ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL
Concierto Infantil: El siglo XIX y la ópera en México.
Por Carlos Zaldívar
Nuevamente el Palacio de Bellas Artes fue el magno recinto para el concierto del pasado 30 de abril. Poco después del mediodía la Orquesta Sinfónica Nacional y el director Luis Fernando Luna aparecieron en escena. Segundos después apareció Arturo López Castillo en el papel de “Bajo Buffo”, el narrador de esta extraordinaria ópera cómica.
Y desde esta aparición, Regina (mi hija) sintió agrado; posiblemente por su vestuario y peinado, la de un bufón.
El programa inició con “El Maestro de Capilla” (Il Maestro Di Capella) originalmente escrita en italiano, que provoca una grata impresión al público al ver en escena a un director de orquesta cantando. Realizada por Domenico Cimarosa en Italia, y con orquestación y arreglos en este año por Julio César Quintero y actualizada al español por Arturo López Castillo.
El Maestro De Capilla permite al público comprender de una manera sencilla y cómica la manera como trabaja un director de orquesta con los músicos. Es una forma de introducir al público a la ópera ligera con el fin de mostrarles que éste también es un entretenimiento que puede generar gran placer al oído y a la vista, tanto como el cine y, obviamente, el rock y el heavy metal. Insisto una vez más, la música clásica es el origen del metal, y para muestra hay miles de botones.
Continuamos con la “Marcha Zaragoza” compuesta por Aniceto Ortega; “Galopa México” de Angela Peralta y terminamos con “Sinfonía Vapor” de Melesio Morales, no dejando duda de que México es productor de excelentes músicos y compositores a nivel internacional.
Es muy gratificante disfrutar este tipo de música, pero insisto una vez más, es tan emocionante que debería haber slam, o por lo menos que pudiéramos pararnos a brincar y aplaudir sin lo sermones ni el “sshhhh” de las demás personas.
Este evento sirvió para enseñarle a Regina algunos datos sobre la Orquesta, como los músicos, los instrumentos y el director; de los cuales sobresalieron las percusiones, el violoncello y el violín. Pero más que todo lo anterior, hubo un personaje que más le gustó y quien me pareció fue la cereza del pastel: “La Rata del Palacio”, interpretada por Luz María Meza. Este personaje le dio el toque infantil al evento, pues de inmediato los niños presentes (y adultos también) la identificamos como la “Rata Vieja”, aquella que en la canción infantil, “…por no saber planchar, se quemó la cola…”
Esperando que este tipo de eventos sean continuos y que Regina continúe con la educación y sensibilización de ese sentido tan maravilloso: el auditivo.
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