Bandas Nacionales.

War Kabinett, de gira en Alemania.















¿POR QUÉ DEBO APOYAR A LAS BANDAS MEXICANAS?
Por Carlos Zaldívar

“El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad”.
Albert Einstein

“Cuantas menos razones tiene un hombre para enorgullecerse de sí mismo, más suele enorgullecerse de pertenecer a una nación”.
Arthur Schopenhauer


Siempre he preguntado en qué artículo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos aparece la fracción donde se especifique que si no le “vas a la selección mexicana de fútbol”, no eres mexicano.

Los símbolos patrios son la bandera nacional, el himno nacional y el escudo nacional. Desde hace lustros, los medios han incluido como símbolos patrios al maldito fútbol, a la susodicha virgen y hasta las telenovelas.
Un locutor idiota, hace tres o cuatro mundiales se aventó la puntada de decir al aire “Si no lloraste con la descalificación de México, no eres mexicano”. ¡Semejante barbarie!

Y es que el individuo tiene esa falta de identidad “propia”, por eso recurre al nacionalismo. Y se deriva la famosa frase “apoyo a equis o a zeta, porque son mexicanos y yo soy mexicano”. Ya lo comentó Rodrigo Muñozaltea en un artículo sobre el tema: “El nacionalismo es el hermano bien vestido del racismo”.

Si todos, el grueso del país, apoyan a equis o a zeta, porque son mexicanos, entonces son racistas. No hay vuelta de hoja.

De igual manera, aplica para la “Música”. ¿Apoyar a las bandas mexicanas, porque soy mexicano?
Jamás.
Nunca lo he hecho, ni con el deporte, ni con el cine, literatura… y menos con la música.

Apoyo lo que me gusta. Apoyo lo que para mí es bueno. Apoyo lo que sé que es excelente y de gran calidad.
Simple.

Más de cuarenta y dos años de ser melómano, principalmente Rock y Metal. He conocido y conozco centenas de músicos y bandas. Y más, desde los recientes 20 años, que he convivido con muchos de ellos.

Apoyo a las bandas BUENAS, mexicanas, alemanas, noruegas, norteamericanas, inglesas, polacas, italianas, rusas, argentinas, etc.
Hay malas bandas en todos los países.
En México hay muchísimas malas bandas. No las apoyo, porque no me gustan, porque son malas.

Malas bandas, ni al caso.

Buenas bandas, hay muchas, y tienen buenos músicos.
Son músicos que ya nacieron con ese don, con esa habilidad de leer, componer, tocar y compartir la música. Ensayan y se parten la madre para dar lo mejor de ellos.
Y si cada músico hace lo mismo en la banda, entonces es una “bandota”.

           Una buena banda, se nota, no nada más por un hit, sino porque al correr los tracks de su álbum o escuchar un concierto completo, hay variedad, hay letras con sentido, hay dominio en el escenario, hay diversidad en los acordes, hay buena ecualización, producción, dirección… hay amor a la música. Muchas bandas tienen un hit, y repiten la misma receta para otras 9 canciones iguales. Aburren. Entonces ya no fueron una buena banda.

        Buenos músicos son aquellos que tienen bien puestos los pies en la tierra, que saben que su forma de vida es la música, y porque saben que al morir, seguramente lo van a hacer “en el escenario”, haciendo lo que más les gusta.

           Así, que, repito (es personal), jamás he apoyado a algo o a alguien por el simple hecho de que sea mexicano y yo también. Tengo mis gustos y mis predilecciones y me gustan las buenas bandas, la buena música; el buen Rock y un excelente Metal.

           Me gustaría nombrar a las bandas mexicanas de primer nivel y a sus músicos a quienes apoyo, pero no terminaría y además no quisiera omitir a alguno, pero ya saben quiénes son. Ya saben a quién apoyo y saben también a quién no.


Roger Waters. CDMX. 2016.

Foto: Web Cam.
















El Zócalo se viste de gala, por primera vez en más de 524 años.

A mi hermosa hija, Regina.

Todo un océano de gente que provocaba olas enormes en la Plaza de la Constitución. Para cualquier lado a donde volteaba, observaba cientos y cientos de playeras alusivas a una de las bandas más grandes del planeta: Pink Floyd.

Casi cinco horas esperamos a que Roger Waters apareciera en el inmenso escenario que se instaló justo frente a la Catedral Metropolitana, y ahí, justo ahí… nos dimos cuenta que somos simplemente un ladrillo más en esta pared; la pared de la humanidad.

Fans que acamparon desde el viernes por la tarde, y para el sábado al medio día, el Zócalo estaba a una tercera parte de su capacidad total. El ambiente se sentía desde las estaciones del metro y en las calles (cerradas) del Centro Histórico. Algunos rumores de la posible cancelación otros tantos sobre algún comentario o amenaza de Peña Nieto, pero finalmente todo fue en orden, tanto la llegada, el acceso y la salida. Finalmente el amarillismo que estuvo navegando por las redes sociales, sólo se quedó en rumores.

Y el tiempo transcurrió bajo el ambiente de cerveza, gritos de fans alabando a Waters, y una lluvia que le dio un toque especial a esta noche histórica.

En punto de las 7:50 pm, la noche estaba arribando al Zócalo capitalino y las luces se apagaron, entonces apareció en una inmensa pantalla rectangular y en las pantallas instaladas a los alrededores, la hermosa Luna. Fue un viaje de poco más de 10 minutos el que pudimos apreciar sobre la superficie lunar, su lado oscuro y sus océanos. Un motivador entremés para ir entrando en calor al ritmo de “Roger, Roger, Roger…”

Fue entonces que todos avanzamos hacia adelante, hasta no dejar ni 10 cm de espacio entre cada uno de nosotros. Todos listos para recibir a esta gran leyenda del Rock.

Roger Waters.

Y así, en punto de las 8:00 pm surgieron “Speak to Me” y “Breathe”. En este momento, ya la euforia y adrenalina estaba dentro de nosotros. Y jamás dejamos de cantar, corear, gritar y ovacionar.

Al presentar Roger la tercera rola, como un regreso a 1969, (de uno de los discos Conceptuales y mejor elaborados de la historia, el “Ummagumma”), sentí un temblor como el mismo demonio  recorriera mis torrentes sanguíneos, porque era “Set the controls for the Heart of the Sun”. Primera vez que la disfruto en vivo y que no pensé que la fuera a ejecutar. ¡Fenomenal!

Llegaron después “One of These Days”, “Time” y “Breathe (Reprise)”, otra vez. Y también llegó una deliciosa lluvia (de esas con las que me gusta caminar con mi hija). Y de pronto, comienzo a sentir los decibeles de una de las más hermosas composiciones del Rock, “The Great Gig in the Sky”, porque fue con esta rola, precisamente, que hace poquito más de 13 años, que recibía a mi hija Regina del seno materno, y bajo el agua. Ese momento ha sido una de las más bellas sorpresas que haya recibido. Así que por ende, cuando Roger inició los primeros acordes de esta majestuosa composición… recordé a mi hija, y apenas unas lágrimas bajaban por mis mejillas. Impresionante sentimiento, que si no eres padre, jamás lo vas a vivir. Eso sí, las dos coristas, jamás igualarán la voz negra y única de Clare Torry (1973).

“Money”, sí, al maldito dinero, que es un crimen. Fue la rola que llegó después. Se hizo sonar a continuación “Us and Them”, una muestra de que ya no debe haber racismo, intolerancia, muros, etc. De hecho, como dijo Waters; “It shouldn’t be Us and Them, it should be just Us.” La ovación retumbaba en todas las paredes de los edificios aledaños.

Llegaron “Fearless”, “You’ll never Walk alone”, “Shine on you, Crazy Diamond”, “Welcome to the machine” y “Have a cigar”. Entonces la lluvia se estaba desvaneciendo y apenas sentía una brisa húmeda que adornaba la Bandera Mexicana, arriba del escenario.

Cuando “Wish you were here”, llegó; en ipso facto pensé (y creo que todos así lo hicieron) en Syd Barret. En efecto, quisiéramos que aún estuvieras aquí, sigues haciendo mucha falta. Syd, por siempre será otro ladrillo más en el line up de Pink Floyd.

Llegaron “Pigs” y “Dogs” y con estas rolas, fue que Waters arremetió contra Trump. Haciendo alusiones del candidato republicano con un cerdo en diferentes caricaturas y refiriéndose a las pendejas frases que el susodicho ha emitido (o mal emitido) durante su campaña.

Y sí, Trump: eres un pendejo.

Palabras más, palabras menos y llegaron “The Happiest Days Our Lives” y “Another Brick in The Wall (Part 2), en donde, todos los fans floydianos hicimos cimbrar la plancha del Zócalo. Si el Cenapred hubiera registrado el movimiento telúrico ahí mismo, el sismógrafo hubiera registrado por lo menos 2.5 ó 3 grados en la escala Richter. Ese sentimiento, jamás se olvidará.

Directo a la yugular, fue el momento en que llegó “Mother”, y entonces el mensaje en pantalla “Renuncia Ya”. Y no para Mancera, era para el “habitante” del edificio de la izquierda. Pero fue eso, y la letra de esta mega rola y algunas consignas de “Fuera Peña” y “Renuncia”, las que junto con el enorme cerdo negro que viajó por enfrente del escenario, lo que provocó una grandísima “bola de nieve” en las redes sociales. No pasó a mayores. Estimados dos lectores, no hagan mucho caso a las redes, investiguen, indaguen y sean testigos. Sencillo.

“Should I trust in the government?” – Mother.

“Run. Run. Run… like Hell”, fueron las palabras de Waters para iniciar “Run like Hell”. Después “Brain Damage” y “Eclipse”.

Waters y la banda se despiden.

Ah, no esperen… Falta la memorable “Comfortably Numb”. Una rola excelsa que vino para el encore y que todos cantamos al unísono: “I have become comfortably numb”.

Y el broche de oro, para terminar y despedirse fueron las mismas palabras de Roger:

“Viva México, cabrones”.

Y así, hemos sido testigos presenciales de otro evento histórico en México. En 1999, fue “Antes de Metallica y Después de Metallica; y ahora será “Antes de Roger Waters y después de Roger Waters”.
Nadie nos va a contar.

Ahí estuvimos. Ya somos parte de la historia.
Fue un concierto brutal, fenomenal, auditivo y visualmente orgásmico.

"Viva México, Cabrones" - Roger Waters. Oct. 2016

Conclusiones:

1.- Jamás existirá otra banda igual o similar a PINK FLOYD. ¡Jamás!
2.- El Zócalo, por primera vez en más de 524 años, se vistió de gala.
3.- La plancha del zócalo, se cimbró anoche a unos 2.5° en la escala de Richter.
4.- WATERS: ¡Eres Grande!
5.- SYD: Aún haces falta. "Wish you were here".
6.- Trump: Definitivamente Waters tiene razón. Eres un pendejo.
7.- "Renuncia Ya", le dijo Waters al pendejo Peña, justo ahí, a un ladito del Palacio de Gobierno.
8.- Más de 225,000 ladrillos en la pared del Zócalo entramos y salimos en orden.

Pink Floyd, por siempre.

Dedicado con mucho Amor para mi hija, Regina Elizabeth, quien es fan de Pink Floyd, y por The Great Gig in The Sky, que causó una de las más bellas experiencias en mi vida, al recibirla en su nacimiento, hace poco más de 13 años.