Black Sabbath. CDMX. 2016.

Foto: RollingStone.com












BLACK SABBATH
¿El inicio del fin?
Por Carlos Zaldívar

El fin de Black Sabbath ocurrirá con el deceso del Iron Man, “Iommi”.

De la banda más grande del planeta, ya está escrito casi todo, pero falta relatar lo que vivimos anoche en CDMX.
Crecer con la banda, significa crecer a la par, tanto musicalmente como socialmente. Hace algunos años, en el video de “The Last Supper”, durante su reproducción en casa, mi hermano me preguntó: - ¿Y quién es ese viejito? – mencionando a Bill Ward. No lo veía viejito, porque no lo está y cuando casi toda tu vida lo “frecuentas”, no se nota la edad.
De Tony Iommi, uf, infinidad de posters, entrevistas, revistas, recortes de periódico y mucha memorabilia, al igual que con Ozzy “El Príncipe de las Tinieblas” Osbourne. Geezer, Dio, Tony Martin, Ian Gillan y un sinfín de vocalistas… también. Porque Black Sabbath ya está tatuado en mi corazón de “metal” por los siglos de los siglos.
En 1973 escuché por primera vez, el segundo álbum de la banda, “Paranoid” y desde entonces me hice fiel a esa religión.

Y bueno, hace poco más de 14 meses, después de lanzar su álbum “13”, anuncian su retiro de los escenarios y lo llaman “The End”, el “Tour de la Despedida” iniciando en 2015 y dando la vuelta al mundo. En aquel momento juramos que tendrían que venir a la CDMX ya que era parte fundamental de la gira por Latinoamérica. Y efectivamente, hace unos meses se anunció que el día para despedirnos de los padres del “Heavy Metal” sería el miércoles 16 de noviembre de este año: anoche.

Estuve en S.L.P. en 1989, y a partir de 1992, no he faltado con Sabbath y tampoco con Ozzy. A Dio lo disfruté en el Auditorio con Deep Purple.
Ya se imaginarán la emoción.

Llegué al Foro Sol en la tarde, con un excelente ambiente nublado y llovizna, como si estuviéramos todos los fieles alrededor del recinto, viviendo el inicio de un “Doom… Day”.
El frío y la lluvia hicieron que la emoción se incrementara conforme avanzaban las manecillas del reloj. Mojados, secados, con frío, con calor y ya con mucho ímpetu, nos encontramos frente al escenario donde sobresalía una enorme pantalla con el logotipo de Black Sabbath y dos ángeles a los lados.

Y en punto de las nueve con treinta minutos, se apagaron las luces, y comenzó la introducción. Por fin, hasta ese momento entendí lo que había dentro de esa “bola ardiente” que tanto se promueve en esta gira, y es que no es una bola, sino un huevo de donde “nace” el mismísimo Lucifer, alado, y con un feroz rostro para azotar toda la ciudad y destruirla. Entonces fue The End para la ciudad y el mundo, pero fue también un renacer para el mismísimo Diablo.
Y ahí estuve.



Apenas Lucifer vino a la CDMX y llegó el momento tan esperado por meses: Estar en lo que “Supuestamente” es la gira del “adiós” para Black Sabbath.
Iniciaron con la rola homónima, y desde ese momento, no dejé de cantar y gritar y en ocasiones hasta brincar; eso sí, evitar el brinco podría ocasionar que la marea humana te aplastara o se botara fuera del recinto y cayeras a la Avenida Añil. Pero ahí estuve al ritmo de esa marea.
A “Black Sabbath” le siguieron “Fairies Wear Boots” y “After Forever”. Rolotas magistrales en la voz de Ozzy, a quien por cierto ya se le comienza a notar un poco la vejez, principalmente en el caminar y que en ya pocas ocasiones recorría el escenario corriendo. El tiempo, comienza a cobrar facturas.
Siguieron dos enormes rolas que son sello de la voz de Ozzy, “Into The Void” y “Snowblind” con la que no nos cansamos de corear “Cocaine... Cocaine”.

En algún momento Ozzy presentó a los integrantes de la banda, como si fueran nuevos para nosotros, pero no, sino porque él sabía perfectamente que en cada mención vendría una ovación bien merecida. Así que el primero fue Adam Wakeman, en los teclados, quien no aparece en el escenario, pero su instrumento es importante para aumentar ese toque al estilo “Doom Metal”.
Adam fue recibido con un “Yeah” de todos nosotros.
“Hijo de tigre, pintito” reza el dicho, y no es para menos. Adam lleva en sus manos, la sangre de su padre, el enorme Rick Wakeman. ¡Aplausos!
Ozzy siguió con Geezer Butler, bajista.
Geezer fue recibido con dos “Yeah” de todos nosotros.
Siguió con la presentación del baterista Tommy Clufetos, quien a su corta edad, ya es un excelente bataco en las percusiones.
Tommy fue recibido con dos “Yeah” de todos nosotros.
Y… entonces Tony y Ozzy sabían.
Apenas a las palabra de Ozzy: “And There is the One and Only”…
Y todos recibimos a Tony “The Iron Man” Iommi con muchos “Yeah” acompañados de brincos, gritos y emociones.
Fue un momento espeluznante, brutal y emotivo; tanto que la piel se me erizó.
Ha sido uno de esos momentos que sabes que jamás en la vida olvidarás. Sentir esa emoción que recorra tu cuerpo y que se refleje en la piel, simplemente no tiene madre.
Ahí estuve, frente al más minimalista, elegante y humilde guitarrista británico.
¡Enorme Tony!
Ozzy, no necesitó presentación. Todos coreamos en algún momento “Ozzy, Ozzy…”

Sonaron las sirenas en todo el Foro, y entonces… a brincar nuevamente porque era la de “War Pigs”, y la marea nos llevaba y nos traía; y sudamos litros de cerveza y hasta nos fumamos no sé cuántos churros de mota. ¡Ambientazo!
Siguió “Behind The Wall Of Sleep” y una excelente Intro de Geezer para darle continuidad a “N.I.B.”
¡Puff! Rolota que contiene una de las frases más famosas en toda la existencia de la literatura universal, además de la poesía, novela, y arte: “My name is Lucifer, please take my hand”.
Esta grandiosa canción la cantamos con mucha fuerza y la garganta terminó seca y con algo de dolor, hasta que me cansé de gritar: “My name is Lucifer…”

Llegarían más palabras y agradecimientos de Ozzy y luego dejarían al bataco Clufetos lucirse con la batería, y nos dio cátedra del porqué es uno de los más virtuosos en ese instrumento.
Apenas terminaba con su “solo” y le entró a unos batacazos al ritmo de Iron Man, donde Tony reafirmó la rola con su estridente guitarra y entonces… “I am the Iron Man”.

“Dirty Women” es la que siguió y es una de mis favoritas, pues Iommi se luce un poco más en las cuerdas, amén de que en el video de The Last Supper, es donde aparece aquella “fan” mostrando sus atributos pectorales y haciendo alusión a esas “mujeres sucias” que no “nos gustan” mucho. Amo esta canción. Hell Yeah!
Llegaría después la última rola y se despedirían: Era “Children of the Grave”. Es una rola importante, porque en los pocos más de cinco minutos que dura, la letra y música te envuelven que piensas en muchas cosas significativas en la vida. Alguna vez se la dediqué a mi hermano “El Sultán Mayor, MemoRock,” de Sultans of Swing, porque hay motivos suficientes para interpretar a diferentes maneras esta letra. Si alguien no está de acuerdo con esto, mis queridos dos lectores, es algo que me viene importando un reverendo cacahuate. “Children of the Grave”, por los siglos de los siglos.

Y entonces se fueron y regresaron rápido para el encore: ¿Cuál faltaba?
Faltaban muchas, pero una de esas es imprescindible.
Entonces, como han acostumbrado la Intro para esta rola, Ozzy comenzó a gritar: “One more song, one more song… one more song”,
Y Mr. Iommi se lanza con los riffs de: “Paranoid”.
¡Madres! A cantar, brincar y gritar. Otro orgasmo auditivo a un máximo volumen.
“Finished with my Woman, ‘cause she couldn’t help me with my Mind…”
Como anillo al dedo.
Y entonces, una que otra lágrima, de emoción, comenzaba a resbalar sobre las mejillas.
Salieron a despedirse y a decir adiós a México.
Mientras este momento se daba, se escuchaba de fondo musical “Zeitgeist”, del 13.

¿Adios final?
The End? Really?

The End? Black Sabbath Forever.

Muchas bandas hacen lo mismo, pero el METAL no es un género musical ni un tipo de música cualquiera… para cualquiera.
El METAL es una religión.
El METAL es una forma de vida.

Y al igual que Motörhead, que se terminó con el deceso de Lemmy, Black Sabbath llegará a su fin cuando Tony fallezca.

BLACK SABBATH fan, until I die.
BLACK SABBATH forever.



4 comments:

Carmen said...

Wow, leerte es vivir el concierto. No me imagino la emoción de escuchar todas esas rolas en vivo, quizá"por última vez".
Como dices, estos virtuosos ya no se cuecen al primer hervor. Esperemos que la gira haya sido tan buena que les queden ganas de hacer una o dos más pero como comentas el tiempo pasa la factura.
Felicidades por esa maravillosa experiencia.

Carmen said...

Wow, leerte es vivir el concierto. No me imagino la emoción de escuchar todas esas rolas en vivo, quizá"por última vez".
Como dices, estos virtuosos ya no se cuecen al primer hervor. Esperemos que la gira haya sido tan buena que les queden ganas de hacer una o dos más pero como comentas el tiempo pasa la factura.
Felicidades por esa maravillosa experiencia.

Fernando PC said...

Tu reseña es genial, creaste una atmósfera perfecta para recordar lo que a escasos días vivimos en ese concierto... aunado a esto yo solo comentaría que la banda telonera se lució con un estilo de música muy a doc... desde allí comenzó en mi particular punto de vista lo que a la postre fue darle la mano a lucifer... Saludos y que haya todavía mucho de los padres del Heavy Metal.. y que el Rock Sea!

Carlos Zaldivar said...

Muchas gracias por sus comentarios, Carmen y Fernando.
Black Sabbath, nunca morirá.
Ya es un legado para todas las generaciones que vienen.

Abrazo.