Por Carlos Zaldívar
“Of course it is possible to love other people if you do not know them too much”.
Charles Bukowski
Entonces, dormí con esa voz rondando en mi cabeza, y supe que tenía un nombre. Presentaba, tras la radio, canciones comerciales de los ochenta y los noventa; de esas que ya muy pocas veces escucho, que tarareo y que guardé en el baúl de los recuerdos maravillosos. Los pájaros cantan tan temprano y avisan que en un par de horas, esa voz, aparecerá tras las bocinas del auto, indicándome que maneje con precaución y que disfrute del viaje.
Pierdo el sentido de la conducción, por la “razón” y entra en su lugar la “inercia”, a manejar el auto, mientras me concentro en el timbre de la voz tan exquisita que súbitamente comienza a deslizarse por mis oídos.
Esa voz, que me sorprende cuando presenta alguna de mis rolas favoritas, de esas que son tan exquisitas para el alma y el corazón, de esas que provocan que los ductos sanguíneos apresuren el paso de su contenido, que encuentran reminiscencias en el cerebro y que las neuronas manden más adrenalina y dopamina al mismo. Tanto líquido al mismo tiempo que repentinamente “me mata”. Muero a consecuencia de esa voz tan adorable.
Pero, apenas termina una rola, y yo, bajo las centenas de toneladas de cemento en la tumba virtual, comienzo el proceso de “rigor mortis”.
La voz, me mata.
Y escucho otras rolas.
Y luego de un corto lapso, ¡Madres! Esa voz vuelve a aparecer para traer otra sublime rola, para que el proceso mortal entre en reversa y el líquido coagulado, comience a hervir, y vuelva a circular, a oxigenarse y el cerebro encienda nuevamente las neuronas, y es cuando “la voz”, comienza el proceso para “revivirme”. Volver a la vida a consecuencia de esos dulces decibeles que emiten la voz, tras la bocina de la radio. Culpable de volver a respirar.
La voz, me revive.
Y escucho otras rolas.
Y parece que la voz disfruta de este proceso excelso de matarme, revivirme, matarme, revivirme y así sucesivamente. Por este motivo, desahogo estas humildes líneas en este espacio, porque resulta, que yo también disfruto este proceso, de morir y revivir.
Esa voz, que era matutina y nocturna, y ahora es sólo nocturna.
Ahora, esa voz, vive en mí. Y no sé por cuánto tiempo, ni quiero saberlo. Simplemente, disfrutarla.
You Know.
No comments:
Post a Comment