Tony Iommi (Best Metal Guitar Player)


TONY IOMMI

Sin más ni más, el mejor guitarrista del Metal.

Por Carlos Zaldívar

Demasiadas obras literarias rodean a este fastuoso personaje de ya casi 60 años de edad, miles de artículos en revistas especializadas, periódicos y fanzines por todo el planeta han dado referencia de su obra. Uno de estos documentos fue escrito en “Sultans of Swing” por nuestro corresponsal en Cd. Juárez, Alejandro Corral, quien fue a verlos directamente a Albuquerque, Nuevo México.

Alguna vez escribí sobre esta legendaria figura del mundo de la música y además, miles y miles de opiniones en foros y blogs se han subido a la Internet.

¿Qué más se puede escribir?

Hay algo de lo que no se ha escrito y es este mismo artículo.

Al leer la reseña del concierto en Albuquerque, mi amigo Alejandro dice: “…es uno de los mejores guitarristas…” Y esto me invita a afirmar y escribir sobre “El mejor guitarrista del Metal”. Es indiscutible, y las revistas especializadas, los medios y sobre todo los fans lo hemos constatado.

Es de los pocos “dinosaurios” que evolucionan y se rejuvenecen álbum tras álbum y concierto tras concierto. Es de los pocos que tienen el placer de ser una divinidad al estar siempre al pie del cañón, constante y en permanente aprendizaje musical. Es el pilar de una de las bandas más grandes que ha visto crecer la humanidad (al igual que Judas Priest, Led Zeppelin, Pink Floyd y Iron Maiden entre otros), tiene la fortuna de haber fundado una banda que hoy por hoy es reconocida como el pilar del HEAVY METAL, de liderarla y de ser el pionero (al igual que Jimi Hendrix) en revolucionar el sonido de la guitarra.

Mis estimados lectores, me refiero simple y humildemente a Tony Iommi, fundador y guitarrista de BLACK SABBATH.

Enfermo y convaleciente y tan sólo a un mes de entrar al quirófano, me encontraba parado en una silla, en los lugares delanteros del Palacio de los Deportes. Era la gira de DEHUMANIZER de esta “densa” banda. Frente a mí, Ronnie James Dio empuñando el cuerno del metal, aduciendo la bienvenida para todo headbanger presente.

En ese lapso me olvidé de la enfermedad, mi alma se encargó de otorgar paliativos a mi cuerpo para concentrarse al cien en ese cuarteto en el escenario: Tony Iommi, Vinnie Appice, Geezer Butler y obviamente… Tony Iommi.

Era el 8 de noviembre del noventa y dos, y un gran sueño se estaba haciendo realidad: ser testigo de uno de los conciertos más envidiados que cualquier metalero se pueda imaginar. Ver a Black Sabbath en vivo… “no tiene madre”.

En la primaria escuché por primera vez a esta añeja banda; programaban en la radio “Paranoid” y muy seguido metía de contrabando un pequeño radio portátil, blanco, algo pesado y con una larguísima antena. No recuerdo la marca, pero disfrutaba de la programación de rock de quienes hoy son las mejores bandas de todos los tiempos.

Evolucionar junto a ellos, es crecer y entender cada álbum que elaboran. Black Sabbath se formó cuando yo apenas tenía 3 años de edad. Cuatro años más tarde veía a un Tony Iommi grande e imponente. Y soñaba: ¡Algún día lo veré en vivo!

A inicios de los ochenta, cuando Ozzy había abandonado la banda, me enganché aún más con Sabbath (también disfrutando, por supuesto, de aquel formidable “Blizzard of Ozz”) y cuando la represión hacia los conciertos (en este país) comenzaba a menguar, volvía a soñar: “¡Algún día lo veré en vivo!

Para el año de 1988 los rumores comienzan a merodear por cada antro y en cada esquina de la ciudad: “Black Sabbath en concierto, próximamente”. Fue como un balde de agua fría y sabía que debía ahorrar, ya que la prioridad en ese momento de mi vida era estar presente en ese concierto… lluvia, sol o terremoto, pero debía estar ahí. En ese lapso escolar y por menesteres académicos, al ex padawan de mi hermano menor (quien hace largo tiempo fue lanzado del paraíso metalero y vive en el inframundo de lo grupero) lo estaba evangelizando por el buen camino de la vida; así que lo debía tomar en cuenta al adquirir los boletos, que prontamente se pondrían a la venta.

Pasó el tiempo, y rumor tras rumor, el concierto se pospuso.

Iniciamos el siguiente año (1989) con la misma prioridad y al poco tiempo se anunció el cuarteto de Black Sabbath con el tour “Headless Cross” y con el line up: Tony Iommi en las guitarras, Neil Murray en el bajo, Cozy Powell en la batería y Tony Martin en las vocales, (el quinto Sabbath era Geoff Nicholls en los teclados) para tocar en el estadio Nou Campo de la ciudad de León.

Apresurado, rompí la alcancía y los boletos los adquirí en aquella famosa tienda de artículos musicales, LP’s en su gran mayoría: Discos Zorba.

¡Que emoción de tener ese boleto en mi mano! Indescriptible.

Pero para variar, como en cualquier país tercermundista, entre más ignorante y pobre es éste, se vuelve más religioso y fanático. Así que la “maldita iglesia” se interpuso para prohibir ese concierto en la ciudad de León y finalmente nuestras “autoridades” cedieron: aquel concierto se canceló.

Guardamos boletos y nuestra inquietud no aguardaba… estábamos impacientes…

Al poco tiempo se dio aviso radiofónico que el boleto programado para la ciudad de León del grupo BLACK SABBATH había cambiado de sede: ahora se llevaría a cabo el 28 octubre en el estadio de fútbol de San Luis Potosí.

Todavía la noche anterior al concierto (viernes), con boletos en mano y automóvil listo, sintonizamos la radio para escuchar cualquier información reciente respecto a magno concierto. “So far, So good…”

Así pues, el viernes arribamos a S.L.P. en la madrugada para que el sábado temprano estuviéramos llegando al estadio de fútbol.

Aún tengo las imágenes muy presentes de esa mañana del día 28: caminando hacia el estadio, policías corriendo tras jóvenes y golpeándolos; jóvenes atrincherados en camionetas; piedras y palos volando por arriba de nuestras cabezas y todo un zafarrancho (cual vil país tercermundista) en las afueras del estadio.

Finalmente logré llegar hacia la entrada y platicar con uno de los organizadores. Éste, muy amablemente, me relató lo de la “cancelación” del concierto y me invitó a corroborarlo, observando algunos tráilers dentro del estadio subiendo cada parte del escenario. La tristeza fue inmensa, pero jamás perdí la esperanza: ojalá se posponga, pero que no se cancele.

Ese fin de semana me la pasé con mi hermano viendo películas en un hotel a la entrada de S.L.P., además de estar aguantando la petición de ir a comprar sus “pinches tunas” para su escuela… ¡Qué lata!

Pasaron tres largos años, y la esperanza nunca se perdió. Ya en la universidad, donde compartí largas pintas al billar con Alex Corral… regresó el sueño: Black Sabbath en la Ciudad de México, presentándose en el Palacio de los Deportes.

Por cuestiones de salud, llegué a pensar que no llegaría al concierto, pero alguna divinidad me dio fuerzas y más salud.

Ese día, el grupo abridor, que nadie se esperaba, nos incitó a levantarnos y a subirnos a las sillas para disfrutar tremendos guitarrazos… Eran los acordes de “Pasaporte al Infierno” en la voz de Arturo Huizar. LUZBEL tuvo el honor de abrir el concierto, ese 8 de noviembre del noventa y dos. Ver a Black Sabbath en vivo… “no tuvo madre”.

Admirar a Tony Iommi con excelsa personalidad y humildad, haciendo vibrar densamente cada cuerda de su tercera y larga extremidad superior, en cada canción… no tiene precio.

Hoy, han pasado ya casi 15 largos años, pero siempre acompañados del evangelio de Black Sabbath. Hemos disfrutado de todas sus obras maestras y cabe hacer mención sobre “The Last Supper” (La Última Cena) donde ya se notan los años pesados y el cabello ausente en Bill Ward y la decadencia física de Ozzy, pero también hay que reconocer que juntos siguen siendo una banda muy poderosa del Heavy Metal, aunque Ozzy sea sometido por las cursilerías de Sharon y sus “Osbournes de MTV”; y ante todo, la presencia de Iommi: más fuerte, densa, negra y metalera.

Hoy, Black Sabbath es Tony Iommi y Tony Iommi es Black Sabbath por los siglos de los siglos, y por muchas generaciones jóvenes que hoy siguen aprendiendo del maestro.

Hoy, Tony Iommi ha convocado a la reunión de HEAVEN AND HELL, con aquella misma alineación que disfruté en el Palacio de los Deportes, para ofrecer un tour mundial.

Iommi, Butler, Dio y Appice pretenden oficiar misa iniciando por Mob Rules, Live Evil, Dehumanizer y terminando con The Dio Years.

En agosto se anunció No oficialmente que pisarían la Ciudad de México, pero el website de la banda aún no confirma fechas.

Todos los días estamos al pendiente y ya se imaginan el status mental en el que nos encontramos muchos headbangers: el arribo de Iommi a esta ciudad.

Esta, es una historia que estaba pendiente por contar.

No comments: