HEAVEN AND HELL
Quince años después… y sigo entre el Paraíso y el Infierno.
Por Carlos Zaldívar
“They say that life's a carousel
Spinning fast, you've got to ride it well
The world is full of Kings and Queens
who blind your eyes and steal your dreams
It's Heaven and Hell!"
Heaven & Hell Title Track 1980
Finalizaron con Paranoid en la estruendosa voz de Ronnie James Dio y mi alma descansó: La espera de más de tres años para ver a Black Sabbath había terminado y fue totalmente satisfactoria. Era noviembre de 1992.
Hoy, casi quince años después, otra incansable espera dio inicio en marzo de este año, 2007. Los rumores y las malas lenguas navegaban por Internet y finalmente Reforma publicó una entrevista con Dio donde éste confirmaba que Black Sabbath vendría a la Ciudad de México. La fecha no estaba confirmada. En este tour Black Sabbath viajaría bajo el nombre de HEAVEN & HELL.
Diariamente al conectarme a la súper carretera de la información, no había día en que consultara el website de Black Sabbath. Fechas, lugares y todo lo relacionada se iba subiendo conforme fluía la información: El concierto en Nueva York, el lanzamiento del álbum “The Dio Years”, los conciertos en Europa, Australia… y poco a poco los días se apretaban y México ni sus luces…
Marzo y los dos meses siguientes fueron de noticias, rumores y seguir el tour por el website alrededor del planeta, para que finalmente en junio se publicara oficialmente que HEAVEN & HELL pisaría suelo azteca el 30 de agosto de este año.
Los boletos se empezaron a vender en la primera semana de julio….
El jueves treinta de agosto, bajo una llovizna tenue y acompañado de mis dos hijos, amigos y primos nos dimos cita en el recinto de Reforma. La misma alineación de hace quince años se presentaría nuevamente para ofrecernos todo un repertorio de The Dio Years. Tony Iommi, Geezer Butler, Ronnie James Dio y Vinny Appice estarían oficiando en el escenario los temas de “Heaven and Hell”, “Dehumanizer” y “Mob Rules”.
Después del rito de la playera y de la respectiva cerveza previa al concierto, entramos como fieles devotos de Black Sabbath, a nuestro lugar.
Las luces se apagaron y las ovaciones dieron inicio, todos de pie para escuchar la introducción de “E5150” y enfocarnos en la personalidad oscura y divina de Tony Iommi.
“Mob Rules” le siguió a tan efusiva introducción y de aquí… ¡Larga Vida al Metal!
La imagen de Dio en el escenario de un adulto mayor no se puede ocultar, ni tampoco su estupenda y estruendosa voz comandando a la legendaria banda que evangelizó a este planeta con un heavy metal denso.
La guitarra en todo su esplendor dio la bienvenida a “Children Of The Sea” y las aclamaciones para la banda no cesaron, continuando con “I” y “The Sign Of The Southern Cross”. ¡Que maravilla de rolas! Fueron momentos que nos evocaron aquel LP de “Live Evil” que fuera interpretado casi en su totalidad en el Palacio de los Deportes hace quince años, y que incluye temas de la era Ozzy.
“Voodoo” llegaría a continuación para ofrecernos las experiencias de Terry “Geezer” Butler en terrenos de la magia negra. “Computer God” y “Falling Off The Edge” continuaron con esta majestuosa clínica de “como tocar rock pesado” y de cómo el mejor guitarrista del metal se muestra humilde y poderoso con las cuerdas de ese instrumento tan bullicioso y acústico.
Cada vez que Iommi pasaba al frente presumiendo su guitarra repleta de cruces el homenaje era enorme, sus “prótesis en los dedos” aún tienen mil años de vida para acariciar y tentar a esa guitarra al mejor y más denso metal del planeta.
El auditorio no se llenó, pues este tipo de metal es elitista y para oídos finos, pero aún así las glorificaciones eran descomunales. Alguien lanzó el comentario (posterior) de que Butler y Iommi estaban fríos… pues dejen les digo que simplemente son los músicos más humildes que no requieren brincar ni revolcarse como cualquier pendejo en el escenario para hacerse presentes y llamar la atención. Esto, señores, se llama seriedad en el escenario, disciplina ante el metal y mucho respeto para el público y para ellos mismos.
Y de Dio, ni que decir, siempre tan soberbio en el escenario y con los cuernos en manos alabando al puro, total y absoluto heavy metal, con esa voz que bien puede considerarse como el mejor vocalista del metal; además de que su trayectoria profesional así lo ha constatado. Ha cantado con Rainbow, ELF, Black Sabbath y el proyecto como solista, aunque algunas veces también ha compartido el escenario con Deep Purple.
Continuaron con una rola excepcional y tan densa capaz de romper tímpanos a buen volumen, “Die Young”. Y ¿por qué no? Ya después de este recital de Sabbath, cualquier día es bueno para morir… joven. “Heaven and Hell” es la rola que sigue en el setlist y que le da nombre a esta alineación de Sabbath.
“Heaven and Hell” es un álbum que no puede faltar en la colección de cualquier melómano, y esta vez en vivo, es interpretada en una larga versión donde todos (absolutamente todos) se lucen como músicos de metal.
Las luces se apagan y a la voz de “you’ll going to burn in hell”, el rostro de Dio es alumbrado por una luz roja, tenue y en ese momento, la imagen del mismísimo demonio hizo presencia en nuestra mente.
Butler eleva el grave y estruendoso sonido del bajo a un nivel que nuestra piel vibra.
Y bueno, Appice siempre tan potente con esas baquetas, esta vez con una batería que incluía dos racks verticales (uno de cada lado) con tres tambores cada uno, que retumbaban al compás de sus brazos.
Iommi, simplemente una divinidad de negro ante nosotros. Acaso… “Good guys, don’t wear Black?”
Llegó el encore y por un instante pensé: “¿Cuándo van a regresar a esta ciudad?”. Y ahora otra espera inicia.
“Shadow Of The Wind” inció el final de este concierto, rola que se incluye en el álbum The Dio Years y que es parte de la nueva tercia que compusieron estos cuatro músicos.
Finalmente, la rola tan esperada: “Neon Knights” cerraba el evento. Nos persignamos y nos retiramos, aún atónitos de lo acontecido en el Auditorio Nacional.
Esta vez, quince años después, lo disfruté en compañía de mis dos seguidores: Carlos y Rick.
Por cierto, Scott Warren estuvo detrás del escenario, que simulaba una iglesia medieval. Esos teclados ya no faltan con Black Sabbath.
Poco más de una hora y media y con algunas rolas faltantes, pero bastó para emocionaros.
Heaven and Hell, por los siglos de los siglos…