Foto: Web Cam. |
El
Zócalo se viste de gala, por primera vez en más de 524 años.
A mi hermosa hija, Regina.
Todo un océano de gente que provocaba olas enormes
en la Plaza de la Constitución. Para cualquier lado a donde volteaba, observaba
cientos y cientos de playeras alusivas a una de las bandas más grandes del
planeta: Pink Floyd.
Casi cinco horas esperamos a que Roger Waters
apareciera en el inmenso escenario que se instaló justo frente a la Catedral
Metropolitana, y ahí, justo ahí… nos dimos cuenta que somos simplemente un
ladrillo más en esta pared; la pared de la humanidad.
Fans que acamparon desde el viernes por la
tarde, y para el sábado al medio día, el Zócalo estaba a una tercera parte de
su capacidad total. El ambiente se sentía desde las estaciones del metro y en
las calles (cerradas) del Centro Histórico. Algunos rumores de la posible cancelación
otros tantos sobre algún comentario o amenaza de Peña Nieto, pero finalmente
todo fue en orden, tanto la llegada, el acceso y la salida. Finalmente el
amarillismo que estuvo navegando por las redes sociales, sólo se quedó en
rumores.
Y el tiempo transcurrió bajo el ambiente de
cerveza, gritos de fans alabando a Waters, y una lluvia que le dio un toque
especial a esta noche histórica.
En punto de las 7:50 pm, la noche estaba
arribando al Zócalo capitalino y las luces se apagaron, entonces apareció en
una inmensa pantalla rectangular y en las pantallas instaladas a los
alrededores, la hermosa Luna. Fue un viaje de poco más de 10 minutos el que
pudimos apreciar sobre la superficie lunar, su lado oscuro y sus océanos. Un
motivador entremés para ir entrando en calor al ritmo de “Roger, Roger, Roger…”
Fue entonces que todos avanzamos hacia
adelante, hasta no dejar ni 10 cm de espacio entre cada uno de nosotros. Todos
listos para recibir a esta gran leyenda del Rock.
Roger Waters. |
Y así, en punto de las 8:00 pm surgieron “Speak
to Me” y “Breathe”. En este momento, ya la euforia y adrenalina estaba dentro
de nosotros. Y jamás dejamos de cantar, corear, gritar y ovacionar.
Al presentar Roger la tercera rola, como un
regreso a 1969, (de uno de los discos Conceptuales y mejor elaborados de la
historia, el “Ummagumma”), sentí un temblor como el mismo demonio recorriera mis torrentes sanguíneos, porque
era “Set the controls for the Heart of the Sun”. Primera vez que la disfruto en
vivo y que no pensé que la fuera a ejecutar. ¡Fenomenal!
Llegaron después “One
of These Days”, “Time” y “Breathe (Reprise)”, otra vez. Y también llegó una deliciosa lluvia (de esas
con las que me gusta caminar con mi hija). Y de pronto, comienzo a sentir los
decibeles de una de las más hermosas composiciones del Rock, “The Great Gig in
the Sky”, porque fue con esta rola, precisamente, que hace poquito más de 13
años, que recibía a mi hija Regina del seno materno, y bajo el agua. Ese
momento ha sido una de las más bellas sorpresas que haya recibido. Así que por
ende, cuando Roger inició los primeros acordes de esta majestuosa composición…
recordé a mi hija, y apenas unas lágrimas bajaban por mis mejillas.
Impresionante sentimiento, que si no eres padre, jamás lo vas a vivir. Eso sí,
las dos coristas, jamás igualarán la voz negra y única de Clare Torry (1973).
“Money”, sí, al maldito dinero, que es un
crimen. Fue la rola que llegó después. Se hizo sonar a continuación “Us and
Them”, una muestra de que ya no debe haber racismo, intolerancia, muros, etc. De
hecho, como dijo Waters; “It shouldn’t be Us and Them, it should be just Us.” La ovación retumbaba en todas las
paredes de los edificios aledaños.
Llegaron “Fearless”, “You’ll
never Walk alone”, “Shine on you, Crazy Diamond”, “Welcome to the machine” y “Have
a cigar”. Entonces la lluvia
se estaba desvaneciendo y apenas sentía una brisa húmeda que adornaba la
Bandera Mexicana, arriba del escenario.
Cuando “Wish you were here”, llegó; en ipso
facto pensé (y creo que todos así lo hicieron) en Syd Barret. En efecto,
quisiéramos que aún estuvieras aquí, sigues haciendo mucha falta. Syd, por
siempre será otro ladrillo más en el line up de Pink Floyd.
Llegaron “Pigs” y “Dogs” y con estas rolas, fue
que Waters arremetió contra Trump. Haciendo alusiones del candidato republicano
con un cerdo en diferentes caricaturas y refiriéndose a las pendejas frases que
el susodicho ha emitido (o mal emitido) durante su campaña.
Y sí, Trump: eres un pendejo.
Palabras más, palabras menos y llegaron “The
Happiest Days Our Lives” y “Another Brick in The Wall (Part 2), en donde, todos
los fans floydianos hicimos cimbrar la plancha del Zócalo. Si el Cenapred
hubiera registrado el movimiento telúrico ahí mismo, el sismógrafo hubiera
registrado por lo menos 2.5 ó 3 grados en la escala Richter. Ese sentimiento,
jamás se olvidará.
Directo a la yugular, fue el momento en que
llegó “Mother”, y entonces el mensaje en pantalla “Renuncia Ya”. Y no para
Mancera, era para el “habitante” del edificio de la izquierda. Pero fue eso, y
la letra de esta mega rola y algunas consignas de “Fuera Peña” y “Renuncia”,
las que junto con el enorme cerdo negro que viajó por enfrente del escenario,
lo que provocó una grandísima “bola de nieve” en las redes sociales. No pasó a
mayores. Estimados dos lectores, no hagan mucho caso a las redes, investiguen,
indaguen y sean testigos. Sencillo.
“Should I trust in the
government?” – Mother.
“Run. Run. Run… like
Hell”, fueron las palabras de Waters para iniciar “Run like Hell”. Después “Brain
Damage” y “Eclipse”.
Waters y la banda se despiden.
Ah, no esperen… Falta la memorable “Comfortably
Numb”. Una rola excelsa que vino para el encore y que todos cantamos al
unísono: “I have become comfortably numb”.
Y el broche de oro, para terminar y despedirse
fueron las mismas palabras de Roger:
“Viva México, cabrones”.
Y así, hemos sido testigos presenciales de otro
evento histórico en México. En 1999, fue “Antes de Metallica y Después de
Metallica; y ahora será “Antes de Roger Waters y después de Roger Waters”.
Nadie nos va a contar.
Ahí estuvimos. Ya somos parte de la historia.
Fue un concierto brutal, fenomenal, auditivo y
visualmente orgásmico.
"Viva México, Cabrones" - Roger Waters. Oct. 2016 |
Conclusiones:
1.- Jamás existirá otra banda igual o similar a
PINK FLOYD. ¡Jamás!
2.- El Zócalo, por primera vez en más de 524
años, se vistió de gala.
3.- La plancha del zócalo, se cimbró anoche a
unos 2.5° en la escala de Richter.
4.- WATERS: ¡Eres Grande!
5.- SYD: Aún haces falta. "Wish you
were here".
6.- Trump:
Definitivamente Waters tiene razón. Eres un pendejo.
7.- "Renuncia Ya", le dijo Waters al
pendejo Peña, justo ahí, a un ladito del Palacio de Gobierno.
8.- Más de 225,000 ladrillos en la pared del
Zócalo entramos y salimos en orden.
Pink Floyd, por siempre.
Dedicado con mucho Amor para mi hija, Regina
Elizabeth, quien es fan de Pink Floyd, y por The Great Gig in The Sky, que
causó una de las más bellas experiencias en mi vida, al recibirla en su
nacimiento, hace poco más de 13 años.
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