JUDAS
PRIEST
Poder y
Energía Metalera, Brutales en el escenario. El Papa Halford y banda, en Tierra
Azteca.
Mayo 8 de
2015. Palacio de los Deportes.
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Palacio de los Deportes. |
La Antífona
de la Comunión:
Una inurbana parafernalia para conseguir mi
boleto y poder asistir a esta misa (una más) de la segunda mejor banda del
Universo, claro después de Black Sabbath. Que si un boleto, que si dos, que si
hoy, mañana o pasado mañana, pero literal, la señorita de la taquilla en el
Palacio de los Deportes, me dijo: “Es el último boleto de ese precio en esa
sección” –
Apenas el medio día y ya los puesteros tendían
algunas playeras con el logotipo de “Judas Priest” sobre la banqueta, y uno que
otro fiel de esta religión deambulaba por el metro Velódromo.
Las manecillas del reloj avanzaban, pero
finalmente tenía ya mi boleto en mano, ya sólo era cuestión de esperar, seguir
escuchando a Judas Priest en el iPod y localizar a la banda para la convivencia
y las fotos del recuerdo.
Primera Lectura:
En punto de las 8:30 pm y con una manta en el
escenario, se leía: “Ágora”.
Banda nacional, cantando en español, y obvio,
pues no mucho de mi agrado. Amén de que la ecualización del sonido estuvo
fatal. Los graves a altísimo volumen, la distorsión de la voz con las liras,
etc.
Así que mejor vayamos directo al…
Evangelio según San Judas Priest:
Después de estarme jeteando (literal) durante
la presentación de Ágora, vi el reloj, y los números estaban ya en 9 y en 29.
Las luces se apagaron y se escuchaban de fondo “War Pigs”, cuya sirena me
fascina como introducción a la rola y “Battle Cry” para que posteriormente
llegara “Dragonaut” a prender al Domo de Cobre, y fue que en ipso facto me
levanté, para ya no volver a sentarme. Halford entró con esta rola y el báculo
en mano para dar la bienvenida a los fieles mexicanos de esta mega bandota. La
ovación fue tremenda y los gritos y aplausos, ensordecedores.
Llega la maravillosa “Metal Gods” y el éxtasis
va creciendo. En esta ocasión, el concierto no tuvo un gran escenario como en el
Tour del Nostradamus o como en el Angel of Retribution con Whitesnake, ahora
fueron pantallas con videos sobre los álbumes y esa diferencia hizo del
concierto que tuviera una originalidad exclusiva.
Llegó “Devil’s Child” y la genta no dejaba de
brincar. En la pista se observaban varias áreas con “Slam” y en muchas
ocasiones, vi volar “cerveza” y “vasos” entre todos los fans en esa área. Algo
tuvo el Palacio en mejoría, porque el sonido fue perfecto. La diferencia fue
mayor, cuando termino Ágora y cuando empezó Judas Priest. El poder auditivo
estaba en cada rincón del recinto de Av. Añil, fue espléndido.
Luego, en pantalla aparece la portada del “Sad
Wings…” y exclamé: - ¡Puta Madre Victim! – Y efectivamente, con delicadeza,
llegó “Victim of Changes”; una de las extraordinarias composiciones de esta
banda y donde Rob demuestra que el poder de su voz ahí está, y que va a durar
mucho. ¡Rolota!
“Halls of Valhalla” llegó después y curioso,
algunos “posers” o “pseudo fans” se sentaron. Muchos seguimos de pie,
ovacionando a esta enorme banda. Y es que no es para menos, Judas Priest es
para verdaderos FANS, y como alguna vez comenté algo al respecto sobre Star
Wars, y mi amigo Armando López lo confirmó: Sólo para verdaderos fans. Y es que
para algunos pocos, Judas es “Breaking the Law” y “Living After Midnight” y
nada más. Después del Nostradamus, y hoy con el Redeemer ya muchos hicieron
caso omiso.
Para mí en esta ocasión superaron mis
expectativas, Halford, Tipton, Faulkner, Hill y Travis; y más porque tengo la
referencia de que los vi por primera vez en 1984 en el Irvine Meadows de
California y de igual manera siempre que Judas Priest o Halford (como solista)
han venido: Ahí he estado.
Después de un brevísimo lapso, aparece en
pantalla la portada pasmosa del “Defenders of the Faith”, con el Metallian
Azul, y se descargan los decibeles para “Love Bites”. ¡Exquisita! Y
precisamente con este álbum y la gira, fue que me tocó verlos en California.
Aún Halford con pelo y con KK en las liras. “Love Bites” prende aún más al
público y al fondo aparecen escenas de la asombrosa película con el vampiro más
famoso del mundo, “Nosferatu”. Judas Priest, asombra.
Y del Redeemer llega “March of the Damned”
donde se confirma que el reciente (no el último) álbum de esta bandota tiene
aún mucho que dar y aportar a la escena mundial del METAL.
Con fondo una maquinaria excelsa con pistones y
engranes se presenta “Turbo Lover”, ¡Enorme! ¿Cansancio? Ja, eso es para los
viejitos y alguno que otro jovenzuelo imberbe que entiende al 100% al Sagrado
Judas. Todos seguimos gritando, brincando y cantando… “I’m your Turbo Lover”,
Yeah!
La rola homónima del Redeemer llega y con más
poder en la voz, disfrutamos “Redeemer of Souls”. En verdad que los años no
pasan en vano y Rob ya no se mueve tanto como en la década de los ochenta, pero
ahora esos movimientos son más maduros y con clase. Ah, pero eso sí, la voz la
sigue conservando tan potente como en aquellas rolas del “Sad Wings of Destiny”.
“Stained Class” aparece visualmente y entonces,
sabíamos: “Beyond the Realms of Death” iniciaría en cuestión de segundos. Es
otra rola de las más grandes del Metal y donde Halford presume la enorme voz
que posee. Una rola de 1978 y con un poder tan brutal como el mismísimo Heavy
Metal, al estilo del año 2015: ¡Bestial!
Otra del Defenders que llegó fue “Jawbreaker”
con un fondo voraz de una serpiente y los excelsos ruidos de las liras y de la portentosa
bataca de Mr. Scott Travis, ¡Qué Bárbaro! Éste si es un baterista de primer
mundo y tan perfecto como muchos otros. No cabe duda de que “El hombre no sólo vive
del Metal… es de lo único que debe vivir”. Frase histórica de Memo “Rock”
Sandoval, el sultán mayor.
La frase de “Breaking the What…” se escucha en
el escenario varias veces y la respuesta del público es inmediata: “The Law”. Y
la estruendosa ovación a la banda es estrepitosa, porque… “Breaking the Law”
llega para romper las leyes auditivas y el máximo de decibeles permitido.
¡Pinche sonidote que se carga la banda! Además de que, obvio, contaron con
excelentes ingenieros de sonido para una muy buena ecualización.
Halford se mete tras bambalinas y de pronto, el
enorme sonido motorizado de una Harley se escucha en todo rincón del Domo de
Cobre. Un sonido increíblemente espectacular y resonante, porque sabíamos que “Hell
Bent For Leather” estaba por llegar. Y efectivamente, tras la cortina empezó a
rodar suavemente la Harley con Halford en ella. Arribó al centro del escenario
y sin bajarse, el Papa se aventó esta maravillosa rola que se incluye en el “Killing
Machine” u homónimo (dependiendo de donde se haya editado) y yo… perplejo,
cantando y brincando pero asombrado de tan enorme misa que estaba presenciado.
Porque Judas Priest es de las bandas con las que he crecido.
Hay bandas que las conoces en un momento y en
menos de una hora bajas la discografía, y a lo mejor eres un fan más. Pero no
es lo mismo HABER VIVIDO álbum tras álbum cada año que pasaba. Con Judas Priest
he estado en mancuerna desde 1976 con el Sad Wings y años después pude
conseguir el LP de Rocka Rolla, de 1974, ya con otra portada y luego con la
portada original. Es un orgullo del cual puedo presumir y que muchos no lo
tienen. Caso contrario puedo decir, más no presumir, que son fan de
Annihilator, pero no viví todos sus álbumes año tras año, sino que de un jalón
los bajé todos. Pero hasta ahí, son fan nada más.
Se apagan las luces y se despiden, pero no, era
apenas el encore y tras ovaciones y gritos, vuelven con “The Hellion” y “The
Electric Eye”. Judas es una banda que prende a todo un Palacio de los Deportes
y podría hacerlo también con el estadio de Rungrado, en Corea, con capacidad de
más de 150,000 personas y a cada uno de los asistentes prendería de igual
manera. Rolota ésta y de igual manera al terminar se alejan un poco, todos…
tras las cortinas del escenario.
Faltaba otro encore, lo sabía, porque sabía que
debían cerrar con la enorme rolota de “You’ve Got Another Thing Comin’”. Y así
fue. Esta rola fue el orgasmo auditivo perfecto. Nota tras nota, coreando y
gritando como un enajenado fiel al Sacerdote Judas.
Pero no fue todo, faltaban ya para cerrar, y
llegaron para hacerlo, con broche de oro: “Painkiller” y “Living After Midnight”,
y las Sagradas Escrituras habían terminado de cantarse. De despedida se
escuchaba “Beginning of the End”.
Todo un placer porque Judas Priest es por los
siglos de los siglos.
Escribo estas breves líneas y aún sigo sordo,
pero escuchando el Screaming for Vengeance de fondo musical.
Un mega placer haber visto y saludado a muchos
de la banda, en el Domo de Cobre y a quienes les dedico esta reseña: Gisela,
Diego, Alan, Tonatiuh y Eddie. Sé que fueron más pero ya no tuve la fortuna de
encontrarlos.
Siguiente probable parada: “Machine Head”.
Metal Rules the World.
P.D. Es una breve reseña, pero casi todas las
de Judas Priest están en este Blog.