto. ¡Llévese el recuerdo del concierto, güerito! ¡Lléveselo! ¡Lléveselo!

Apenas unos minutos antes del concierto, la energía contenida en la humanidad de los asistentes ya se desbordaba en la pista y en las gradas. Se apagaron las luces y el éxtasis hizo eclosión. La emoción a todo galope siguiendo las espesas notas de la lira de Eric Peterson, la aceitosa voz de Chuck Billy y el resto de la veterana banda californiana “Testament”, fieles acólitos del sacerdote Judas, a quien ya habían acompañado en la gira norteamericana de Painkiller.

La descarga de adrenalina comenzó. Una corriente eléctrica iba y venía por la columna vertebral de los asistentes. El preámbulo no podía ser mejor. Frenético movimiento de melenas, puños en alto y choque de cuerpos en la pista. ¡Atásquense ‘ora que hay lodo! –Gritó alguno de la audiencia–. Aperitivo viscoso y veloz. Máquina de energía y movimiento. Pulso acelerado y una hora de estimulante canapé musical. El quinteto californiano fue un tónico que con altos decibeles interpretó la antífona de entrada del plato fuerte: Judas Priest.

El éxtasis de los sentidos, la llegada al Olimpo y el delirio de la concurrencia.

Ladies and Gentlemen: “Los Dioses del Metal”. En la epíclesis de su música, la potente y aguda voz del pontífice Rob Halford; el feroz y duro sonido de las hachas de K. K. Downing y Glenn A. Tipton; el veloz golpeteo del instrumento de Ian Hill y la contundencia en las percusiones de Scott Travis, no podían menos que arrancar un ensordecedor alarido a los feligreses del metal. Torrentes de adrenalina en el cuerpo, gargantas desaforadas, pies con ritmo acelerado, torsos chocando, coros estridentes siguiendo la batuta del Sumo Sacerdote. Espíritus en absoluta comunión.

Durante casi dos horas, los miles de fieles metaleros tuvieron “una sola alma y un sólo corazón” orientados al infinito, al Olimpo del Rock, para rendir pleitesía a los “Metal Gods”. Los headbangers de México vibraron al unísono. En esos momentos un espíritu recorrió el domo de cobre: El espíritu sublime de Judas, el sacerdote. “Priest is back”, anunció su vicario Halford, quien enfundado en una tiara plateada y báculo en mano, comenzó el hechizo del rito... El viaje por la Estigia sacerdotal fue alucinante. La emoción estética de la presentación fue un devenir entre lo saturnal y lo místico. Aquel que halla quedado libre de espasmos, que tire su primer disco (de Judas, ¡of course!).

¿Se podía pedir algo más? Salve Judas Priest.