¡YES! - Mexico 2002


¡YES!

La noche de Wakeman

Por Carlos Zaldívar

Una noche conmovedora invocada por los mejores teclados que pudiera tener un sacerdote antes de oficiar misa. Apenas habían pasado cinco rolas y el reloj marcaba una hora del progresivo más puro de antaño. El auditorio nacional se vestía de gala para recibir a uno de los grupos consagrados dentro de este género: YES, desde el Reino Unido.

Era casi imposible estar inertes e inactivo en cada interpretación, así que rompimos el paradigma de esperar al final y nos lanzábamos con ovaciones y aplausos en cualquier momento. Bien merecido lo tienen. Y es que en su primera visita, en 1998, faltó principalmente Wakeman y en la segunda, con The Ladder Tour, pues pasaron desapercibidos. Alguien faltaba.

Hoy, podemos asegurar que es la primera visita de YES a México, y es que con su alineación original y perfecta, encuadran los elementos necesarios para procrear música bajo un clímax de erotismo en cuerdas y sintetizadores. Anderson, White, Squire, Howe y Wakeman vuelven a las andadas como los progresistas pródigos. Al verlos, parece ser cierto: La vida inicia a los cincuenta. Aquel muchacho de cabello largo y delgado, hoy es un “sir” de las cuerdas, fundador de GTR, con escaso cabello y unas arrugas demás: Steve Howe. Y qué decir de Chris Squire y Rick Wakeman. Una historia que inició hace treinta y tres años.

En la temporal y larga vida de solista de Wakeman, recordamos a un joven entusiasta, vigoroso y lleno de carisma; hoy, otro “sir” aún más entusiasta, vigoroso y con más carisma. Esa energía que se inyectan entre sí reluce en cada acorde, en cada nota y las palabras evangélicas de Jon. Tras varios teclados, se encuentra uno de los mejores músicos que ha tenido una trayectoria musical larga: Rick, quien en momentos pareciera invocar a una guerra entre dioses, entre cuerdas y teclados, entre genios... entre hermanos. En lo personal, él fue quien se llevó la noche. Fue su noche, con más energía y suplicando el perdón por no estar anteriormente. Esta noche, a su regreso con YES, es inmortalizado por los fans, quienes lo ovacionamos de pie por más de tres minutos.

Hubo un intermedio de quince minutos, ¿para qué? Posiblemente para refrescar las ideas y generar más pureza en los instrumentos, para tomar aire, viento y algo de éxtasis, para continuar el viaje hasta donde lo permita la imaginación. Kaleidoscopios de fondo visual, colores, formas, efectos, y al final, un análisis musical sobre esos cinco genios del progresivo en el escenario.

Fueron suficientes las canciones, como Magnification, Close To The Edge, Heart Of The Sunrise, Long Distance Runaround, Six Wives, Ancient, Clap, Birthday, Starship Trooper, y Awaken, entre otras... y para el segundo encore y cierre con broche de oro puro y macizo: Roundabout.

Salimos incrédulos y se comentó que pasáramos a las taquillas a dar un dinero extra, porque, al filo de estas líneas aún nos sentimos endeudados por semejante tesoro musical. Prometieron regresar, y esperamos que sea pronto.

YES no morirá, el progresivo los mantendrá vivos y junto con sus fans celebraremos la inmortalidad. Volvimos a nacer después de este visionario concierto.

De todos modos... el cielo puede esperar.

Diciembre 8 del 2002

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