Ganar o Perder
Por Carlos Zaldívar
Tan sencillo parecería el debate o reto de decir y hacer: Ganar o Perder. Siempre pensamos en que todo debe salir como queremos, como deseamos y mejor aún: que obtengamos resultados como Dios quisiera (sintiéndonos nosotros Dioses). De tal manera que la vida debería ser así, sin conflictos ni emociones negativas o lineamientos propuestos por Dios. Deber ser Tono o Nada, Ganar o Perder. En ocasiones esto no se da. Y no precisamente porque no sea el producto o el fruto de algo no deseado, simplemente porque es en contra de nuestra voluntad y es (casi siempre) con toda nuestra voluntad.
Cuando pensamos en un juego, inmediatamente colocamos nuestros sentidos y emociones en Ganar o Perder, no pensamos en la competencia, sino en el premio obtenido al final: Celebrar la victoria o sufrir la derrota. Por este motivo no soy muy afecto al Soccer. Además a quien le importaría empatar, igualar o que hubiera dos ganadores… por qué no habría dos perdedores.
Es aplicable a las relaciones humanas, el ser o no ser de la vida misma. El estar con alguien o no estarlo. Aquí no debe haber situaciones a medias.
Recuerdo que tiempo atrás escuché “que alguien siempre está con quien lo necesita”, y es cierto. Esta necesidad surge de nuestra voluntad y de una voluntad divina.
Ciertamente nosotros forjamos nuestro destino, generalmente inconscientemente y al final ofrecemos gratitud a Dios. ¿Por qué? Si finalmente se cumplió su deseo. Utópicamente pensaríamos que Dios estuvo con nosotros. Aseguro que nosotros fuimos compatibles con su deseo, que nosotros lo quisimos y lo forjamos a que se diera.
Tan difíciles han sido y serán cada día más, las relaciones con otras personas y hasta con nosotros mismos.
Pero las emociones y sentimientos serán los mismos, al igual que los valores, cuidándolos y resguardándolos como lo más preciado en el crecimiento de nosotros. Importancia de tal magnitud es el decir a alguien “te quiero” o de “abrazar” a quien queremos hacerlo… o “besar” a esa persona con la que queremos estar. ¿Quién nos impedirá tales acciones? Sólo nosotros inconscientemente.
En cualquier tipo de relación existirá el Todo por el Todo. Siempre entregarnos a nosotros mismos al cien por ciento. Ganar o Perder. La vida será un juego en el que “empatar” no está permitido. Y en tal caso existirían los tiempos extras y los tiempos de compensación; y es aquí cuando podemos volver a nuestro juego y si alguna vez lo dábamos por perdido, entonces recuperaríamos la victoria. Nuevamente engendraríamos un nuevo destino. El destino que nos lleve a la felicidad por completo. Al éxito que todos nos meremos, aunque la búsqueda sea tardía.
Los buenos guerreros no miran atrás, simplemente avanzamos, y de sorpresa al amanecer nos damos cuenta que triunfamos.
Dedicado a ti, por cambiar el placer de un cd, por el placer de un beso.