Musa: Mi Inspiración

MUSA

Por Carlos Zaldívar

¿Cuántas fueron las musas? Y ¿Cuál es su origen? Son la representación griega de los poderes creadores de la mente. A palabras de Hesíodo, son nueve hermosas diosas que habitaban en el Monte Parnaso protegidas por Apolo, dios luminoso que todo lo ve y todo lo sabe, el dios protector de todas las artes.

Se dice que por las noches, se envolvían en nubes ligeras y podían bajar a nuestras casas donde hubiera fiestas y celebraciones. Una de ellas bajó. Está aquí.

Euterpe, la musa de la música. Erato, la musa de la poesía lírica y erótica. Calíope, la musa de la poesía épica. Las tres ya bajaron y nos dejaron un legado muy extenso sobre el cual hemos trabajado en los últimos tres lustros. Pero existe una décima doncella, una décima musa que bajo y ya no regresó.

Una Musa, que seguramente es hija de Afrodita, la Diosa del Amor y de Apolo, Dios de la Belleza y del Sol; aunque estos Dioses no supieran de la existencia de su hija. Esta gran musa que ha servido de inspiración sólo a un ser terrestre y tan mortal como muchos otros. Una inspiración fuera de lo común que ni los mismos Zeus ni Mnemosine podrían entender. Pues ésta es la historia breve de esa Musa, que fue desterrada al paraíso, a esta tierra habitada por mortales con el sólo objetivo de dar inspiración a uno (sólo uno) de millones de almas que vagan entre mares y tierras.

Fue como invocar su llegada con la interpretación del gran poema "Wish You Were Here" (Quisiera que estuvieras aquí) de Pink Floyd.

De esta forma, la inspiración sigue y continuará por mucho tiempo. Porque el mortal ahora sabe que esta enamorado de su Musa, que la inspiración principal en Él, es el Amor. Una divinidad esperando también enamorarse de este feliz terrestre de quien recibe el producto de tal dote. Palabras y más palabras, envueltas con alas de ángel y pétalos de rosas para formar historias y preámbulos para un destino que provocamos y deseamos.

Resultado de tal amor es el actual vivir y sentir que somos felices cada día, es apasionarnos por todo lo que hacemos. Es simplemente saber que esa Musa estará siempre a mi lado (enamorada o no) y a quien pediré más inspiración. Así como rendimos culto a Euterpe en cada sesión de "Sultans of Swing" y recibimos con halago cada nota de cada canción convertida en poema, también recibimos los suspiros de Erato y Calíope engrandeciéndonos con cada palabra.

Así pues solo queda esperar la respuesta de los Dioses para el comienzo de esta historia, sólo ellos nos pueden ayudar a provocar nuestros destinos a nuestro antojo. El inicio de una historia que comenzó hace millones de años y que aquella décima Musa se dejó conocer tan sólo hace nueve.

Para ti, Elizabeth, mi gran Musa.

Junio 1999.

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